Chicago
- raulgr98
- 29 ene 2023
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! En esta ocasión del musical del mes, la obra que les recomiendo es una de las más longevas del teatro, pero que saltó a la fama por su multi premiada adaptación cinematográfica de 2002: Chicago.
Una historia inspirada por un reportaje sobre mujeres asesinas escrito en 1924, el musical recrea el juicio de la aspirante a artista Roxie Hart, quien es encarcelada y sometida a un juicio por homicidio en los inicios de la era del jazz, involucrándose con el taimado abogado Billy Flynn y con Velma Kelly, una estrella del vaudeville y antiguo ídolo de Roxie, ahora enfrentando los mismos cargos.
En las distintas adaptaciones que se estrenaron previamente (sobre todo películas mudas), Roxie era inocente del asesinato, para ajustarse a una versión más tradicional de contar historias. El musical, sin embargo, retiene el espíritu del reportaje original y es explícito en la culpabilidad de la protagonista desde la introducción. Esto para mí fue clave para el éxito del libreto, puesto que de otra manera no sería posible explorar los temas de la historia: una ácida crítica a la justicia norteamericana, particularmente en las grandes ciudades de los 20's, en los que la manipulación del sistema y de la prensa eran no sólo usuales sino casi presumidas, y los casos más escandalosos despertaban gran interés en un público hambriento como si de chismes de farándula se trataran.
El de Chicago es un elenco bastante pequeño, puesto que si uno no incluye a los y las bailarinas de la compañía se cuentan únicamente con seis actores principales. Esto tiene la ventaja de permitirle a los actores permanecer más en la memoria del público (tienen más minutos en el escenario) y usan el tiempo extra a su favor para construir personajes ya sea a través de la corporalidad (sobre todo el personaje de Velma), las canciones (cinco de los seis personajes tienen solos icónicos) y el sentido del humor que sólo es posible ya que todos tienen una personalidad muy bien delineada. Incluso el trabajo de la compañía ofrece pequeños momentos memorables, como el actor o actriz que tiene la tarea de encarnar a todos los miembros del jurado en la última escena del juicio. Si pusiéramos a los personajes bajo la lupa ética, casi todos reprobarían la prueba, por lo que es tarea de los actores reforzar con carisma la chispa cínica del libreto para que la experiencia no se vuelva insufrible.
Mencioné brevemente el sentido del humor, pero quiero ahondar en ese aspecto pues para mí es una de las mayores fortalezas del musical. Aunque trata de asesinatos y la corrupción del sistema, de ninguna manera se le puede considerar un drama. Dentro de la clasificación del teatro, encajaría más como una comedia satírica, pero creo que es importante devolver un poco el prestigio al género, normalmente asociado con lo superfluo. En la antigua Grecia, la comedia era usada no sólo como entretenimiento, sino para hacer una mordaz crítica a la sociedad o a las figuras políticas contemporáneas, y Chicago tiene el primero de aquellos objetivos. El diálogo, lleno de dobles sentidos y agudos chistes, está cuidadosamente elaborado para deconstruir instituciones como la corte, la prensa y el sistema carcelario, pero también el mundo del arte, lo banal de ambicionar la fama y nuestra propia insensibilidad como público a los acontecimientos trágicos, que más que horrorizarnos usualmente llaman más nuestra curiosidad (en un periódico las dos secciones más leídas son por lo general la nota roja y los chismes de farándula, y ambos están entrelazadas en la obra). Proporciono únicamente dos ejemplos de como la crítica social está presente, y que dentro de la comedia hay momentos tensos: de siete mujeres que son juzgadas en la obra, sólo una es sentenciada a muerte, la inocente, injustamente colgada por su condición de inmigrante (que no le permitía contratar una buena defensa y la dejaba en total estado de incomunicación, pues desconoce el inglés). El otro ejemplo, más ligero pero considerablemente más divertido, es la canción We both reached for the gun, en la que el abogado mueve a su cliente como muñeco de ventrílocuo, fabricando una descabellada historia para ganarle la simpatía del público y manipulándola a ella, a los periodistas y al sistema mismo como si de marionetas se tratara.
