Para mi mejor lectora

¡Bienvenidos pasajeros! Si el día de hoy la publicación ha tardado en llegar es porque está programa para estrenarse a medianoche, justo cuando da inicio un día muy especial, pues la persona más importante de mi vida cumple 24 años.

Este agosto se cumplen nueve años de que la conocí, pero dejé pasar más tiempo del que hubiera deseado antes de poder comenzar a compartir mis días con ella. Sin embargo, puedo decir sin lugar a dudas que, pese a las dificultades que he enfrentado, estos últimos seis años y tres meses han sido los mejores de mi vida.

No habría palabras suficientes para describir a esta mujer sensacional que tan dichoso me ha hecho, y cada minuto descubro algo nuevo que me asombra y enamora de nuevo. Aunque incluso cuando no intercambiábamos mucho siempre respeté su profunda inteligencia, notable hasta en sus silencios; recuerdo vívidamente la primera vez que en serio me perdí en su presencia. Era una posada, y actos tan aparentemente insignificantes como jugar una partida de cartas, o escucharla cantar a coro mientras se apoyaba en una columna despertaron algo en mí que en ese entonces no comprendí, quizá algo que llevaba meses acumulando sin saberlo.

Pero algo tuvo que haber provocado, pues pocas semanas después me embargó una irrefrenable necesidad de conversar en Nochebuena, tras ver una tierna foto de perfil, y al momento de desear las buenas noches fue que pude reconocer que me había enamorado, sin saber cómo ni cuando. Navidad es su época favorita del año, y resulta curioso que ahora permanezca entrelazada con nuestra historia, pues fue otro diciembre, exactamente un año después, que me confesó que compartía mis sentimientos.

Muchas aventuras hemos vivido desde entonces, que van desde una ida al cine donde tardé dos horas en atreverme a tomar su mano, pasando por la primera vez que conduje un carro solo para planear nuestro primer aniversario, hasta los maravillosos viajes que se han convertido en una tradición. Desde graduaciones hasta empleos, reconocimientos y metas cumplidas, hemos compartido juntos los mayores triunfos y también permanecimos uno al lado del otro en los momentos más amargos.

Alguna vez dije que tenía una voz mágica, pero en realidad es una multitud de sonidos los que me mantienen hechizados. Ya sea su tierna risa con la que se presta a inocentes travesuras, o a la solemnidad de sus dotes discursivas, pero sobre todo la serena sabiduría cuando te escucha sin reservas, su presencia en mi oído ha sido mi principal pilar, mi refugio, mi esperanza.

Lucía, ahora te hablo directamente a ti, porque creo que he fallado al no decirte más seguido la mujer tan hermosa que eres, no sólo en tu exterior, que soy afortunado de ver todos los días, sino en tu interior, pues tienes un alma muy especial a la que nunca dejaré de agradecer se haya abierto para darle la oportunidad de conocerla.

¿Qué me queda por decir? Que me seguiré esforzando día con día por hacerte tan dichosa como tú a mí, y hoy en especial te quiero reafirmar mi amor y desearte un muy feliz cumpleaños, que marca el inicio de un ciclo con muchos más triunfos por venir.

Felicidades

Te amo