En defensa de La leyenda de Korra
- raulgr98
- 16 mar 2024
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! El día de hoy no será una recomendación normal de serie, pues no hablaré de detalles técnicos, ni profundizaré en la narrativa. Mi motivación es que, con el regreso al ojo público que tuvo el mundo de Avatar con la reciente adaptación en live-action, tuve deseos de revisitar la secuela de la serie animada, 52 capítulos emitidos entre 2012 y 2014; muy vilipendiada entre un sector vocal del fandom.
Lo primero que debo dejar en claro es que esta no es una defensa a ultranza de la Leyenda de Korra, pues no estoy ciego a sus debilidades. La estructura de la segunda temporada me parece poco menos que terrible, y creo que hay serias fallas en la química de los personajes secundarios (el nuevo equipo Avatar no interactúa lo suficiente, y el intento de triángulo amoroso es lamentable), pero también considero que muchas de las otras críticas comunes, como la corta duración de las temporadas o la relativa falta de cohesión entre ellas son más responsabilidad de la intromisión de los ejecutivos, que del equipo creativo.
Para comenzar esta defensa, creo importante hablar de la propia protagonista, que es uno de los aspectos de los que más he visto críticas. Sin duda, su personalidad no conectará con todas las audiencias (tiene momentos muy difíciles), pero aún así creo que la recepción que ha recibido Korra es injusta. Sin duda es impulsiva, abrasiva y demasiado propensa a los arrebatos emocionales; pero los guiones en ningún momento ven estos elementos como una virtud, sino como debilidades que sustentan arcos de personaje que llegan a ser muy emotivos, sobre todo en las dos temporadas finales. Por otra parte, lo que muchos hacen un esfuerzo deliberado por ignorar es que Korra como protagonista tiene un claro deseo de ayudar al mundo, y pese a que sus procesos de aprendizaje pueden resultar poco ortodoxo, en la mayor parte de los capítulos es muy consciente de sus responsabilidades. Desde el primer momento los creadores tuvieron como prioridad que su nueva protagonista fuera la opuesta a Aang, y aunque esta nueva propuesta puede tener sus fallas, yo creo más valuable el errar al innovar que al hacer un intento de reciclar ideas previas.
En cuanto a los personajes secundarios, es cierto que el nuevo equipo Avatar no tiene el carisma del original, y puedo afirmar que el tiempo en pantalla que cada uno tiene es inversamente proporcional a lo interesantes que son (los escritores rara vez supieron que hacer con Mako, pese a su abundancia de escenas, mientras que siempre desee ver más a Asami, para mí la mejor integrante del equipo). Sin embargo, todos tuvieron un momento para brillar, en particular durante la última temporada, y creo que se ganaron su lugar en el universo. Sin embargo, la verdadera joya en este aspecto son los personajes adultos, que creo que rivalizan en carisma y complejidad con los de la serie original (las hermanas Beifong tienen una dinámica que me pareció bien explorada, y Varrik funciona tanto como alivio cómico como antagonista menor). Tenzin es por mucho el mejor personaje en tiempos de Korra, y su subtrama con sus hijos y hermanos es suficiente para hacer disfrutable una bastante débil segunda temporada. En ese sentido, como serie secuela aprecio mucho que no explotaran los cameos de los personajes originales, y salvo Zuko y Sokka, que me parecieron subutilizados, la participación del resto (sobre todo Toph y Iroh) fue precisa en su ejecución.
Sé que algunos tienen problemas con el nivel de tecnología en la serie secuela, y reconozco que al inicio fue desconcertante la transición de la fantasía clásica al steam-punk, pero nuevamente, aprecio la creatividad, y creo que una vez que te acostumbras, ver el mundo transformado, y las posibilidades que ofrece para contar nuevas historias, tuvo más beneficios que perjuicios, pues le dan a la secuela una identidad propia (y la experimentación con elementos de CGI, sin abandonar la animación tradicional, realza algunas de las secuencias mejor dirigidas).
Un presupuesto sólido también permitió que los directores explotaran toda su creatividad en coreografiar excelentes secuencias de acción, una de las características claves del éxito de la serie original, algunas de las cuales, gracias a la tensión e intensidad que permite una audiencia ligeramente más madura, son tan icónicas como las de la primera Avatar (algunas puede que un poco más). Puesto que las reglas del mundo no necesitan ser establecidas de nuevo, hay más tiempo para innovar en las técnicas de pelea, y pensar en nuevas formas de control elemental, que me parecen buenas adiciones al canon. Aunque la acción es de calidad consistente en todas las temporadas, yo recomendaría ver en especial las de la tercera temporada, que son las más brutales, pero también las más creativas por la variedad de las habilidades involucradas y la complejidad de la coreografía.
El último apartado del que quiero hablar es de los villanos, pues salvo uno, creo que son excepcionales. Amon, Kuvira y sobre todo Zaheer tienen motivaciones muy interesantes, que pueden generar cierto grado de empatía, y son una plataforma para explorar ideologías complejas como el fascismo, el anarquismo y el comunismo. Quizá ese sea el mejor aspecto de La Leyenda de Korra, que utiliza la narrativa para explorar problemas maduros, que no tienen una solución fácil y cuyas reflexiones tienen implicaciones para el mundo real.
La leyenda de Korra está lejos de ser una serie perfecta, y considerando que su predecesora es posiblemente la mejor serie animada de todos los tiempos, la decepción era inevitable; pero considerando estas expectativas imposibles, creo que hay muchos más elementos de valor que defectos, y no se les aprecia lo suficiente, sobre todo si consideramos que, pese a todo, no es un producto corporativo, sino que desborda amor y pasión. Y eso, con todo y errores, es invaluable.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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