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El león, la bruja y el ropero

¡Bienvenidos pasajeros! Quería hacer una película navideña antes de cerrar el año, y aunque esta cinta podría verse tanto en diciembre como en semana santa (quizá en ambas) lo que finalmente me hizo decantarme por ella fueron recuerdos de haberla visto con mi familia extendida en Navidad, cuando comenzaba a leer los libros.


Esta primera adaptación a la pantalla grande de la saga de CS Lewis, estrenada en 2005, es dirigida por Andrew Adamson, quien escribió el guion con Ann Peacock, Christopher Markus y Stephen McFeely. Un éxito crítico y taquillero, fue nominado a tres premios de la Academia, ganando Mejor Maquillaje. El elenco está integrado por William Moseley (Peter Pevensie), Anna Popplewell (Susan Pevensie), Skandar Keynes (Edmund Pevensie), Georgie Henley (Lucy Pevensie), Tilda Swinton (Bruja Blanca), James McAvoy (Tumnus) y Jim Broadbent (Profesor Kirke), con el talento vocal de Ray Winstone (señor Castor), Dawn French (señora Castor) y Liam Neeson (Aslan).


En esta introducción a las Crónicas de Narnia, cuatro niños se ven transportados a través de un ropero a un mundo mágico que están destinados a liberar de una malvada bruja y un invierno de cien años. Por lo tanto, la historia se engloba dentro de la tendencia de adaptar historias clásicas de fantasía con un alto presupuesto en la primera década de los 2000's, estrenándose de forma casi concurrente con el Señor de los anillos y Harry Potter, entre otras series fílmicas.


Quizá el mejor elemento de esta película es el diseño de producción, pues una combinación de locaciones naturales y sets armados impregnan la trama del aire mágico que la historia necesita. Todos los escenarios están perfectamente pulidos, con una iluminación que tiende a los colores vivos y los contrastes claros, incluso en las escenas de noche, por lo que la atmósfera recreada es la de un cuento de hadas. Sin embargo, la seriedad con la que los actores se toman el material sirve como contrapunto a lo irreal del apartado visual y ayuda a aterrizar la trama y permitir la suspensión de la incredulidad. Aunque claro, actores veteranos como Swinton y Neeson, así como futuros talentos como McAvoy aportan mucha experiencia a sus respectivos papeles, pero me parecería un error subestimar el trabajo realizado por los cuatro niños actores (en especial Keynes), que tienen una creíble dinámica de actores con personalidades sencillas pero bien delineadas, y que sirven como un excelente reflejo de la audiencia al comunicar asombro por el mundo de Narnia (que el director decidiera grabar sus escenas en orden cronológico, y no les permitiera ver a sus coestrellas caracterizadas hasta el inicio de las secuencias sin duda ayudó a este efecto). Al igual que con el Señor de los Anillos, el equipo creativo decidió utilizar maquetas y las locaciones naturales de Nueva Zelanda lo más que se pudiera, en aras de depender lo menos posible de CGI. Esto permitió que la película haya envejecido bastante bien, sobre todo en el diseño de criaturas, logrado con una combinación de títeres, efectos por computadora (la mayoría de los cuales se centraron en Aslan) y un excelente trabajo de maquillaje y peinado.


¿Funciona como adaptación? Si nos limitamos a pasajes incluidos y eliminados del libro, me parece que es una de las adaptaciones más fieles de un material literario que he visto, sobre todo en años recientes, pues una combinación de una extensión relativamente corta y el conocimiento de historias futuras, permitió a los guionistas incorporar prácticamente todos los elementos narrativos y temáticos pertinentes para la saga en general, e incluso haciendo añadidos en lugar de eliminaciones. Entre algunos de los principales cambios, creo que tener más escenas con Edmund (el personaje más interesante del grupo), encontrar maneras un poco más tensas de llevar a los niños al ropero e introducir más conflicto entre los hermanos (en un intento de hacerlos un poco más tridimensionales) fueron adiciones efectivas, que ayudan a que la historia sea más apta para un lenguaje cinematográfico, sin sacrificar el espíritu del libro.


En ese sentido, quiero detenerme un poco más en los que me parecen los dos cambios más notables, pues alteran el tono de la película. El arrancar con un bombardeo (y un padre muerto, no mencionado en el libro) ayuda a que el "mundo real" sea aún más gris en la película, lo que vuelve mayor el contraste con Narnia, pero también proporciona motivaciones adicionales a los personajes para involucrarse en el conflicto. El segundo segmento de la historia, si bien no carente de secuencias oscuras, es el que mejor refleja el tono infantil y juvenil de la historia original, y se percibe como una aventura tradicional, apta para toda la familia. Es en el tercer acto donde se da el mayor añadido en cuestión de metraje, que es mostrar una batalla que en el libro es sólo mencionada (el narrador abandona a Peter y Edmund en la última sección del libro para centrarse de forma exclusiva en Susan y Lucy), lo que le da al clímax un tono épico (realzado por la banda sonora de Harry Gregson-Williams) más acorde a la literatura fantástica de finales de los 80's y principios de los 90's. Aunque creo que este intento de aportarle mayor drama, acción y seriedad a las crónicas de Narnia terminaría por frustrar el proyecto de adaptación en entregas futuras, creo que el balance se logró en esta primera cinta, y fue una de las razones de su éxito, en particular con los varones.


No se puede hablar de Narnia sin mencionar las alegorías religiosas que fueron tan importantes para Lewis al momento de escribirla, y que se volvían más evidentes conforme la historia avanzaba. En esta cinta en particular, son un poco más sutiles (incluso que el mismo libro, pues el personaje paralelo a Aslan es un poco más explícito en la página). Sin embargo, ciertos postulados teológicos, sobre todo en cuanto al código de valores que la película respalda, están presentes y aunque familias que no compartan la fe cristiana pueden disfrutar sin ningún inconveniente de la historia, el significado religioso afecta de manera inconsciente al espectador, y es quizá la razón por la que el final del segundo acto, todo lo relativo a la Mesa de Piedra, sea la secuencia más memorable de la cinta.


Es mi intención concluir con mi opinión sobre el elemento navideño, pues sería muy fácil decir que este se limita a la aparición de Santa Claus en una secuencia clave. Aunque para algunos esto sería suficiente para verla en esta temporada, me parece que va mucho más allá de eso, y el espíritu de las fiestas rodea la atmósfera de toda la película. Durante el arranque de la trama, Narnia está sumida en un invierno sin Navidad, y la aparición de Aslan y los niños es un llamado por un lado a la esperanza, y por el otro a la unidad, dos componentes axiológicos claves de la festividad. Asimismo, el entorno neado de la primera mitad de la película remite iconográficamente a la temporada, y la paleta de colores busca reflejar la calidez y confort del hogar, lo que la vuelve una película ideal para disfrutarse en familia en torno al fuego, en una fría Navidad.




Hasta el próximo encuentro...


Navegante del Clío

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