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Felices fiestas

¡Bienvenidos pasajeros! Originalmente planeé esta publicación como una larga investigación de los orígenes de la celebración de Navidad (que por cierto, se tiene registrada desde al menos el año 336), pero pronto me di cuenta que sería más apropiado hacer este mensaje más breve, pero también más personal.


Cuando éramos niños asociábamos las fiestas decembrinas con las obligadas cenas familiares, la ausencia de clases y los regalos. Sólo fue conforme fuimos madurando que comprendimos el significado histórico y religioso de la celebración (que antes solo asociábamos vagamente con las figuras del nacimiento), pero tampoco quiero hablar de este aspecto aquí, al menos no directamente. En el futuro quizá pueda explorar con ustedes la filosofía de la religión, explorando como es posible criticar a las instituciones eclesiásticas si así lo deseamos y a la vez apreciar la esperanza y enseñanzas que la fe (y todas las religiones en ese sentido) pueden proporcionar.


En el caso de la Navidad, en efecto el 25 de diciembre los cristianos, ortodoxos y católicos celebramos el cumpleaños de Jesucristo, pero creo que lo que en el cine y la literatura llaman "espíritu navideño" van mucho más allá de eso. El origen detrás del dar los regalos que tanto ansiábamos de niños es dar una demostración de amor que lamentablemente en muchos hogares no es común el resto del año. Las fiestas son una época realmente mágica pero por nuestras propias acciones, pues se trata de una época para compartir, para reencontrarse, para reconciliarse y para renovar en compañía las esperanzas para el futuro.


Quizá por eso, además de las razones obvias, es que celebramos en diciembre. La proximidad al fin de año permite cerrar ciclos y hacer planes para el futuro simultáneamente, y (al menos en el hemisferio norte) el frío es sorprendentemente provechoso, pues promueve una necesidad de buscar el calor en la compañía de las familias tanto nacidas como elegidas, una época en la que incluso a los más fríos les cuesta resistirse a buscar un abrazo.


Espero que este espacio haya servido también para darles un poco de calor y alegría con alguna de las secciones en las que hemos trabajado, pero por el momento nos iremos a una pequeña pausa. Para cuando este texto se publique mañana estaré en marcha a mis propias celebraciones navideñas, y por esa misma razón el martes tendrán dos publicaciones, pues el lunes no tendré oportunidad de escribir. Por lo tanto, aprovecho para despedirme y desearles a todos una muy feliz navidad en compañía de sus seres queridos. Les mando a todos un sincero abrazo y mi agradecimiento por acompañarme en esta odisea.



Feliz Navidad




Hasta el próximo encuentro....


Navegante del Clío

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