Perdón por ser político
- raulgr98
- 5 nov 2024
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Antes de continuar con nuestra programación regular, una publicación quedó pendiente desde el viernes, y aunque durante días he considerado no hacerlo, durante semanas me he sentido abrumado ante el panorama político global, y hoy en día de elecciones ya no puedo contenerme más, pese a que intentado dejar las posturas políticas lejos de este espacio.
¿Por qué me preocupo por la elección de Estados Unidos si he vivido siempre en México? Más adelante responderé esa pregunta, pero creo que es importante iniciar hablando un poco de mí. Mi trayecto político personal ha sido uno complejo, y en muchos aspectos, incluso contradictorio. Creo en la economía de mercado, pero también en la necesidad de regulación gubernamental en cuestiones laborales y ambientales; desconfío de muchas de las instituciones del Estado, pero defiendo la existencia de sistemas complejos de contrapesos y rendición de cuentas; creo en el progresismo social, pero soy ajeno a mucho de la cultura moderna y soy partidario del pragmatismo en la toma de decisiones. Sin embargo, si algo he aprendido de la última década de análisis político, que han representado una muerte lenta y agónica de la mesura y el diálogo a nivel global, es que la diferencia entre "izquierda" y "derecha" no sólo es difusa, sino irrelevante: la verdadera lucha es entre las tendencias autoritarias y la democracia institucional. Independientemente del color en el que se enfundan, desprecio a las personalidades aspirantes a dictadores, y gente como Javier Milei, Jair Bolsonaro y Nayib Bukele me parecen tan aborrecibles como Daniel Ortega, Nicolás Maduro y Miguel Díaz-Canel. Hacer escuchar nuestra voz es de por sí difícil, como para estar a la merced de megalómanos que explotan sistemas democráticos para su propio beneficio.
Es por eso que espero que Kamala Harris gane la presidencia de Estados Unidos esta noche, no sólo porque la calidad moral de Donald Trump es inexistente, sino porque es la única opción sensata. Sé que muchos le achacan la inflación que afectó los primeros años del periodo de Biden, y su pasividad ante el genocidio palestino es indefendible. Sin embargo, incluso en esos aspectos, el partido republicano sería peor: la primera administración trumpista ya armó una burbuja de déficit que afectó a su sucesor, y sus nexos probados con Netanyahu y Putin indican que su idea de "paz" es dejar a Rusia e Israel cometer impunemente crímenes de lesa humanidad. Más allá de eso, su proyecto económico es un desastre, sus políticas propuestas contra migrantes, mujeres y la comunidad trans atentan contra todos los derechos humanos concebibles y cuenta con algunos de los apoyos más peligrosos y/o incompetentes que he visto, por lo que me aterra la posibilidad de que aumente la supermayoría conservadora en la Suprema Corte. A mis ojos es poco más que una decadente celebridad, con señales de deterioro mental similares a las que terminaron las aspiraciones de Joe Biden incapaz de ejercer una buena administración; y como último argumento, les quiero preguntar a ustedes lectores por qué la mayoría de los mega ricos y las corporaciones lo apoyan explícita o tácitamente, si no es porque es la mejor opción para conservar sus privilegios.
¿Y eso qué importa en México? Lo queramos o no, la globalización es un fenómeno inevitable al que todos debemos adaptarnos, y las decisiones que se tomen en el que sigue siendo el país más poderoso del mundo repercutirán en África y Europa, en Asia y América. Quiero ser claro en algo, y es que cualquiera de los dos candidatos implicará una relación bilateral tensa, por decir lo menos. La retórica de Trump es conocida ya por todos, pero el partido demócrata es tradicionalmente protagonista, dada la alianza con los sindicatos, y Harris fue de las pocas senadoras que votó en contra del T-MEC. Las inevitables renegociaciones serán duras, y la actual vicepresidente probablemente tenga mayores preocupaciones en lo que refiere a cláusulas ambientales y estado de derecho; pero las deportaciones propuestas por Trump afectarían la dinámica social mexicana, su política arancelaria destruiría la política de ambos países y sus alusiones apenas veladas a una posible intervención militar son preocupantes. Ante lo que probablemente sean dos malas opciones, Harris es el mal menor, a menos que el gobierno ceda en muchos compromisos, en perjuicio de nuestra soberanía.
El viernes o el sábado, dependiendo del formato por el que me incline, desglosaremos aquí los resultados de la elección, sólo me queda esperar desde la impotencia de mi hogar que la cordura y la decencia se impongan sobre la impulsividad de las pasiones, y a ustedes les pido, vivan donde vivan, que voten, pero también que se mantengan informados y sean críticos con sus fuentes, pues el ejercicio democrático está destinado a fracasar si se queda en asistir a las urnas.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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