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EL jorobado de Notre Dame

¡Bienvenidos pasajeros! Este año Walt Disney celebra sus 100 años, y aunque tengo muchas críticas, y una buena dosis de desprecio hacia sus decisiones corporativas, quiero aprovechar la coyuntura para celebrar el trabajo de los artistas empleados (y muchas veces explotados) por el estudio analizando en las siguientes semanas tres de sus clásicos animados, que considero infravalorados.


Estrenada en 1996, la película es dirigida por Gary Trousdale y Kirk Wise, escrita por Tab Murphy, Irene Mecchi, Bob Tzudiker, Noni White y Jonathan Roberts. Aunque le fue bien en taquilla, la recepción crítica fue mixta al momento del estreno, al considerarla una variación demasiado drástica el resto del renacimiento, y sólo recibió una nominación al Oscar por su música, que no ganó, algo insólito en la década.


Basado en la novela de Victor Hugo, la historia sigue al campanero de la catedral de Notre Dame, Quasimodo, contrahecho pero de buen corazón, y su amor imposible por la romani Esmeralda; por el que compite con el capitán Febo y el juez Frollo. El talento vocal está integrado por Tom Hulce (Quasimodo), Demi Moore y Heidi Mollenhauer (Esmeralda, actuación y canciones respectivamente), Tony Jay (Claude Frollo), Kevin Kline (Febo), Paul Kandel (Clopin), Jason Alexander (Hugo), Charles Kimbrough (Victor), Mary Wickers y Jane Withers (Laverne, la primera falleció a mitad de la producción y la segunda completó su trabajo), así como David Ogden Stiers (archidiácono).


En primer lugar, debo decir que considero un poco inútil comparar la animada con la novela original; pues es evidente que cambios se tuvieron que hacer para volver la historia más apropiada para un público en general. Por supuesto, estoy consciente que la versión literaria es mucho más madura, y tiene más tiempos para explorar de forma más compleja sus temas, pero también considero que, si se toma en cuenta la época en la que se realizó, la adaptación tiene cierta valentía y se sostiene por sí misma como pieza de ficción.


Voy a comenzar diciendo cual es sin duda el principal problema de la película, y es la disparidad tonal que presenta. Cuando se atreve a ser oscura (inicia con referencias a infanticidio y racismo, y la sensualidad en el movimiento de Esmeralda es atrevido para la época), creo que es de los guiones más fuertes de todo el Renacimiento Disney, pero el estudio sintió la necesidad de equilibrar la madurez con humor infantil, encarnado en la cabra (aunque esta entra dentro de la dinámica planteada para el pueblo Romani) y las gárgolas, acusadas por muchos críticos de arruinar la película. Aunque puedo entender de dónde vienen, creo que el plurar está mal empleado, pues dos de esos personajes (Victor y Laverne) hacen un trabajo adecuado, si bien no extraordinario, como compañía y mentores del protagonista y es sólo el personaje de Hugo, escrito con un pésimo timing cómico, el que arruina el conjunto. Quizá una edición de la película con 8 minutos haría muchos favores a su ritmo tonal, pues creo que los elementos positivos, incluso algunos humorísticos, superan a los negativos.


En el párrafo anterior hablaba de una madurez a la que pocas películas del estudio se atrevieron antes, y mucho menos después, y esto se debe a los temas que desarrolla. ¿Quién es el monstruo y quién es el hombre? Pregunta la cinta al final de su prólogo, y aunque la exploración de la naturaleza humana a través de las apariencias físicas y la moralidad es un aspecto importante, el guion es mucho más complejo. Quasimodo es un personaje con el que es muy fácil empatizar, pues la soledad y el aislamiento no necesariamente son materiales, y el paralelismo con el rechazo social es una exploración necesaria para muchos jóvenes. La película, sobre todo en el apartado visual, es sorprendentemente explícita al tratar temas tabúes como la lujuria; y el genocidio es mostrado tanto de forma visual como verbal, lo que permite también explorar el tema de la justicia ¿debe ser implacable o debe ser piadosa?, así como la naturaleza de la corrupción, que el villano asocia con la pobreza, la vulgaridad, y el extranjerismo, pero el mensaje de la cinta encauza hacia el orgullo.


En ese sentido, quiero dedicar un espacio aparte a comentar como la película trata la religión, pues muchos ensayistas han tachado la adaptación de cobardía al convertir a Frollo de un diácono a un juez, por instrucciones del estudio. Aunque no le quito validez a esta opinión, me resulta difícil negar que la cinta sigue siendo profundamente religiosa, con menciones textuales de términos como pecado, infierno, condenación, penitencia y Dios. En cuanto a cómo la religión es incorporada a la historia, creo que no se pierde mucho (salvo hacer menos explíticta su hipocresía) al cambiar la profesión de Frollo, pues se mantiene su caracterización como un hombre que se conduce con fervor y fanatismo religioso, pregonando rectitud pero usándolo como excusa para oprimir y subyugar. Asimismo, si bien el elemento de la novela de como las instituciones son frías ante la necesidad de los pobres se diluye sin duda, creo que la visión que se hace de la fe es más balanceada, en la que la incongruencia de Frollo es contrastada con la piedad demostrada por Esmeralda, convertido en un personaje cuya fe es puesta en primer plano. Entre un personaje que sigue sólo en apariencias los preceptos, y uno que sigue los valores de compasión y empatía pero pertenece a una minoría, la intervención divina explícita en el tercer acto es necesaria para que las audiencias más jóvenes terminen de comprender el mensaje, además de realzar la importancia narrativa de Notre Dame como personaje, de la que depende el éxito del clímax.


