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Contra el abstencionsmo, parte 1

¡Bienvenidos pasajeros! En más de año y medio con Navegante del Clío, rara vez he emitido opiniones políticas. No porque no las tenga, sino porque cada vez me parecen más improductivas, dado que en todo el mundo los entornos virtuales favorecen la polarización. Sin embargo, puesto que la gráfica del martes abordará el tema de la participación en elecciones federales, espero que esta petición sea un preámbulo.


Pese a que considero que mis convicciones personales son muy firmes, y hay quienes dirían que demasiado cerradas, hago mi mayor esfuerzo por alentar el intercambio de opiniones en mi día a día. Algunas de mis amistades, así como hombres y mujeres que respeto en el ámbito profesional, han sido consistentes en apoyar propuestas, partidos y personas opuestas a mis propias ideas. Sin embargo, la relación no ha sido afectada de forma irreparable por dos motivos: el primero es que considero que, pese a las diferencias, sigue habiendo cosas que podemos aportarnos a nuestras vidas, y por el otro, tengo un irrevocable respeto por quienes ejercen su derecho al voto, aunque sea por una postura que yo considere errada, porque al menos puedo reconocer que valoran la participación ciudadana, y que tienen la responsabilidad de defender sus posturas.


No es este el espacio para valorar si hemos tenido buenos o malos gobiernos, pero en esto si soy muy firme: el mayor problema de este país es el abstencionismo, que aunque aquí lo manejaré en términos electorales, afecta a otros aspectos de la vida diaria, pues es un síntoma de la apatía y la resignación. Están quienes no votan porque lo creen inútil, otros que les da pereza, y otros a los que sencillamente no les importa. Sin embargo, lo que sigue siendo muy común son las quejas constantes sobre la situación de México y el mundo sin aportar nada a la solución, ni siquiera el perder media hora de un domingo cada tres años.


A veces puede parecer que el votar puede ser un ejercicio inútil, puesto que la mayoría de las promesas son vacías, los obstáculos demasiado arraigados y la desinformación dominante en el discurso, pero aún así, mi petición del día de hoy es que hagan lo posible por enterarse de las campañas, por grises que sean (una crítica que comparto plenamente), ya sea viendo los discursos; leyendo o visualizando los resúmenes que seguramente se encontrarán en el internet al día siguiente, en aras de tomar una decisión lo más informada posible. Eso incluye también saber todos los niveles en los que se celebrarán elecciones, pues en países como el nuestro, trágicamente presidencialistas, la lucha por el ejecutivo domina la conversación, y la conformación del Poder Legislativo, cuya responsabilidad y poder es, al menos en la constitución, aún mayor, queda decidido por las bases militantes y los grupos de poder.


Respondiendo de antemano a una de las críticas más comunes a la democracia, en efecto, es una gran frustración también para mí ver cómo, en más de un país, no existe la menor conexión por ninguna de las opciones, ya sea por que son muy criticables o porque carezcan de las habilidades para producir identificación. Por eso mismo es que no hago recomendaciones de voto y en lo posible trato de no inducir preferencias específicas, pero el escepticismo no tiene porque convertirse en inacción, y el cinismo no es excusa para no expresar la voz. Recuerden esto: un voto nulo es mucho más valioso que uno inexistente.


Disculpenme por lo frontal de mi petición, que corroboraré con hechos en unos días, pero es que cada vez me cuesta más no ser pesimista ante el panorama nacional e internacional. Los canales de representación deben ser más transparentes y dinámicos, con mayor apertura para candidaturas independientes, reduciendo el coto de poder de las lógicas partidistas, pero el que las cosas no estén bien no significa que debamos abandonar los espacios que aún nos quedan para expresarnos. Tal vez sea una lucha sin futuro, pero una que debe pelearse aún así.




Hasta el próximo encuentro...


Navegante del Clío

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