Un suceso, dos imágenes
- raulgr98
- 19 abr 2024
- 2 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Para cuando lean esta publicación yo estaré dando una plática sobre algunos de los temas que vimos esta semana sobre la deconstrucción y reinterpretación de personajes históricos. Ante el temor de no poder escribir nada mañana, dejaré programada una breve publicación sobre cómo el arte participa en este juego, y dos imágenes pueden contar historias distintas sobre el mismo acontecimiento.
Lo que verán a continuación son dos cuadros, elaborados después del suceso (algo que es muy importante, pues los artistas no estuvieron presentes) que retratan el mismo acontecimiento: el fusilamiento de Maximiliano de Habsburgo.

La primera imagen fue realizada pocos meses después del fusilamiento, por el francés Edouard Manet, quien se inspiró en los reportes de prensa. La versión de este cuadro de la ejecución es una mucho más cruda e íntima, no sólo por lo cercanos de los condenados y ejecutores, que se encuentran al mismo nivel, sino porque, al escoger retratar el momento del fuego, hay cierto regodeo en la expresión de los que están muriendo (sobre todo Mejía). Por otra parte, los pocos civiles asistentes aparecen detrás de un muro, como si de espías se tratase.

Como contraste, el segundo cuadro fue realizado durante el Porfiriato, basado en una supuesta fotografía muy mal conservada. En esta, la perspectiva es mucho más formal y alejada, y el montaje plantea tres niveles casi simétricos, en los que el público aparece detrás de un pelotón mucho más amplio, como si de un evento oficial se tratara, y las tres figuras centrales son colocadas en una posición elevada, y una expresión mucho más serena ante la muerte (es antes de los disparos).
De las dos imágenes, ya sea porque se realizó primero, por la notoriedad del artista o porque al circular en Europa tuvo más facilidad de insertarse en el canon de la Historia del arte, la primera es sin duda la más conocida, y el referente inmediato de muchos sobre el fusilamiento. Esto siempre me ha parecido muy irónico, considerando que de las dos, es la más famosa la que es fácticamente errónea, pues está bien documentado que quien ocupó la posición central fue Miramón, y no el emperador como la lógica supondría. Se haya debido este cambio a un error en la información o a una decisión deliberada, este me parece un buen ejemplo de cómo el arte tiene una libertad mayor para crear nuevas narrativas que impacten en el imaginario, y cómo muchas veces es capaz de salirse con la suya y reescribir el discurso histórico.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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