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Cartas sobre la mesa

¡Bienvenidos pasajeros! Como bien saben, el misterio es uno de mis géneros preferidos en la literatura, creo que la facilidad de los narradores para ser sutiles con la información lo hace incluso más efectivo sobre la página que en la pantalla. Por segunda vez en la historia de este blog, cubrimos a la incomparable Agatha Christie, pero en esta ocasión con su detective más célebre: Hercule Poirot.


Pese a ser vendido y analizado como una historia de Poirot, algo no del todo extraño ya que su perspectiva es la primera que leemos, sino que el belga es el elemento clave en la resolución del misterio, pero la novela en realidad es una historia que en lenguaje fílmico llamaríamos "cross-over", pues conjunta a cuatro de los investigadores de la escritora, con Ariadne Oliver, el coronel Race y el inspector Battle jugando roles importantes en la trama. En ese apartado, creo que es importante darle crédito a Christie por la facilidad con la que reintroduce a los personajes, pues pese a sólo conocer previamente a dos de los cuatro investigadores, rápidamente comprendí el estilo y personalidades de todos, sin necesidad de leer sus casos previos.


El misterio, que consiste en el asesinato de un excéntrico millonario durante un juego de bridge, se beneficia de una estructura muy sólida, que oscila entre varios puntos de vista para proporcionarle al lector toda la información necesaria de una manera mesurada y sutil. La diferencia de estilos entre los cuatro investigadores es la que genera casi todo el sentido del humor, sobre todo en los primeros capítulos, y los cuatro sospechosos están lo suficientemente delineados para hacerlos intrigantes; de hecho, desentrañar el pasado de cada uno representa en sí mismo una interesante subtrama meritoria de su propia historia. La mayoría de los capítulos son en extremo breves, lo que favorece el ritmo de lectura, y los últimos diez capítulos me parecen una maravilla del género, pues logran introducir cuatro giros de trama en rápida sucesión a la vez que cada uno recibe su momento para respirar, y la resolución final logra ser congruente con toda la construcción previa, invitando a la relectura sin que el lector se sienta timado, pues todas las pistas fueron debidamente planteadas, y la "subversión" de la conclusión es una un tanto irónica, en un excelente balance tonal.


Christie advierte en su introducción que la respuesta no dependerá de evidencia material (los cuatro sospechosos aparentan tener medios, móvil y oportunidad), ni de arquetipos del género, sino de una deconstrucción psicológica, y por eso creo que ha pasado la prueba del tiempo, pues invita a los personajes, y al mismo lector, a buscar pistas poco convencionales, y el estilo triunfa gracias a su redacción pulida y su atención al detalle, en el que los interrogatorios iniciales no sólo evitan ser aburridos, sino que logran llegar a generar tensión gracias al sólido trabajo de caracterización y la facilidad con la que la autora incita al lector a ser participante activo de la trama. En ese sentido, creo que esta novela, relativamente ligera en tono, es ideal para introducir a un nuevo público al personaje de Poirot, pues encapsula su sentido de la moral, su humor peculiar, cierta arrogancia, y sus preguntas excéntricas, que en su conjunto vuelven los capítulos de las explicaciones entre los mejores de cada historia.


Pese a que la historia contiene muchos personajes, como se desglosa en el apartado introductorio de mi edición (cuatro investigadores, cuatro sospechosos, una víctima y cuatro personajes incidentales clave), la trama está muy bien focalizada, y es más concisa de lo que uno esperaría al inicio dado el tamaño del elenco y la variedad en locaciones, pues salvo por un clímax anticipado, casi toda la fuerza narrativa se encuentra en el diálogo (en el que los ocho personajes centrales se someten a un verdadero duelo de paciencia e inteligencia) más que en la acción.


Sólo un problema tengo con la historia, y es que puede resultar difícil de seguir, sobre todo en el segmento medio, para aquellos que no están familiarizados con las reglas del bridge, y en este momento no sé como se podría adaptar las pistas psicológicas detrás de las partidas a otro juego (la novela, en ese sentido, es arraigadamente británica, con pocas consideraciones al público internacional), pero el concepto mismo de introducir a los sospechosos como asesinos que evadieron la justicia (sea esta afirmación verdadera o falsa) tiene el suficiente poder para que el lector se sobreponga a la barrera cultural, con un excelente trabajo de personajes y un misterio sólido, uno de los clásicos del género que logra ser satisfactorio pese a no resolver una de sus interrogantes.




  • Título original: Cards on the table

  • Autora: Agatha Christie

  • Año de publicación: 1936




Hasta el próximo encuentro...


Navegante del Clío

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