Hablando de la música, creo que la banda sonora es el mejor elemento de la obra es la banda sonora, una de las más icónicas de la historia. La orquesta está llena de vertiginosos movimientos de jazz que ayudan a contextualizar al espectador en la tentación que representaba la locura de los años 20's. Al igual que con el libreto hablado, las canciones están llenas de dobles sentidos acompañados de la brillante coreografía de Bob Fosse, que mezcla pasos de diversos géneros dancísticos. Entre las canciones, All that jazz (el opening) es probablemente la más conocida y una perfecta encapsulación de la época. La mayoría afirma que las mejores canciones están en el primer acto, incluyendo también We Both reached for the gun, la perturbadoramente divertida Cell Block Tango (quizá el número más homenajeado de la producción) y I can't do it alone, un solo complejo físicamente para Velma por los cambios de ritmo; pero el segundo acto, aunque más corto, mantiene el nivel de calidad y agrega a la lista otros dos clásicos; Mr. Cellophane y Razzle Dazzle, este último un favorito personal mío por su mirada particular al sistema de justicia.
Sin embargo, la razón por la que me pareció más importante hablar de esta obra es ofrecer una reflexión sobre como hay potencial en las obras peor recibidas y la importancia de no rendirse. Como pueden leer en la ficha técnica que agrego al final, la producción original se estrenó en 1975, pero las críticas que recibió fueron mixtas, y aunque estuvo nominada a 11 Tonys perdió todos. En 1996 se relanzó (lo que en la industria llaman un revival) sin cambiar la música, sólo modificando la producción y el montaje, convirtiéndose esta versión en la más popular, que migró a varios países, ganó seis Tonys, incluyendo Mejor Revival, Mejor Actor protagónico (James Naughton-Billy), mejor actriz protagónica (Bebe Neuwirth-Velma), mejor dirección (Walter Bobbie) y mejor coreografía; siguiéndose presentando hasta la fecha.
El rasgo distintivo de este nuevo montaje es su estilo minimalista: los vestuarios son extremadamente simples y carece de escenografía salvo por sillas, escaleras y una estructura en la que se coloca la orquesta (lo cual le permite innovadoramente interactuar con el elenco); todo lo anterior en estricto color negro. Esto tiene un propósito práctico muy simple: permitir que el diálogo y la coreografía destaquen por sí mismas sin que la atención se disperse hacia otros rubros; pero también creo que fue una decisión que tiene congruencia temática, pues el espectador ve a los personajes "desnudos" y por lo tanto entiende la verdad de la historia al no poder ser manipulado por la brillantina y el espectáculo del que hablan los estafadores en la narrativa. Además, en un año en el que la película ya existe y ocupa unos recursos visuales muy diferentes (cada número transcurre dentro de la imaginación de Roxie, quien los concibe como números de vaudeville), esto permite que las dos versiones se complementen en lugar de competir entre ellas, y el público pueda obtener cosas provechosas de ambas experiencias.
Como conclusión, además de invitar a divertirse con la obra y reflexionar sobre la existencia de la justicia, los invito a no rendirse en sus proyectos profesionales o personales si encuentran dificultades inicialmente. Mejoren las cosas que crean necesarios, aprendan de las experiencias negativas, pero nunca olviden que hay veces que incluso en los mayores desastres hay un potencial ilimitado para brillar.
Año de estreno: 1975 (Broadway)
Música: John Kander
Letra: Fred Ebb
Libreto: Fred Ebb y Bob Fosse
Dirección: Bob Fosse
Elenco original
Gwen Verdon (Roxie Hart)
Chita Rivera (Velma Kelly)
Jerry Orbach (Billy Flynn)
Barney Martin (Amos Hart)
Mary McCarthy (Mama Morton)
Michael O'Haughey (Mary Sunshine)
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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