Chac Mool
- raulgr98
- 7 may 2024
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Por tercera vez, Navegante del Clío regresa a la obra de Carlos Fuentes, en esta ocasión para comentar el que probablemente es su cuento más famoso, erróneamente considerado realismo mágico, Chac Mool.
El relato efectivamente pertenece al género de la fantasía, pues sigue al protagonista, Filiberto, quien adquiere una estatua maya que lentamente comienza a cobrar vida. Sin embargo, no se le podría considerar realismo mágico, pues el personaje muestra sorpresa e incluso horror ante la revelación. En todo caso, dada la facilidad que tiene Fuentes para mezclar lo cotidiano y lo irreal, el término más apropiado sería fantasía urbana, pues la combinación de ambos elementos es el producto tanto de la tensión, como del desarrollo temático de la historia, que aunque tiene una conclusión satisfactoria, deja varios puntos abiertos, como las circunstancias exactas de la muerte del protagonista (que no es un spoiler, el relato inicia en extrema res).
La estructura del relato favorece el cuestionamiento del protagonista, pues conocemos su historia de forma indirecta: un narrador anónimo proporciona un contexto vago y lee las entradas del diario de Filiberto, el personaje central. El formato de diario no sólo permite cuestionar la condición mental de quien lo escribe, sino que es posible incluso preguntarse si hay censura, ya sea por parte del propio Filiberto o del narrador (por ejemplo, una de las entradas del diario está incompleta). Se puede decir, por tanto, que hay tres narradores: el anónimo, y dos Filibertos (uno cuerdo, uno consumido por la situación). Sin embargo, quiero proponer otra opción: que al menos una de las entradas del diario está escrita por el propio Chac Mool, al que Filiberto adjudica comportamientos de niño, descripción similar a la que hace el narrador anónimo del cambio de estilo.
Me parece que Fuentes logra construir muy bien el elemento de terror, en un estilo ágil de oraciones simples (salvo un par de monólogos casi delirantes) que le dan un ritmo casi cinematográfico: lo sobrenatural ocurre primero en acontecimientos extraños pero con cierta lógica, o ilusiones (como que la expresión del Chac Mool cambie con la luz) antes de volverse progresivamente más inexplicable. Sin embargo, también es posible que, pese a que la conclusión parece confirmar la historia, no exista el elemento fantástico, siendo una posible evidencia que Filiberto escribe en una parte de su diario "hoy decidí que el Chac Mool sale de casa", como si fuera una construcción suya.
Hay un poco de crítica social a la modernidad en el relato (me parece en especial trágico que el club en el que Filiberto gastó sus pocos ingresos no permitan que el velorio se de en sus instalaciones), pero me parece que el tema central recae en el individuo: se trata de un burócrata deprimido, frustrado por una vida monótona e irrelevante, en la que su nostalgia por su juventud parece ser un detonante por la obsesión por las piezas prehispánicas que lo llevan a la ruina. Aunque hay una exploración filosófica en algunos pasajes, y se establece brevemente una discusión teológica interesante en la primera mitad del relato, el grueso del desarrollo temático del cuento es sobre la identidad y el control. En ese sentido, muchos han querido establecer una relación de Chac Mool con Casa tomada (Julio Cortázar), y darle lecturas desde el psicoanálisis (el sótano inundado) o la teoría del doble, pero creo que la obsesión de Filiberto tiene una dimensión con aspiraciones más grandes, con las que cerraré esta recomendación.
Me parece que Filiberto es una metáfora de la propia sociedad mexicana, dominada por el pasado y la superstición pero incapaz de comprender la historia. El personaje principal, como el país mismo, encierra múltiples contradicciones: sigue una vida moderna con la que no está conforme pero le da cierta comodidad, aspira a pertenecer a un club que, aunque barato, por ser alemán eleva su estatus, venera el pasado prehispánico como concepto, mas no lo respeta. Lo único de lo que este protagonista no puede desprenderse es de su casa, una vieja mansión porfiriana ¿es sólo, como afirma, porque es la herencia de sus padres? ¿O es que esta mexicanidad, moderna y con aspiraciones globales, es de la que está más orgulloso en el fondo?
El Chac Mool confiere estatus, y despierta en el protagonista una fascinación, pero la obsesión por él encierra una crítica bastante explícita a las prácticas de consumo de piezas históricas como modas o souvenirs, pues el Chac, aunque malvado en su obsesión por el control, es más cruel por que reciente haber sido desprendido de su tierra y arrojado a una realidad que no conoce. Sin embargo, lentamente el Chac comienza a sentir curiosidad por ese nuevo mundo, y Filiberto llega a teorizar que morirá si logra humanizarlo. El Chac no muere, pero, si interpretamos el final de forma literal, se ha convertido en un ser más falso y grotesco al abrazar la modernidad, misma condena que enfrentará el pasado si se le utiliza sin intentar conocerlo. Como Filiberto, los que intenten arrogantemente dominar el pasado quizá acaben convertidos en sumisos de un mundo que los rebasa.
Título original: Chac Mool
Autor: Carlos Fuentes
Año de publicación: 1954
Hasta el próximo encuentro....
Navegante del Clío
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