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Cómo entrenar a tu dragón

¡Bienvenidos pasajeros! Revisando la lista de publicaciones, me percaté que con una honrosa excepción, todas las películas animadas que he cubierto pertenecen al imperio de Disney-Pixar. Para corregir un poco el rumbo, decidí el día de hoy migrar brevemente a su principal competencia, Dreamworks, con una de mis películas favoritas del estudio: How to train your dragon.


Basada en el libro de Cressida Cowell, la cinta de 2010 es dirigida por Chris Sanders y Dean Debois, quienes coescribieron la película con Will Davies. El inicio de una franquicia exitosa tanto comercial como críticamente (esta producción fue nominada a dos Oscar), la historia sigue al joven vikingo Hiccup (Jay Baruchel) quien captura a un peligroso dragón para ganarse el respeto de su padre y su pueblo, pero decide entrenarlo en lugar de matarlo. El talento vocal está completado por America Ferrera (Astrid), Gerald Butler (Stoick), Craig Ferguson (Gobber), Jonah Hill (Snotlout), Christopher Mintz-Plasse (Fishlegs), TJ Miller (Tuffnut) y Kristen Wiig (Ruffnut).


Empezaré con el único aspecto de la película que nunca ha conectado del todo conmigo (y ni siquiera estoy seguro por qué), siendo este el diseño de los personajes humanos. Por un lado, respeto que se alejaran de los estándares de belleza tradicionales, pero creo que en 2010 la animación no estaba del todo refinada para hacer buenas expresiones humanas (salvo escenas brillantes con Hiccup y Stoick) y por lo tanto los rostros en la mayoría de las ocasiones están demasiado caricaturizados para mi gusto. Por otra parte, creo que el equipo de diseño superó este problema con la animación de los dragones, que hacen a cada uno perfectamente reconocible, desbordando creatividad en la visualización y movimiento de cada criatura.


No he leído el texto en el que el guión se basa, así que no puedo hablar del proceso de adaptación. Sin embargo, puedo afirmar que esta película supera por mucho los límites en los que típicamente se encuadra una historia infantil, pues es sorprendentemente adulta. El mayor mérito de esta madurez se debe al trabajo con Hiccup, que es un personaje muy atractivo: desde la primera secuencia la audiencia entiende su soledad, sus ambiciones, sus inseguridades y su miedo, lo que le da más dimensión a las tres relaciones del personaje: Stoick, Astrid y Toothless (el dragón). Astrid es la menos importante de estas tres relaciones, pero le debo dar crédito al guión que en muy pocas escenas logran construir un romance creíble y darle a ella un pequeño arco de personaje. En cuanto a Stoick, quien funge en la práctica como antagonista de la cinta, creo que es el elemento más brillante de la historia, y una de las mejores representaciones de una relación padre-hijo problemática, pues el padre está claramente errado, y puede llegar a ser cruel, pero la película en todo momento deja claro que intenta desesperadamente conectar con un hijo al que ama. Por otra parte, construir una relación de amistad carismática entre Hiccup y Toothless resultó de una tarea compleja, y se le debe dar mucho crédito al equipo creativo por no optar por la salida fácil, que era hacer que el animal hablara. De esta manera, la emotividad del dragón debe ser comunicada exclusivamente a través de gestos y corporalidad, y el trabajo fue tan bueno que no sólo es evidente la inteligencia y personalidad del personaje, sino que su vínculo con el protagonista es genuino, construyendo una relación de iguales. En cuanto al resto de personajes humanos, están reducidos en su mayor parte a alivio cómico, y debo decir que en ese sentido la mayoría sobra, si bien entiendo la relevancia narrativa que tienen en el segundo y tercer acto como soporte de los arcos principales. La honrosa excepción es el personaje de Craig Ferguson, quien es hilarante en todas sus interacciones.


La película no tiene muchas secuencias de acción destacables, pero tiene secuencias memorables de contemplación. Por otra parte, el mejor trabajo a nivel de dirección son las secuencias de vuelo, que tienen el movimiento más complejo y dinámico, joyas en animación técnica, y el uso más creativo de colores e iluminación. Finalmente, sin lugar a dudas el principal héroe de esta película es John Powell. el compositor, quien creó la que es para mí la mejor banda sonora de una película animada (sin contar musicales), realzando con una atmósfera épica e incluso dramática todas las secuencias de la cinta, particularmente el primer vuelo, que simplemente quita el aliento.





Hasta el próximo encuentro...


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