El cuento del señor de Tlalocan.
- raulgr98
- 13 oct 2022
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Eran apenas los primeros años del Quinto Sol, pero el mal ya anidaba en el corazón de hombres y mujeres por igual. Los dioses me habían creado ya anciano, por lo que pensé que mi pueblo aceptaría mis palabras como verdad y cambiarían su rumbo, pero lo único que gané fue que me tomaran de brazos y piernas y me arrojaran a un lago hasta que el agua entró a mis pulmones, quemando todo a su paso.
Cuando desperté, me encontré en el palacio azul del dios de la lluvia, y me pareció de los lugares más hermosos que había visto. Conducido por siervos hasta el salón del trono, me arrodillé ante la terrible presencia de Tlaloc, y el señor de Tlalocan rugió cual tormenta cuando me di la bienvenida, pues me había convocado para contarme la historia del sol anterior a aquel bajo el que había nacido:
"Después de que yo, Tlaloc, en mi furia y duelo destruí el tercer sol con mi lluvia de fuego, fue la hermosa Chalchiuhtlicue, quien se sienta a mi lado en el palacio de Tlalocan, quien construyó una nueva humanidad de las cenizas.
Y los amó, los amó como ningún dios antes o después había amado a sus creaciones, pero sus ancestros eran criaturas malagradecidas. Ella sólo quería recibir el amor y la veneración que yo no le daba, y depositaba en ustedes todas sus esperanzas.
Aunque los hombres la veneraban, en secreto odiaban rendir homenaje, pero tenían temor de mostrarse tal y como eran. Y así fue durante toda una era hasta que el celoso Tezcatlipoca susurró en sus oídos que Chalchiuhtlicue los engañaba, nunca los había amado y sólo fingía bondad para recibir sus alabanzas. Creyéndole, y furiosos por el egoísmo de la señora de los ríos, fue entonces que los hombres se rebelaron y dejaron de rezar, conservando todo el tributo para ellos mismos.
Cualquier otro dios los habría destruido al instante, pero mi hermosa señora era de corazón noble, y las heridas que le provocaron le hirieron en lo profundo; aunque eso no cambió el destino de tus ancestros. Porque Chalchiuhtlicue lloró, y lloró por 52 años; pero cuando sus lágrimas cayeron del Tlalocan a la Tierra se convirtió en terrible lluvia que ahogó a todos, salvo a un puñado de fieles que ahora me sirven porque la diosa construyó un puente para que subieran; mientras que el resto de los sobrevivientes se convirtió en peces"
-¿Por qué me cuenta todo esto, gran Taloc?-pregunté confundido.
-Por que estoy harto de reunirme con los otros dioses para debatir y reconstruir una tierra devastada y escoger un nuevo sol. Te he convocado a mis salones para que escuches la historia del cuarto sol, y la calamidad que puede pasarle a los tuyos sino regresan a las buenas costumbres. Ahora te enviaré de regreso para que cuentes mis palabras y, con mi bendición, te conviertas en guía de tu pueblo y salves el quinto sol de la muerte a la que los anteriores fueron condenados; pero debes hacerlo rápido porque te advierto, estás en tiempo prestado y nadie escapa de mi salón para siempre.
Dormí esa noche en el Tlalocan y amanecí de nuevo en mi pueblo, donde de inmediato compartí esta historia con mis vecinos, con los niños, con los mercaderes, pero ahora lo pongo por escrito, porque no sé cuando el dios me llame de vuelta y tengo miedo que sea demasiado tarde para salvarnos a todos del fuego y el agua.
¡Bienvenidos pasajeros! Muchos de ustedes quizá están familiarizados con el mito de la creación del quinto sol, pero creo que también es importante para entender la cosmogonía mexica conocer como concebían los soles anteriores.
Lo que me decidió a narrar el cuarto sol específicamente es que sería interesante abrir la conversación sobre el mito del diluvio, pues aunque el más famoso es la versión bíblica, si revisamos la historia de la humanidad la gran inundación forma parte de las mitologías: mesopotámica, china, hindú, griega, chibcha (Colombia), mapuche, maya, inca y guaraní entre otras, como la mexica que es la recreada aquí.
¿Por qué tantas civilizaciones tienen historias tan parecidas? ¿De verdad sucedió, o apela a nuestros miedos y ambiciones comunes? La pregunta te la dejo a ti, lector.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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