Breve historia del ajedrez
- raulgr98
- 30 sept 2022
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! El ajedrez es uno de los deportes más conocidos en todo el mundo, siendo quizá el juego que goza con el más alto estatus cultural en la historia. Desde la antigüedad fue utilizado para educar a príncipes y nobles en el arte de la guerra, y hoy en día millones de expertos en todo el mundo se prueban a sí mismos en una demostración de estrategia, un silencioso duelo de voluntades con el rival. En este breve texto deseo informar al lector como se extendió por el mundo, pues quizá su carácter universal puede ofrecer un motivo detrás de su permanencia.
Hasta donde las fuentes históricas nos permiten afirmar, el juego que se convertiría en ajedrez tiene sus orígenes en el imperio Gupta de la India (siglo VI), siendo llamado chaturanga (cuatro brazos en sánscrito). Este nombre hace referencia a las cuatro divisiones del imperio gupta: infantería, caballería, elefantes y carros. Esta versión primitiva ya cuenta con tableros de 8x8 y era usado para enseñar estrategia militar. Desde esta variante existían 6 tipos de piezas: el rey, el consejero (que se convertiría en la reina y originalmente sólo se podía mover una casilla diagonal), el elefante (alfil actual, pero solo podía moverse dos casillas diagonales), el caballo (mismo movimiento), el carro (hoy conocido como torre, mismo movimiento) y la infantería (o peón, movía igual).
Tan sólo un siglo después, el imperio sasánida (persa) invadió la india y cambiaron su nombre a chatrang. Los persas mantienen más o menos las mismas reglas, pero cambian las piezas a un estilo de tallado más abstracto, principio que se mantiene en la variante actual. Paralelamente, monjes budistas lo llevarían a China, Japón, Tailandia y Mongolia, preservando las reglas y figuras de la India.
Cuando los árabes conquistan la actual Irá en el 654, adoptan el juego como Shatranj y lo distribuyen por todo su imperio, introduciendo las expresiones Shah (rey) y Shah Mat (rey acorralado) que eventualmente se transformarían en Jaque (check) y Jaque Mate (check mate), además de establecer el blanco y el negro como colores de las piezas.
Del mundo árabe (particularmente Constantinopla, en poder del Islam) el juego se extendería lentamente por Europa. Los habitantes moros del norte de África lo llamaban shaterej, lo que derivó en el español acedrex (que terminaría por convertirse en ajedrez). Los nombres árabes serían mezclados con lenguas locales para producir muchas combinaciones actuales, tales como zatrikion (Grecia), echecs (Francia), scacchi (Italia), Schach (Alemania) y Shakmaty (Rusia), entre otros. El primer registro en Rusia y en España se encuentra en los siglos IX y X respectivamente, jugándose en todas las cortes europeas para el año 1000 y siendo publicado su primer libro de reglas europeas en España en 1283; las piezas adquieren sus nombres y formas finales en la Holanda del siglo XII y el juego adopta su forma actual en el siglo XV cuando la reina y el alfil extienden sus movimientos, pero el reloj se introduciría hasta 1861.
En cuanto al ajedrez competitivo, los primeros registrados en la historia se dieron en Francia en 1834, mientras que el primer torneo profesional se juega en Londres en 1851 (ganado por el alemán Adolf Anderssen), celebrándose el torneo mundial de ajedrez en 1886 (jugado en Estados Unidos y ganado por el austriaco Wilhelm Steinitz), siendo con este evento que el juego se convierte oficialmente en un deporte aceptado internacionalmente, que se practica competitivamente en todo el mundo.
Dos son los aspectos que quiero resaltar de esta larga historia. Aunque el juego se popularizó en Occidente, no hay que olvidar que tiene un origen oriental, pero su aceptación en todo el mundo dice algo de las similitudes entre todas las culturas y la persistencia de ciertas características fundamentales del ajedrecista y comunes a la humanidad en lo general: la ambición, la lógica y el orgullo. El otro elemento que quiero resaltar es como las reglas no han cambiado prácticamente nada en quince siglos, lo cual tiene dos explicaciones: un historiador propondría que se debe a que, si se obvian los avances tecnológicos, las formas de hacer la guerra no son muy distintas de una cultura a otra. Por otra parte un psicólogo afirmaría que esto es una prueba de que reglas sencillas y atractivas son capaces de arraigarse en el tiempo más allá del lenguaje, la cultura o el espacio.
Concluyendo, espero que la próxima vez que tomen un tablero de ajedrez piensen que no sólo están siguiendo los pasos de cortesanos europeos, sino que retoman el legado dejado por sabios hindúes, generales persas, príncipes otomanos y mercaderes bizantinos, todos hermanados a través de los siglos por la misma pasión. En ese sentido, los 64 escaques y 32 piezas que encontrarán ante ustedes en parques y cafeterías sean quizá lo que más nos acerca a una identidad universal.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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