Las cinco eras del teatro musical
- raulgr98
- 29 sept 2023
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¡Bienvenidos pasajeros! Escribiendo la obra del día de hoy, me di cuenta que hasta ahora no he desarrollado en este espacio una historia del teatro musical, pese a ser uno de mis intereses principales. Así que he decidido escribir un pequeño recorrido en el tiempo de la que considero única aportación cultural original de Estados Unidos, basándome en un plan de estudios de seis semestres que diseñé hace unos años, pero no he podido llevar a la práctica (el último de estos bloques, el musical en el cine, será tema de otro día).
1 Precursores (1927-1943)
La primera pieza en Estados Unidos que se puede asemejar a lo que hoy conocemos como teatro musical es The Black Crook (1866), en el que los actores cantaban y bailaban para avanzar la historia; sin embargo, el libreto y la música fueron hechas por separado, y entremezcladas por una situación de emergencia, por lo que no se puede considerar un musical planeado. En la década siguiente, Harrigan y Hart estrenan lo que llaman "comedias musicales" (en esencia sketches acompañadas de canciones sin relación), mientras que en 1907 surge el concepto de Follies (historias y canciones inconexas, marcadas por la presencia de bailarinas), que domina la escena hasta 1931. El "book musical", es decir, el musical que es planeado desde el inicio con una historia que necesita de las canciones para mover la trama surgió gracias a Jerome Kern, quien montó pequeñas producciones alrededor de 1919 en el "Teatro Princesa" inspirado en las operetas europeas de Gilbert y Sullivan; que representaron una fuente de alivio durante la Primera Guerra Mundial. "Irene" (1919) y "Shuffle along" (1921) son algunos de los precursores más importantes, este último totalmente afroamericano, pero el primer musical en forma; en el que la orquestación es motivo también de drama y desarrollo de personaje (no únicamente comedia) es "Show Boat" (1927), la primera obra que se toma el género con seriedad, compuesto por Jerome Kern y Oscar Hammerstein II. El teatro musical podría haber despegado con esta producción, pero la Gran Depresión causó una crisis en el entretenimiento, si bien unas cuantas obras como "Anything Goes" (1934) lograron encontrar un rincón para brillar.
2. La Edad Dorada (1943-1965)
El éxito de la película El mago de Oz (1939) y la necesidad de encontrar nuevas fuentes de consuelo durante la Segunda Guerra Mundial llevaron a varios creativos a reconsiderar el teatro musical. En 1943, Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II se unen para modificar ligeramente la estructura de "Show Boat" (retirar al coro de bailarinas, incorporar coreografía en las escenas de diálogo, cohesionar más el drama y la música), resultando en la creación de Oklahoma! De un éxito crítico y económico inmediato, este musical reconfiguró Broadway al convencer a los inversionistas de producir obras semejantes, resultando en lo que se conoce como la Edad Dorada. Rodgers & Hammerstein permanecieron las figuras emblemáticas del periodo con otras producciones como Carrusel (1945), South Pacific (1949), The King and I (1951) y The sound of music (1959), pero otras voces comenzaron a surgir resultando en piezas como Kiss me, Kate (1948, primera ganadora del Tony), My fair lady (1956), West Side Story (1957), The music man (1957), Gypsy (1959), Fiddler on the roof (1964), Funny Girl (1964) y Man of La Mancha (1965), que puede considerarse el último musical tradicional (cuya característica más evidente es la overtura, en la que la orquesta toca todas las piezas antes de comenzar la obra).
3. El musical contracultural (1966-1982)
A mediados de la década de los 60's hay una transformación en la manera de hacer musicales, pues los compositores comenzaron a interesarse por temas más controvertidos (sexo, alcohol, guerra) y a introducir influencias del jazz y especialmente del rock en las bandas sonoras, alejándose de la orquestación clásica. Los primeros ejemplos fueron Cabaret (1966) y especialmente Hair (1968), empapado de la cultura hippie. Aunque ya se había hecho de renombre trabajando en Amor sin Barreras y Gypsy, es en este periodo donde Stephen Sondheim se convierte en la voz más importante del género con trabajos como Company (1970), Follies (1971), Pacific Overtures (1976) y Sweeney Todd (1979). Vaselina (1971), Pippin (1972) The wiz (1975), The Rocky Horror Show (1975), Chicago (1975), A chorus line (1975), Annie (1977) y Dreamgirls (1981) son algunos de los musicales más característicos de la contracultura, a la vez que surgen nuevos estilos como la ópera rock, el álbum conceptual y el jukebox (aunque este último se popularizaría hasta finales de los 90's). Andrew Lloyd Webber se inserta en el medio con Jesus Christ Superstar (1971) y Evita (1979), pero el periodo llega a su fin con el estreno de Little Shops of Horrors y Nine, ambos de 1982.
4. El mega musical (1982-2003)
Hasta este punto la música y la historia habían sido las prioridades de los creadores del teatro, con poco o nada de cuidado a los efectos especiales. Sin embargo, a principios de los 80's a un grupo de productores (entre los que destaca Cameron McKintosh) se les ocurrió la idea de convertir el teatro en un espectáculo de alto presupuesto que cautivara a la vista tanto como al oído. El que más se benefició de esta nueva política fue Andrew Lloyd Webber, quien estrenaría el primer mega musical en 1982 (Cats) y mantendría su dominio del escenario con Starlight Express (1984), Phantom of the Opera (1986) y Sunset Boulevard (1993). Otras producciones emblemáticas de este periodo son Los Miserables (1986), Into the woods (1987, de Sondheim), Miss Saigon (1989), Aida (2000), Mamma Mia (2001) y Hairspray (2002). Disney entra en escena con la adaptación de algunas de sus películas (1994, 1997) y la contracultura logra subsistir en obras como Rent (1996). Aunque las mega producciones se siguen montando (sobre todo adaptaciones de películas), Wicked (2003) es el último ejemplo del dominio de este estilo antes de la llegada de una nueva era.
5. El musical alternativo (2003-
En lo que en su momento fue una decisión controversial, Avenue Q (una obra transgresora con marionetas) le ganó el Tony a Wicked. Esto sólo es un signo de un cambio que llevaba un par de años gestándose, en el que musicales alternativos (jukebox) que tocaban temas y música contemporánea al incorporar más humor y géneros como el pop y el hip-hop se convirtieron en la nueva tendencia en Broadway, en parte porque muchos productores logran conservar la idea del espectáculo en las nuevas corrientes). La pluralidad de voces hace difícil marcar un sólo artista representativo como en las épocas anteriores, con obras tan variadas como The Boy from Oz (2003), Jersey Boys (2005), Spring Awakening (2006), Memphis (2009), The book of mormon (2011), Kinky Boots (2013), School of Rock (2015), Dear Evan Hansen (2016) y Hadestown; aunque es posible que, por su estatus de celebridad, Lin Manuel Miranda, creador de In the heights (2008) y Hamilton (2015) puede ser considerado uno de los mayores exponentes.
¿Habrá pronto una nueva era? Es una pregunta válida, pues las anteriores han durado entre quince y veinte años. Es muy pronto para saberlo, pero creo que hay una alta posibilidad que el efecto de la pandemia, que cerró los teatros por más de dos años y provocó el cierre de algunas de las producciones más longevas, haya marcado a una nueva generación de artistas y productores que pronto iniciarán la siguiente transformación de este mágico género.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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