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Aura

¡Bienvenidos pasajeros! Por mucho, los tipos de narradores más comunes en la ficción son la primera y la tercera persona, pero en esta ocasión discutimos una novela corta que utiliza con maestría la segunda, que es muy poco común: Aura.


Primero que nada, debemos discutir la utilidad y propósito de la segunda persona. Me parece que, sacrificando sólo un poco de la intimidad que caracteriza a la primera, permite que el lector tenga un mayor involucramiento emocional con la lectura pues el narrador le habla directamente a él/ella, y es inevitable que establezca de esta forma una conexión con el personaje (que se convierte en casi un vehículo para la audiencia) y se identifique con lo que le ocurre.


En la novela corta de Carlos Fuentes, de tan solo cincuenta páginas, un historiador llamado Felipe es contratado para mudarse a una casona a organizar los documentos de un general fallecido. Inseguro originalmente, se queda al verse misteriosamente atraído por Aura, la sobrina del muerto a la vez que se enreda con la misteriosa Consuelo, la viuda que lo ha contratado. La noveleta se ubica, y es un muy buen ejemplo, del subgénero de la literatura gótica, que entre otras cosas se caracteriza por la inclusión de un lugar como personaje (en este caso, la casa de la calle Donceles, que representa el tiempo y la nostalgia), el amor fallido o imposible, una obsesión con el pasado y la añoranza, atmósferas oscuras y tétricas y cierto elemento sobrenatural, que muchas veces queda sin explicación.


El principal tema de la historia es la lucha contra el paso del tiempo, el cual se ve desde la descripción de la calle, que combina elementos tanto viejos como nuevos, y la propia casa, oscura y polvosa, negándose a cambiar. La historia trágica del general y Consuelo, plagada de arrepentimientos, es una metáfora de la vida misma, en la que las personas tendemos a tratar de aferrarnos al pasado (particularmente a la juventud), muchas veces amargándonos por errores. El protagonista es un historiador, y en ese sentido el tema sigue siendo central, pues aunque Felipe tiene proyectos a futuro lentamente se olvida de ellos al dejarse llevar por su obsesión no sólo por los documentos del pasado, sino por el magnetismo de Aura, una mujer a la que no conoce y con la que apenas intercambia palabra. En ese sentido, la obsesión constituye el segundo tema de la novela, que afecta a todos los personajes (Felipe con Aura y Consuelo con el general, por mencionar los ejemplos más claros). El romance no es algo que Fuentes idealiza, sino que lo considera algo peligroso y profano, aunque no necesariamente maligno.


La figura del doble, que ha cautivado a escritores desde hace siglos, está también presente en Aura. Felipe desde las primeras páginas se siente predestinado a llegar a esa casa, y Consuelo parece esperarlo. Conforme avanza en su investigación, el protagonista se percata progresivamente de las similitudes que tiene con el general, pero en gran medida falla en darse cuenta del paralelismo entre Aura y Consuelo (que es más complementaria que una simple copia: una es vieja y la otra joven, una está marcada por su voz, la otra por su físico), lo que sella su destino en el clímax. Mucho se ha argumentado si la historia tiene dos, tres o cuatro personajes; pues la dicotomía Felipe/general y Consuelo/Aura desdibuja la individualidad de los involucrados en una narración casi onírica.


Finalmente, quiero tocar el elemento sobrenatural, pues creo que es donde el estilo de Fuentes más resalta. una vez establecido un personaje con bases muy sólidas (personalidad, aspecto físico, ambiciones), utiliza el resto de las descripciones para construir una atmósfera intrigante que por momentos llega a rozar con lo aterrador. El autor es selectivo en la información que presenta al lector a partir de la llegada a la casa (la vieja Consuelo es descrito primero por su voz, no por su apariencia, y los ojos verdes de Aura se convierten rápidamente en su principal elemento característico) y los acontecimientos extraños se mantienen en el ramo de lo sutil (produciendo incomodidad y misterio más que terror) durante casi toda la historia, lo que hace el giro en el clímax, que no desglosaré aquí, aun más sorprendente, y uno cuyo significado todavía se debate.


Leí Aura en la secundaria y debo decir, la segunda persona fue especialmente efectiva conmigo, quizá por el paralelismo que tenía con Felipe Montero. El impacto por lo tanto de la novela corta de Fuentes fue impresionante, pero creo que incluso sin un nivel tan cercano de identificación, la narración y la corta duración son tan poderosas que el lector quedará inmerso, desconcertado y reflexionando sobre el final mucho tiempo después de la última página.



  • Título original: Aura

  • Autor: Carlos Fuentes

  • Año de publicación: 1962

  • Editorial: Era



Hasta el próximo encuentro...


Navegante del Clío

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