El proceso
- raulgr98
- 5 sept 2023
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Hasta el día de hoy, todos los textos sobre los que hemos conversado han sido completos y un reflejo fiel de la visión del autor, al menos al momento de entregar el manuscrito. Sin embargo, hay ocasiones en las que por alguna razón las obras literarias que nos quedan son fragmentarias, inconclusas, construidas con base en retazos por editores. Este es el caso de casi todas las novelas de Franz Kafka, quien de hecho pidió como última voluntad que los manuscritos fueran quemados; deseo que fue ignorado por su editor, quien compiló como mejor pudo las hojas y las publicó. De estas obras inconclusas, la más cautivante para mí es El Proceso, que discutimos esta semana.
En la novela, el protagonista Joseph K (una referencia al propio autor) es arrestado por un crimen que nunca se le especifica, y el resto de la historia se centra en sus intentos desesperados por obtener información, confrontar al juez y armar una defensa. De esta manera, Kafka explora los temas de aislamiento y soledad, así como la falta de acceso al sistema de poder, temas presentes en La Metamorfosis y El Castillo, respectivamente.
Al menos en mi edición, la novela es muy breve, pues cuenta con 139 páginas más otras 17 de fragmentos de capítulos que el editor no supo insertar. En cuanto al estilo, me parece que la narrativa es muy ágil al consistir casi exclusivamente en diálogo, pensamiento de Joseph y acciones de los personajes, con pocas o ninguna palabra destinadas a la descripción. Esto es considerado una decisión estilística, pero creo que también tiene relevancia temática: para Kafka el mundo de su novela es tan gris que no merece ser descrito, lo que se ha interpretado como un reflejo o bien del estado mental del escritor o bien de la realidad de Europa central (vivió en las actuales República Checa y Austria, entonces Bohemia e Imperio Austrohúngaro respectivamente) durante y después de la Primera Guerra Mundial.
El término kafkiano se ha utilizado para describir situaciones absurdas y distorsionadas, que nunca reciben una explicación (Gregorio Samsa amanece transformado en bicho sin razón aparente, es el ejemplo más famoso). En el caso de El Proceso, nos enfrentamos a un sistema de justicia que no tiene lógica desde una perspectiva legal contemporánea: el delito no es conocido, el acusado no encara a sus acusadores, las figuras de juez y fiscal se diluyen y entremezclan casi como entes no corpóreos. Sin embargo, hay muchos rastros de lucidez temática entre el caos: es cierto que la justicia no es accesible a todo el mundo, que el tamaño y constitución de la burocracia dificulta el funcionamiento expedito de gobiernos y tribunales, que las detenciones y penas arbitrarias lamentablemente existen aún en prácticamente todo el mundo, etc. Joseph K está perdido, no sólo jurídicamente sino en la vida misma, y ese paralelismo de no poder comprender ni el aspecto personal ni el legal me parece cautivante, que casi podría verse como una predicción de la deriva psico social del siglo XXI.
Dos elementos metafóricos, con tintes casi poéticos, son los que más han resonado conmigo desde mi primera lectura: que los oficiales que arrestaron a Joseph sean latigados por pedir sobornos (sin que esto tenga un impacto medible al día siguiente), y que el único abogado que se anima a defender a K esté confinado en una cama. La primera yo lo interpreto como un comentario a la corrupción como problema sistémico,en el que entes individuales, usualmente de menor rango y por lo tanto sacrificables, son castigados de forma hipócrita mientras que el problema de opacidad, crueldad y desproporcionalidad persiste en las altas esferas. El segundo pasaje es también una crítica al sistema, en el que incluso las personas bienintencionadas no tienen las habilidades ni recursos para ser un cambio significativo. Asimismo, creo relevante mencionar que K es obligado a seguir trabajando en el banco mientras enfrenta su proceso (pese a que su jefe sea probablemente su acusador), lo cual a mí me parece una insinuación contundente de Kafka: el trabajo (especialmente el burocrático) puede ser igual o más carcelario que el mismo penal.
En cuanto al elemento incompleto de la novela, creo que la mayor parte de los pasajes que Kafka hubiera revisionado de no haber fallecido son aquellos que involucran a los personajes femeninos, que son mencionados constantemente pero tienen muy pocas apariciones físicas; por lo que el comentario sobre el poder que tienen (individual pero sobre todo colectivo) y sus conexiones con el supuesto crimen quedan sin concluir. Por otra parte, he conocido a muchos lectores que creen que lo incompleto es el final, catalogado como abrupto y anticlimático. Sin embargo, yo creo que es la parte más trabajada del manuscrito, y la más relevante temáticamente, pues habla de cómo la arbitrariedad ha convertido a la justicia en algo automático, impersonal (la última frase de K es "como un perro"), que parece empeñada en deshumanizar a la sociedad.
Quiero concluir con el que es probablemente el pasaje más leído de toda la novela, pues se ha publicado de manera independiente como el relato "Ante la ley". Mucho se ha debatido sobre su significado, si es una proclama anarquista, una metáfora religiosa o una denuncia (ya sea al poder o al hombre). Creo que no hay una respuesta correcta al dilema, conclusión a la que llegan los propios personajes, pero los dejo con una pregunta que fue la que permaneció conmigo después de la relectura: si no se puede juzgar al centinela, como afirma el capellán, ni al hombre de campo como defiende K ¿el problema es la ley misma? O, dicho de otra manera ¿se puede hacer responsable a un individuo si nos encontramos ante un sistema fallido por naturaleza?
Título original: Der Process
Autor: Franz Kafka (editado por Max Brod)
Año de publicación: 1925
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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