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Blade Runner

¡Bienvenidos pasajeros! El día de hoy la pregunta que les quiero realizar es ¿las películas son una obra de arte viva o su carácter es inmutable? Es un debate que ha dividido a cinéfilos por generaciones, y la quiero explorar a partir de una cinta: Blade Runner.


Estrenado en 1982, el clásico de ciencia ficción es dirigido por Ridley Scott y escrito por Hampton Fancher y David Peoples. La historia transcurre en un distópico 2019 y sigue a Rick Deckard, un blade runner (cazador de androides) a quien se le encomienda la tarea de destruir cuatro replicantes (robots orgánicos) dirigidos por el soldado Roy Batty, que han entrado de contrabando en la tierra. El elenco está conformado por Harrison Ford (Deckard), Rutger Hauer (Roy), Sean Young (Rachael), Daryl Hannah (Pris), William Sanderson (Sebastian), Joe Turkel (Eldon Tyrell), Brion James (Leon), Joanna Cassidy (Zhora), M. Emmet Walsh (Bryant) y Edward James Olmos (Gaff). Un fracaso en taquilla con una recepción crítica inicial mixta, en las décadas subsecuentes ha ganado una reputación como cine de culto y se ha convertido en una de las películas más referenciadas en la cultura popular, iniciando una franquicia.


Uno de los elementos que mejor funciona para mí es el apartado visual: el uso de la luz neón y el juego de sombras por parte de Scott es brillante, que se combina con el diseño de producción para crear un subtexto de industrialización y anticapitalismo que invita a la reflexión y construye una atmósfera tétrica que da el tono perfecto a la cinta. Hay otros apartados que nunca han funcionado para mí, sobre todo el romance. Asimismo, creo que después de una excelente escena inicial el guion nunca pudo recrear la sensación de paranoia que la película requería, construyendo tensión a través de cambios dramáticos en angulación y la banda sonora de Vangelis más que en acción.


En resumen, Blade Runner durante gran parte de su duración es un thriller policiaco bastante convencional, hasta el final; que resignifica toda la trama de una manera brillante. Una vez que el clímax llega a su fin, el espectador se da cuenta que hemos estado siguiendo a dos asesinos en bandos opuestos desarrollando una conciencia simultáneamente y Deckard parece una máquina más que el propio Roy. Detalles superficiales como el uso que se le da a los replicantes (dos soldados, un obrero, una sexo-servidora) con niveles de fuerza e inteligencia preprogramadas contribuye a la interpretación sociológica y anticapitalista que se la ha dado a la cinta, pero el primer debate versa en torno a qué significa ser humano. Muestras de humanidad, empatía y solidaridad están presentes en los replicantes desde el inicio de la historia, pero la dirección y la música logran esconderlos perfectamente hasta ser revelados de manera agridulce en el monólogo de "Lágrimas en la lluvia", magistralmente interpretado por Hauer y uno de los mejores soliloquios en la historia del cine, tanto visualmente (el culmen de las referencias religiosas a lo largo de la cinta) como literario.


La película, basada en una historia de Phillip K. Dick, tuvo un proceso de realización bastante problemático, con el equipo creativo y los ejecutivos chocando en numerosas ocasiones. Esto, sumado a la decepcionante recepción, llevó a la elaboración de ocho cortes distintos de la cinta, situación complicada que dio origen al tema de hoy:

  1. El corte original: Casi cuatro horas de metraje, mostrado únicamente al personal del estudio, nunca estrenado en ningún formato.

  2. El prototipo de 1982: Mostrado en Dallas para probar audiencias, duró 113 minutos y tenía muy mala calidad de sonido.

  3. La versión de San Diego: La más larga de todas, tiene las mismas modificaciones que la versión que se estrenó en cines, además de otras tres escenas que no están en ninguna otra versión. Nunca se ha estrenado físicamente.

  4. La versión de cines: Dura 117 minutos.

  5. La versión internacional/edición Criteron: Estrenada en cines en el extranjero y en DVD en 1992, restaura la violencia gráfica en tres escenas del corte de cine.

  6. La versión de televisión: Es la versión de cine con tres minutos de violencia, desnudez y profanidad eliminadas.

  7. El corte del director: Estrenado en 1992 en DVD, dura un minuto menos que la versión de cines.

  8. El corte final: Estrenado en DVD en 2007, es una versión remasterizada con una mayor violencia y paleta de colores mejorada del corte del directo, con un minuto adicional.

El resultado de este fenómeno resultó en que pocos saben cuál versión de Blade Runner han visto, lo cual es importante considerando que hay alteraciones drásticas a la historia. Más allá de cambios cosméticos, son tres las diferencias más importantes:

  • La narración de Deckard, al estilo del cine noir, fue agregado para la versión de cines y ausente en el corte del director y el corte final. Sin la narración, el arco del protagonista se vuelve más difuso y por lo tanto complejo, y la cinta tiene más ambigüedad en cuanto a su discurso y moralidad.

  • El "final feliz" que consiste en una última toma y narración es eliminado de los cortes del director y final, restaurando el final abierto que Scott había planeado originalmente, más congruente con el tono del resto de la cinta.

  • El sueño del unicornio, ausente en el corte de cine, es restaurado parcialmente en el corte del director y en su totalidad en el corte final; lo que da otro contexto a la ambigua última aparición del personaje de Gaff en la cinta.

Sin el contexto de haber visto la película, estos tres cambios podrían parecer superficiales, pero sus implicaciones son inmensas, pues alteran la personalidad y motivaciones del protagonista, así como el mensaje de la obra (qué significa ser humano tiene un significado radicalmente distinto dependiendo de la presencia o ausencia de la última toma). Especialmente el tema del unicornio, que ha desafiado y dejado perplejos a espectadores de todas las versiones desde el estreno agrega un misterio adicional a la cinta: ¿Es Deckard humano, o un replicante que cree que lo es?


La versión de cines se inclina por una de las respuestas, el corte final por la otra, pero ninguna de las dos es concluyente. Es más, ni el propio equipo creativo se pone de acuerdo: Harrison Ford y los guionistas creen una cosa, Ridley Scott otra. Mi opinión, es que simplemente no tiene tanta importancia, pues la falta de respuesta permite que cada espectador llegue a su propia conclusión, lo que implica que la historia dirá algo distinto para cada hombre y mujer. De esta manera, no importa la versión que veamos, Blade Runner es una historia viva, o quizá una colección de ellas luchando por coexistir.




Hasta el próximo encuentro...


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