El encanto del águila
- raulgr98
- 20 nov 2024
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Las producciones culturales realizadas en conmemoración de un aniversario rara vez resisten el paso del tiempo, pues tienen prioridades de corte político. Sin embargo, hay unas pocas ocasiones en las que, de manera inesperada, una historia logra satisfacer los deseos de los poderes detrás de su realización y a la vez tener algo que decir, e incluso Televisa puede sorprender con una calidad inesperada, como es el caso de la serie que recomiendo hoy.
Transmitida a finales de 2011, la serie es dirigida por Mafer Suárez y Gerardo Tort, mientras que Carlos Pascual, Caitlin Irwin, Ximena Escalante y Alejandro Mendoza comparten labores de guionistas. El elenco, que combina a veteranos de teatro y cine con nuevos talentos, está integrado por Ignacio López Tarso (Porfirio Díaz), Cecilia Suárez (Carmen Romero Rubio), Gerardo Trejoluna (Francisco I. Madero), Mario Zaragoza (Victoriano Huerta), Ari Brickman (Henry Lane Wilson), Irene Azuela (Carmen Serdán), Enoc Leaño (Francisco Villa), Emilio Echeverría (Venustiano Carranza), Tenoch Huerta (Emiliano Zapata), Carlos Corona (Álvaro Obregón) y Damián Alcázar (Plutarco Elías Calles). Realizada en conmemoración del centenario de la Revolución Mexicana, fue bien recibida por la crítica pero decepcionó en rating (yo creo que perdió su ventana de oportunidad al haberse estrenado un año después). Sus trece capítulos, que recrean pasajes selectos del movimiento armado, se dividen de la siguiente forma:
Maderismo (Arresto de Madero y Plan de San Luis)
Maderismo (Asesinato de los hermanos Serdán)
Maderismo (Toma de Ciudad Juárez)
Maderismo (Decena Trágica)
Maderismo (Asesinato de Madero)
Constitucionalismo (Toma de Zacatecas e Intervención norteamericana)
Constitucionalismo (Convención de Aguascalientes)
Convencionismo (Ocupación de la Ciudad de México)
Convencionismo (Batallas del Bajío)
Constitucionalismo (Constitución de 1917)
Etapas finales (Asesinatos de Zapata y Carranza)
Etapas finales (Rebelión delahuertista y asesinato de Villa)
Etapas finales (Guerra Cristera, asesinato de Obregón, institucionalización)
Comenzando con los aspectos técnicos, debo decir que pese a las evidentes limitaciones de presupuesto (sobre todo en cinematografía), el equipo de diseño de producción sacó adelante la historia, con un muy buen trabajo de vestuario, sets y utilería. Pese a que no estoy del todo convencido de la estructura general de la serie, pues creo que dedica demasiado tiempo a la etapa maderista en detrimento de etapas más complejas del movimiento armado (el periodo 1920-1928 es el que más sufre), el ritmo interno de cada uno es perfecto, y cuentan historias contenidas en si mismas con resoluciones satisfactorias, que a la vez sirven a la historia general.
Salvo que me hubiera gustado una incorporación aún mayor de personajes femeninos (en el elenco de soporte, Ana Bertha Espín y Blanca Loaria dejan una gran impresión como la madre y la esposa de Madero, respectivamente, pero rara vez toman un rol protagónico), o de actores incidentales (soldados anónimos, clases populares) el elenco con el que contó la serie me pareció hizo un trabajo excelente dándole dimensiones a personajes históricos usualmente prototípicos. Aunque se centran en los once personajes que mencioné con anterioridad, la aparición "cameo" de otros actores como Otilio Montaño, Lázaro Cárdenas y Bernardo Reyes fueron sorpresas bienvenidas, mientras que la serie logra un gran trabajo incorporando al imaginario colectivo a algunos de sus personajes de soporte, siendo los que dejan la mayor impresión en el espectador Gustavo Madero (Andrés Montiel), Felipe Ángeles (Gustavo Sánchez Parra) y Adolfo de la Huerta (Ramiro Martínez).
Analizándolo como historiador, debo decir que la serie no se logra desprender del todo de las limitaciones de la Historia oficial, pues forma parte de un programa político. Entre los aspectos más notables, no tiene el valor de ser más crítico con Villa y Zapata, los dos personajes más idealizados de la serie; la crítica hacia el caos de la guerra y la falta de control sobre los movimientos populares es fuerte, mientras que es indulgente tanto con la clase empresarial (la crisis del Porfiriato es tratada desde el punto de vista político casi exclusivamente) como con los cristeros; y ambas se pueden explicar por que el PAN se encontraba en ese entonces en el poder (lo cual también es la razón por la cual la fundación del PRI es tratada como un final agridulce, tendiendo a lo oscuro, en contraposición a la glorificación con la que se trató hasta la década de 1990).
Entre los elementos positivos, creo que el equipo de guionistas e historiadores consultados fueron más críticos de lo que esperaba, y celebro que hicieran explícita la realidad que la Revolución nunca fue un movimiento unificado, ni siquiera en su concepción. Pese a que cada facción podría haber sido desarrollada por separado, con sus sutilezas y contradicciones, hay un cuidado por parte del guion por mostrar los choques políticos y de personalidad, lo cual resulta en capítulos movidos por el diálogo más que por la acción (la Convención de Aguascalientes, el Congreso Constituyente), que se encuentran entre los mejores de la serie; así como encontrar el balance entre mostrar las fricciones internas y la influencia de Estados Unidos en el conflicto. En cuanto a los personajes principales, la deconstrucción de Madero me pareció excelente, y consideré muy interesante la caracterización de Carranza, Obregón y Calles, y agradecí los intentos de mostrar una lectura imparcial de Díaz (beneficio del que no gozó Victoriano Huerta, único personaje sin matices, aunque las motivaciones de los alzados son claras). Pese a que de capítulo en capítulo es claro el posicionamiento de los guionistas en cada conflicto particular, todos los personajes son dotados del suficiente carisma por un lado y defectos de personalidad por el otro para abrir la puerta a una discusión más profunda, evitando así el mote de propaganda.
En cuanto a los temas; pese a tener secuencias de acción extendidas muy bien montadas, hay una condena enérgica de la violencia, y un fuerte recelo de la efectividad y beneficios a largo plazo de los movimientos sociales, optando por defender reformas legales e institucionales (pero desconfiando del idealismo político, considerado ingenuo por la serie). Por supuesto que esta postura informa también sobre el posicionamiento de los poderes que financian la serie, pero creo que hay valor en debatirlos, sobre todo cuando la serie condena la lucha de egos y señala los peligros del caudillismo y el culto a la personalidad, que me parece una observación válida, como he señalado con anterioridad. Claro que no creo que esta serie de televisión sea el máximo ejemplo de conocimiento histórico (no sólo por los vicios en los puntos de vista, sino por la falta de tiempo para explorar un periodo convulso y complejo), pero es de buena calidad y con decisiones narrativas fuertes, y como inicio de discusión e impulso a continuar la investigación, creo que hay mucho valor en seguir apoyando este tipo de proyectos.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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