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Choque de reyes

¡Bienvenidos pasajeros! El día de hoy continuamos con el análisis de la saga Canción de Hielo y Fuego qué, como escribí la semana pasada, es dividida en elementos concretos de análisis. Si quieren leer las generalidades, mi valoración del primer libro aplica a grandes rasgos a los subsecuentes.


Tras la muerte del rey, varios pretendientes se han coronado, y en el segundo libro de la saga, Poniente se ve devastado por la brutal guerra de los cinco reyes, mientras un cometa presagia el regreso de la magia. Siete de los personajes narradores regresan en este segundo libro, y dos nuevos se incorporan: Theon Greyjoy, pupilo de Ned Stark, y Davos Seaworth, antiguo contrabandista al servicio de uno de los aspirantes.


El elemento que quiero destacar hoy, que para mí es la clave del éxito de la saga, es el trabajo con personajes, una de las mayores fortalezas de Martin. En una de sus entrevistas, el novelista compartió su admiración por la cita de Faulkner: "lo único sobre lo que vale la pena escribir es el corazón humano en conflicto con sí mismo", y el autor parece haberse tomado esta afirmación como guía narrativa.


Los personajes del mundo de Canción de Hielo y Fuego son complejos, no sólo por su extenso trasfondo, sino por la incapacidad de prácticamente todos de adaptarse al sistema en el que viven (hay quienes buscan cambiarlo, otros buscan sobrevivir, otros esperan triunfar dentro de él, y otros más ni siquiera lo entienden). En la mayoría de los casos, la moralidad de los personajes es ambigua, lo cual es un caldo de cultivo para traumas, errores y arrepentimientos; pero en ningún momento es incongruente, pues incluso las aparentes contradicciones en sus acciones parten de ambiciones y defectos de una personalidad muy bien definida.


Por un lado, los personajes narradores son a los que más conocemos, y en ellos Martin desnuda su percepción de la naturaleza humana: emocionalmente inestables, manipulables, con una percepción de ellos mismos y su situación muchas veces alteradas, en el que los pensamientos ocultos son mucho más importantes que las palabras que dicen, y los anhelos se contradicen con las expectativas que ellos mismos, y la sociedad, les imponen (en palabras de uno de los personajes, el amor es la muerte del deber, y cual de las dos es la opción correcta es una decisión compleja, que depende de cada situación).


Por otra parte, si aplicamos esta misma lógica a los personajes no narradores, encontramos construcciones muy interesantes: puesto que el diálogo no muestra la imagen completa, y la descripción de ellos se ve empañada por la percepción y prejuicios de los narradores, resulta un ejercicio fascinante tratar de descifrar la verdadera personalidad y motivaciones de aquellos cuya mente nos es vedada; y que algunos personajes sean analizados desde distintos puntos de vista, y después obtengan el propio, es un contraste que nuevamente, invita a la relectura.


En la publicación anterior, comenté que introducir personajes en lados opuestos de un conflicto es una fortaleza narrativa; y a partir del segundo libro, cuando las redes de relación se vuelven aun más compleja, el contraste de visiones se vuelve el principal foco de atención del lector. Como espectador de la narrativa, puede llegar a ser frustrante ver como quienes deberían ser aliados naturales son incapaces de ver más allá de sus prejuicios, y es una eterna fuente de tensión ver a los narradores ser incapaces de ver las mentiras de los demás, y actuar sin tener el panorama completo.


En un mundo gris, es muy poco común encontrar personajes que se puedan considerar virtuosos (ingenuos sería una palabra más apropiada), pero parte de la complejidad radica en que cada uno de los personajes tiene un deseo intrínseco, un valor, que guía sus acciones, lo que permite que enfrenten arcos a lo largo de cinco libros muy interesantes (algunos abrazan sus aspectos más negativos, o descienden a la locura, otros encuentran la redención, o redescubren su identidad), en los que las coincidencias casi no existen, sino que cada paso es una consecuencia de las acciones del propio personaje (el cómo pequeñas transgresiones y errores de cálculo pueden tener grandes efectos es uno de los temas del autor), lo que vuelve satisfactorias incluso las tragedias.


El mundo es feudal, y al casi no existir plebeyos (sin contar prólogos y epílogos, sólo dos narradores no tuvieron un origen noble), sería sencillo caer en la trampa de un punto de vista homogéneo, pero pese a partir de situaciones similares, la saga aprovecha las diferencias intrínsecas a la edad, el género y las experiencias (el grado de contacto con la violencia, por ejemplo) para que cada personaje se distinga y tenga una voz única. Algunos han llamado a esta serie un conjunto de novelas río, y aunque no comparto del todo esta definición, la polifonía de voces, que resulta en la ausencia de un personaje central, es sin duda el elemento que más enriquece la experiencia lectora.


  • Título original: A clash of kings

  • Autor: George RR Martin

  • Año de publicación: 1998



Hasta el próximo encuentro....


Navegante del Clío

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