El jefe máximo
- raulgr98
- 30 may 2023
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! ¿Qué tan común es reescribir una obra propia? Bastante frecuente, si somos sinceros, pero lo que no se repite tan a menudo es que un autor publique varias versiones, más insólito aún que lo haga en medios distintos.
En 1991, Ignacio Solares escribió una obra de teatro política con un concepto muy interesante: un moribundo Plutarco Elías Calles, que en el exilio se involucró en sesiones espiritistas, es visitado por espíritus de personas de su pasado: Francisco Serrano, Agustín Pro, Álvaro Obregón, Emiliano Zapata y finalmente Francisco Madero. Veinte años después, el autor decidió expandir su historia original a través de un reportaje basado en decretos y otros documentos históricos, combinando el nuevo material con el original en forma de una novela, que se publicó con el mismo nombre: el jefe Máximo.
Desde la perspectiva de texto histórico, creo que el texto de Solares peca de reduccionista y moralista un poco, pero como texto político es una visión muy interesante del fundador del PRI, que en muchos sentidos es un paralelismo con el partido, que al momento de la publicación de la obra estaba a punto de ser expulsado del poder (e irónicamente, a punto de regresar durante la publicación de la novela). Podamos estar de acuerdo o no con la interpretación de Solares, me parece un texto bien documentado, y no hay nada en los datos historiográficos que contradiga las afirmaciones del escritor, si bien esta podría ser matizada mediante documentación adicional.
La figura del personaje central, Plutarco Elías Calles, está muy bien trabajada, gracias en gran medida a que Solares escoge un punto muy interesante del cual partir: que Calles se encuentre al final de su vida le permite reflexionar sobre su legado y sus crímenes, que los fantasmas le recuerdan constantemente. Aunque a lo largo de todo el texto el protagonista (que en realidad es mostrado como un villano, pese a ser el personaje central) se intente justificar, el que esté haciendo sesiones espiritistas muestra en realidad un miedo a la muerte que lo revela como una criatura disminuida y atormentada. En cuanto al resto de los personajes, las interacciones con Obregón tienen diálogos interesantes y Madero, aunque demasiado idealizado para mi gusto, ofrece quizá el contraste más interesante con Calles, pero es el padre Pro, un personaje secundario en la historia nacional, quien representa su mejor desafío y la conversación más relevante para el punto del autor.
¿A qué se debe eso? A que Solares es un dramaturgo abiertamente católico, y la denuncia a Calles se centra sobre todo en la perspectiva de un creyente sobre la Guerra Cristera, convirtiéndose los diálogos de Pro en una denuncia visceral sobre el conflicto, y un punto de vista que, aunque parcial, es bienvenido pues no es el usual en las fuentes oficiales, pero probablemente refleja el pensar de un sector mayoritario de la población. Continuando con este punto, creo que los elementos religiosos y espirituales contribuyen a fortalecer el conflicto del personaje principal: un ateo, se involucra en el espiritismo por miedo a la Nada, pero el texto ofrece al espectador/lector una reflexión sobre si acaso la vida después de la muerte es un castigo más aterrador para el personaje central, una duda que ni él mismo puede responder.
Concluyo abriendo el debate sobre si la obra es mejor que la novela. Desde una perspectiva meramente literaria, la versión teatral es mucho más poderosa, y los segmentos más impactantes y con un mejor desarrollo lingüístico de la versión escrita son aquellos retomados del diálogo dramatúrgico. Sin embargo, creo que los agregados semi periodísticos otorgan visos de imparcialidad al trabajo, y permiten comprender de mejor manera (aunque sólo sea en un vistazo demasiado superficial para algunos) como Calles se convirtió en la figura que el autor tanto desprecia, pero al que le da cierto magnetismo sobrenatural. A manera de cierre, creo entonces que la novela es un ejercicio quizá más interesante pese a tener menor solidez, pero ambos textos son en realidad complementarios, y espero que tengan la oportunidad de leer ambos para ver que hay más de una manera de aproximarse a la historia.
Título original: El jefe máximo
Autor: Ignacio Solares
Año de publicación: 2011
Editorial: Alfaguara
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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