El banquete
- raulgr98
- 3 jun
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Durante los próximos tres días, en este espacio hablaremos de Latinoamérica, pero de una perspectiva crítica que por un lado ensalza su producción cultural, a la altura de cualquier otra región del mundo, pero por el otro no se ciega a las problemáticas políticas y sociales.
En esa línea, la lectura recomendada de hoy proviene de Perú, y con una extensión muy breve, el autor construye una sátira de las relaciones de complicidad entre las élites políticas y económicas, así como la fragilidad de los regímenes.
El concepto de la historia es uno sencillo, un rico provinciano, llamado de forma nada sutil Fernando Pasamano, invierte la mayor parte de su fortuna en renovar su casa y preparar un exuberante banquete, con el único propósito de agasajar al presidente de la República, a fin de obtener de él un cargo como embajador y una concesión para construir un ferrocarril. Por lo tanto, pese a su brevedad, el cuento tiene una estructura clara, dividida en cuatro bloques (la preparación del banquete, la invitación al presidente, el banquete, el día siguiente), tanto por acciones concretas como por los cambios en el estado emocional del protagonista, inseguro de la efectividad de su plan pese a ser pariente del presidente (que necesite adularlo pese a una relación previa es para mí la mejor representación del ego y vanidad de la clase política).
El estilo del cuento es de corte realista, en el que sin dar muchas señas temporales o geográficas se presenta una situación común y mundana, con pocas o nulas metáforas, sino un uso preciso del lenguaje, de una forma casi estéril. Esto tiene un efecto narrativo interesante, pues aunque el cuerpo del relato se concentra en extensas descripciones de la opulencia de los preparativos, la falta de recursos poéticos en ella hacen que el ejercicio se perciba un tanto artificial, pues es claro que todos los personajes están más interesados por las apariencias.
En esa misma línea, aunque no se explora mucho, me parece interesante un pasaje en el que el autor afirma que tanto Don Fernando como su esposa no tienen idea de cómo debe ser un banquete presidencial, pues solo han asistido a “comilonas provinciales”. Con esto no creo que Ribeyro critique la movilidad social, o busque humillar a sus personajes que no provienen de Lima, pero en general creo que sirve como una metáfora de esta clase política y económica que, para aparentar gozar de cierto estatus, dejan de lado sus identidades para proyectar una idea de riqueza que, en una sociedad clasista, debe estar equiparada a la opulencia urbana, criolla y catrina.
Ciento cincuenta invitados, cuarenta camareros, dos orquestas y dos fuentes distintas de entretenimiento, es la inversión que realiza Don Fernando, sin contar las renovaciones, servicios y alimentos; todo para congraciarse con un solo individuo; ese derroche por parte de un hombre tiene, a más de sesenta años de su publicación, paralelismos con el gasto excesivo de las clases políticas y económicas, destinado no al beneficio de la sociedad sino a la persecución de ambiciones personales o el fortalecimiento de un discurso. Don Fernando es la mejor muestra de la corrupción en el poder, que se prevale de la adulación para aumentar su fortuna (en lo que hoy llamaríamos adjudicación directa, en un esquema de compadrazgo), tan vacío de cualquier rasgo de empatía que en sus fantasías sólo ve reflejos de sí mismo y una acompañante que no es su esposa; mientras que el presidente, con gran pompa y altanería, es pese a la brevedad de su aparición, una de las mejores representaciones que he visto de un político: carente de virtudes explícitas, con su única preocupación la de engrandecer su propio ego, con los funcionarios de gobierno llegando a tal nivel de abyección que son equiparados a una corte real.
No revelaré aquí el final del cuento, que le proporciona una gran dosis de humor al emplear un excelente uso de la ironía dramática, y que creo que encapsula de manera perfecta como es en realidad el poder: marcado por la soberbia y el influyentismo, pero también frágil y perenne.
Título original: El banquete
Autor: Julio Ramón Ribeyro
Año de publicación: 1958
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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