Un drama en México
- raulgr98
- 22 abr
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Durante los últimos días he pensado mucho en la literatura que usa al viaje como elemento narrativo central, pues participaré el viernes en un coloquio sobre el tema, con un trabajo alrededor de Julio Verne. Quería volver a hablar del escritor en este espacio, y decidí buscar sus relatos cortos, menos conocidos que las novelas, pero igual de interesantes. Uno de ellos me llamó la atención desde el título, uno de dos de la bibliografía del autor que se desarrolla en México, pese a que Verne no la había visitado.
Uno de los relatos tempranos de Verne, pese a su brevedad (entre quince y treinta páginas dependiendo de la edición), tiene una estructura capitular, en la que cada uno de los cinco segmentos es nombrado por la ruta que siguen los personajes principales: Guam-Acapulco-“Cigualán”-Taxco-Cuernavaca-Popocatépetl. Esta decisión creativa, junto con la de iniciar con una fecha (18 de octubre de 1825), le dan al relato un aire de crónica que le da credibilidad a lo que es, en esencia, un cuento de aventura y venganza.
Aunque vagamente inspirada por un hecho real (la armada mexicana inició con dos buques comprados a amotinados españoles), el grueso de la narrativa es invención del escritor: el primer capítulo, que toma inspiración de las historias de piratería, es una descripción bastante emocionante del motín; los siguientes cuatro tienen un estilo híbrido, en la que la emoción y paranoia del traslado a caballo hacia la Ciudad de México se combina con lo que parece un esfuerzo de ensayar un atlas geográfico de México, lo que podría explicar la falta de interés por parte de Verne en construir intriga, pues quién persigue a los amotinados es evidente casi desde el inicio de la persecución (con esto no quiero decir que la lectura sea aburrida, de hecho creo que el final es bastante efectivo).
Lo primero que me llama la atención del relato es el estilo casi enciclopédico de Verne para redactar: la primera parte del relato está repleto, casi al grado de abrumar, de términos náuticos (sobre todo las partes de un barco), mientras que el recorrido por México muestra un interés por nombrar pueblos, montañas, clima y vegetación (los cuerpos de agua, aunque parte importante de un capítulo, no reciben nombre con tanto esmero). Pese a las discrepancias en la forma de escribir algunos nombres, no queda duda que el autor realizó su investigación, pues aunque son breves, las descripciones (en particular de Acapulco y la sierra), son vívidas, y creo que bastante cercanas a la realidad del siglo XIX mexicano.
Los personajes son más bien esquemáticos, de moralidad muy clara y caracterizaciones sencillas (de hecho, no se da un móvil claro para el motín); sin embargo, el autor les da suficiente personalidad para que el lector tenga deseos de seguirlos, tanto a los dos marineros leales y carismaticos, como a los dos amotinados principales (incluso el capitán tiene suficiente presencia para que su muerte en los momentos iniciales tenga impacto). Si hay algo de complejidad, se encuentre en el traidor teniente Martínez, y aunque su descenso a la paranoia y la locura no revoluciona la literatura, es efectiva como golpe dramático.
Aunque fue escrito después de la guerra entre México y Estados Unidos (que recibe una breve mención en el epílogo), la historia se sitúa décadas antes, en un periodo muy interesante y poco explorado de la historia mexicana: las primeras décadas del país independiente, pocos meses después del reconocimiento por parte de Gran Bretaña, pero cuando el sentimiento preponderante es incertidumbre sobre cuanto tiempo se podrá prolongar la emancipación. La reacción de marinos españoles a pactar con México me pareció muy interesante, y algo en lo que el relato podría haber expandido, pero aunque tocado de forma breve, me parece excelente a nivel simbólico y temático que el motín no solo calme los temores de México sobre la falta de protección, sino que represente la debilidad y creciente colapso del imperio español.
¿Cómo logró Verne componer un relato que casi parece una crónica de viajes sin haber puesto un pie en las tierras de las que habla? Él mismo explica en varias cartas que es una combinación, por un lado, del estudio de mapas y enciclopedias, y por el otro entrevistas con compatriotas viajeros, incluyendo un voluntario en la lucha insurgente. Que solo con fuentes y la habilidad con la pluma alguien haya sido capaz de reconstruir un espacio que con toda seguridad pasó por verdadero entre los lectores europeos me parece una prueba de la gran virtud de la literatura, pero creo que este relato también pone en evidencia las limitaciones de viajar sólo con la mente: si bien Verne demuestra tener mucho conocimiento del sistema de castas, y una buena comprensión de la geografía mexicana, no conoce a la gente, y cae en más de un estereotipo racista sobre los indígenas. La memoria y la imaginación pueden lograr muchas cosas, pero hay cosas que sólo se descubren viajando.
Título original: L'Amérique du Nord, études historiques: Les Premiers Navires de la marine mexicaine
Autor: Jules Verne
Año de publicación: 1851
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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