Rogue One: La novela
- raulgr98
- hace 3 días
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Esta semana se alinearon los astros para los geeks, frikis y fandoms de todo el mundo: inició ayer lunes con el día mundial del superhéroe y terminará el domingo con el día de Star Wars. Aunque he tratado de limitar la presencia de las franquicias en mi contenido, y sé que no hace tanto tiempo hablamos de ambas, pero me fue imposible resistir. No le dedicaré todas las publicaciones de la semana (en particular la del viernes se irá en una dirección muy distinta), pero al menos hoy y mañana quiero hablar de esos dos pilares de mi personalidad.
Muchas de las películas y series sobre las que hemos conversado son adaptaciones de libros, pero creo que nunca hemos analizado el proceso inverso: cuando el lenguaje visual es trasladado a la página. Hace dos años y medio, cubrí la película Rogue One, que sostengo es la mejor película de la era reciente de Star Wars. No puedo explicar del todo porque la cinta tuvo un impacto tan grande en mí, pero comencé a buscar todo el material relacionado de forma directa con la historia, llegando eventualmente a la novelización, que se publicó el día siguiente del estreno de la película.
En preparación para la redacción de esta publicación, releí lo que escribí sobre la película, y por eso esta publicación será más breve que otras, pues creo que aquel escrito desglosa muy bien mis opiniones sobre el excelente trabajo de caracterización, ambientación y desarrollo temático de la historia. Por lo tanto, el día de hoy no hablaremos tanto de trama o personajes, sino de los desafíos de adaptarlo a otro medio, y algunas diferencias que creo que vuelven a esta novela un aporte valioso al canon.
De inmediato, una de las ventajas más evidentes de una película sobre un libro es que cuenta con apoyos visuales, y sobre todo auditivos para elevar la historia (no se debe subestimar el impacto de la banda sonora en la recepción de una obra cinematográfica). Sin embargo, creo que el departamento editorial de Lucasfilm encontró al autor adecuado para solventar esos obstáculos: al menos en su carrera dentro de Star Wars, Alexander Freed se ha especializado en dos narrativas: las historias de guerra y la intriga política, y la trama de Rogue One involucra ambas. El resultado es una lectura ágil y tensa, con secuencias de acción que brillan por un excelente trabajo de focalización, que no intenta imitar la dirección de la película sino mostrar las secuencias desde un ángulo fresco, pero no por eso menos emocionante. La climática batalla espacial palidece un poco comparado con la versión en pantalla, pero creo que los añadidos al combate terrestre son excelentes.
Una de las ventajas de la novelización es que está consciente que su principal público es más selecto que el de una película: si la cinta necesita de un público masivo para justificar la inversión, y por lo tanto limita sus conexiones a la película original en su mayor parte; la novela sabe que si la estás leyendo, lo más probable es que estés inmerso en la franquicia, por lo que abundan las referencias a las caricaturas, los cómics y otras novelas (en muchos sentidos, se puede ver como una secuela directa de la novela Catalyst, publicada ese mismo año y que aborda la construcción de la Estrella de la Muerte, disfruté en particular de la comunicación entre ambas). Esto no quiere decir que el libro sea sólo para los súper fans, de hecho creo que es bastante accesible en su composición para todo público, pero sin duda contribuye a que la historia se sienta parte de un mundo mucho más grande, recompensando a los más devotos seguidores y despertando la curiosidad de los neófitos a Star Wars.
Al menos en lo que se refiere a los personajes, una película está obligada a ser más sutil que un libro, pues es difícil dar exposición de forma orgánica y debe depender del carisma y decisiones actorales del elenco para construir a los personajes. La libertad dada a la novela para expandir en la caracterización, resulta en la resolución de uno de los principales problemas que críticos y fans encontraron en la película: falta de conexión con los personajes. Es una crítica que no comparto, pero la novela utiliza a la perfección los monólogos internos para expandir el trasfondo y personalidad del grupo de personajes con excelentes resultados (por dar un ejemplo, Chirrut es un personaje mucho más divertido en la página que en la pantalla). Pequeños momentos que la cinta deja atrás muy rápido se convierten en el libro en pilares de caracterización, pues el trauma de la guerra es un elemento recurrente para explorar la oscuridad interior del elenco, dándole más matices a las dinámicas del equipo. No quiero dar muchos detalles, pero la manera en la que el autor logra capturar emociones profundas en los momentos finales de los personajes, con sólo un par de líneas, es perfecto.
Si la película muy rápido se convierte en el show de Jyn, quizá en perjuicio de los otros personajes, la novela es un verdadero ensamble, pues el autor aprovecha las perspectivas múltiples al narrar para construir un mosaico de personajes redondos y complejos. Me limitaré a dar dos ejemplos, aunque creo que pese a los saltos rápidos en personajes, la novela tiene una estructura muy sólida: la destrucción de Jedha tiene un mayor impacto en el libro que en la película, pues el autor muestra la perspectiva a nivel de suelo, tanto de la población civil como de imperiales dejados atrás, con personajes que no roban foco de los protagonistas, pero están lo suficientemente bien delineados para conectar con los lectores. El segundo es un excelente trabajo en convertir a los extras de la película en personajes secundarios redondos: Melshi y Raddus son los más beneficiados de esto, convirtiéndose en grandes personajes de soporte, pero incluso personajes que en la cinta permanecieron anónimos como Tefla y Okonada encuentran pequeños momentos para brillar.
Cierro con los cambios en la historia de un medio al otro, más allá de los obligatorios por la forma que toma. La verdad es que no hay muchos, lo cual es una sorpresa considerando el complicado proceso de producción de la película. En realidad, la mayoría de las diferencias, en lugar de cambios, son añadidos, como una rivalidad entre Krennic y Tarkin expandida pues la literatura no se vio limitada por la tecnología, ni la duración de un largometraje. Sin embargo, si hay un cambio fundamental en las últimas páginas, que logra no sólo conectar los tres actos de una forma más eficiente que la película, sino que da un comentario del tipo de rebelde que existe en la vida real, que me pareció muy emotivo.
Título original: Rogue One: A Star Wars Story
Autor: Alexander Freed
Año de publicación: 2016
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
コメント