La animación sigue el estándar de la época, tanto en escenarios como en diseño de personajes, y aunque hay algunas decisiones directoriales muy dinámicas (el final del número musical Out There, y la escena de Santuario son las más memorables en ese sentido), no innova mucho en comparación con sus contemporáneas. Sin embargo, hay dos avances importantes que sobresalen en este apartado: una mejora significativa en la creación de modelos para diseñar multitudes en el que puedas separar unos individuos de otros con movimientos detallados independientes (lo cual tiene lógica, considerando que es sólo la tercera película de Disney Animación que se desarrolla en un entorno urbano, y la primera en la que éste juega un rol importante); y la paleta de colores, que me parece extraordinaria por su belleza, sobre todo en el uso del morado, el naranja y en menor medida el azul para crear atmósfera y apoyar de manera sutil la caracterización, tono y temas.


Ya hablé con anterioridad de las gárgolas, pero quiero mencionar aquí a los otros personajes centrales. Clopin es un narrador muy eficiente, que le aporta a sus escenas la dosis de energía que se necesita para que la audiencia no se sienta apesumbrada, pero cumple otra función fundamental: si Esmeralda es retratada como la víctima, el objeto de deseo o la encarnación de la compasión, se necesitaba otro personaje que mostrara de una manera más clara la controversial cultura de los romani, que contextualizara su persecusión y aportara un poco de complejidad al asignarle a este grupo también momentos oscuros. Esmeralda es un personaje femenino insólito en el que creo que se logró un balance poco común entre fortaleza y vulnerabilidad, aunque su rol es disminuido y pierde capas en el tercer acto; mientras que Febo es un personaje más interesante en la película que en la misma novela, si bien lamento que no tuviera una canción, lo que lo vuelve menos memorable que sus coestrellas y su romance con Esmeralda más débil que otros de la compañía. Quasimodo, como escribí antes, es un protagonista muy carismático, dada sus motivaciones, y creo que la película hace un buen trabajo en explorar a través de él temas que en la contemporaneidad han salido a relucir como la manipulación y la relación tóxica, sin ignorar su conjunto de habilidades. Sin embargo, es Frollo el personaje más memorable de la película, sin duda alguna, y en mi opinión el mejor villano de Disney Animación, no por tener motivaciones complejas (de hecho, es el mal absoluto), sino porque su doble moral y código de valores está bien planteada, y es una maldad mundana, demasiado cercana a la realidad.


Cierro, como siempre que hablamos de musicales, con el apartado sonoro, que en este caso corre a cargo de Alan Menken (música) y Stephen Schwartz (letras); pero antes de desglosar las canciones, debo dedicar unas palabras para reconocer el talento en la orquestación, que oscila entre lo gregoriano gótico (gracias a un coro en latín muy bien utilizado) y lo operático, pues le da a las escenas la atmósfera que la temporalidad requiere dotándolas a la vez de un sentido épico. Ahora sí, ordeno las canciones de una muy fuerte banda sonora en el orden en el que las disfruto:

  • A guy like you: Aunque tiene ciertos valores de composición, es el único número musical que parece fuera de lugar en la narrativa, no sólo por la diferencia en el tono, sino por las referencias anacrónicas en el montaje, que rompen con el realismo al que apunta el resto de la cinta.

  • Topsy Turvy y The court of miracles: Los dos números más movidos de la cinta, con la coreografía con más personas en movimiento, no son las más complejas a nivel de letra, pero cumplen a la perfección su tarea de agilizar el ritmo y aportar levidad con humor negro.

  • God Help the outcasts, Someday: Una forma parte de la película, la otra está en los créditos, pero estas preciosas baladas, lentas y tristes, encapsulan muy bien los temas de la película.

  • The Bells of Notre Dame: Con la orquestación más compleja de la banda sonora, hace un muy buen papel resumiendo la información del prólogo y marcando el tono de la cinta.

  • Out there: Separándose del resto por una introducción a cargo del villano, es de las canciones tipo I want más conmovedoras de Disney por la inocencia y abnegación del deseo del intérprete, apoyado de una muy buena dirección y acompañamiento de la música.

  • Heaven's light/Hellfire: Desde el título se puede ver porque estas dos piezas van en conjunto, y se intepretan un después de las otras, y encapsula a la perfección las diferencias entre Quasimodo y Frollo, pues hacen referencia a como perciben la atracción que sienten por Esmeralda. Adentrándose en Hellfire, una letra oscura y un uso perfecto de iluminación y color la convierten en por mucho, la mejor canción de un villano de Disney en su historia,



Hasta el próximo encuentro....


Navegante del Clío

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1 Comment


raul221063
Dec 28, 2023

¡Cuántos aspectos que no vemos cuando miramos una película!

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