Movin’ Out
- raulgr98
- 29 oct
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Durante mucho tiempo ya he querido cubrir de nuevo un musical juke box, es decir, aquellos que utilizan música existente, pues me parece un ejercicio brillante de creatividad, que algún día aplicaré en un salón de clases. Repasando la lista, recordé la existencia del que es probablemente el musical más extraño que he visto, al menos de entre los que gozaron de cierta popularidad en el mainstream.
Un concepto de la reconocida bailarina y coreógrafa Twyla Tharp, el musical toma como principal fuente de inspiración la música de Billy Joel (unas treinta y dos canciones, dependiendo del montaje) para contar la historia de un grupo de jóvenes (cuyos nombre también provienen de composiciones del artista) antes, durante y después de la guerra de Vietnam. Un éxito en taquilla, sobre todo tras una sesión de modificaciones en las que colaboró el cantante, fue nominada a diez premios Tony, de los cuales ganó dos: Mejor coreografía y mejor orquestación.
Hasta ahora no parece nada fuera de lo ordinario: música de popularidad probada, talento consolidado, una historia que permite explorar madurez, romance y tragedia; pero la obra es todo menos convencional. Para comenzar, pese a tener una estructura en dos actos, dura sólo hora y media, considerablemente más corto que el musical estándar; pero la peculiaridad que se ha convertido en su sello distintivo es que la historia no solo depende de un diálogo mínimo o nulo, sino que ninguno de los artistas sobre el escenario canta, jamás.
¿Cómo funciona esto? Bien, la trama es una muy básica, en la práctica esquemática, y todas las canciones son interpretadas por un solo personaje (Piano Man), quien está suspendido sobre el escenario en una plataforma junto con el resto de la banda, mientras que el resto de la compañía (unos treinta hombres y mujeres) interpretan el significado de las canciones mediante números dancísticos, en un estilo que se ha denominado “rock ballet”, dado que esas son las principales influencias de la coreografía.
Este estilo narrativo, nada convencional, tiene éxito, por un lado, al excelente trabajo de coreografía, que logra dotar a cada uno de los personajes principales de un lenguaje corporal único, logrando darle coherencia a la trama sin tener que modificar las letras (de verdad, algunos de los números musicales se encuentran entre los mejores bailes que he visto en escena, algunos de ellos inesperados, pues los temas originales no remiten de forma inmediata a un baile), y por el otro gracias a la precisión con la que la dirección integró los elementos técnicos: salvo unas mallas y el movimiento de la plataforma para la banda, el musical carece de escenografía, pero logra comunicar el paso del tiempo, los cambios de ambientación e incluso giros en el tono mediante un impresionante juego de iluminación, proyectando distintos colores con apoyo de máquinas de humo, así como distribuir algunos de los números musicales más calmados para que la audiencia ponga su atención en la banda, permitiéndole a los bailarines realizar rápidos cambios de vestuario, más de los que imaginaba, e incluso introducir utilería al escenario (el más memorable de ellos, un auto en el primer acto).
Sé que ésta publicación quedó corta comparada con otras en esta sección, en la que suelo extenderme, pero es que hay poco más que se pueda decir que puede acercarse a verla; todas las obras son una experiencia difícil de trasladar al medio escrito, pero hay algunas que tiene que verse para creerse. Movin’ out no debería funcionar, pero de alguna manera pude empatizar con los retos, triunfos y fracasos de los protagonistas, y pese a nunca escucharlos, es posible comprenderlos, una prueba más que el musical, como medio de expresión, no conoce los límites.
¿Y la música? Creo que en gran medida, el triunfo del concepto se debe a que las composiciones de Billy Joel siempre me han parecido muy narrativas, pero la razón por la que no me detuve en ellas es que esta publicación tendrá parte complementaria: los espero el sábado con el ranking de mis veinte canciones favoritas del artista, muchas de las cuales fueron incorporadas al musical.
Año de estreno: 2002 (Broadway)
Música: Billy Joel
Letras: Billy Joel
Libreto: Twyla Tharp
Dirección: Twyla Tharp
Elenco original
Michael Cavanaugh (Piano Man)
Elizabeth Parkinson (Brenda)
John Selya (Eddie)
Keith Roberts (Tony)
Ashley Tuttle (Judy)
Benjamin G. Bowman (James)
Scott Wise (Sargento)
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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