Fuego y hielo
- raulgr98
- 6 may
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! La noche antes de la publicación de esta recomendación, me di cuenta que hace mucho que no escribo sobre poesía en esta sección. Fácilmente se podría atribuir a que es mi género literario menos favorito, como bien saben, pero también se debe a que mi perspectiva del mundo amenaza con volverse más pesimista a cada minuto. En ese sentido, encontré un poema muy breve que refleja bien un creciente miedo al Apocalipsis, pero que se enfoca en los motivos, y que copiaré primero en su versión original, para que puedan apreciar el esquema de rima, y después en español.
(A) Some say the world will end in fire,
(B) Some say in ice.
(A) From what I’ve tasted of desire
(A) I hold with those who favor fire.
(B) But if it had to perish twice,
(C) I think I know enough of hate
(B) To say that for destruction ice
(C) Is also great
(B) And would suffice.
Unos dicen que el mundo terminará en fuego,
unos dicen que en hielo.
Por lo que he probado del deseo,
estoy con los partidarios del fuego.
Pero si tuviera que perecer dos veces,
creo conocer lo suficiente del odio
como para decir que para la destrucción el hielo
también es poderoso.
Y bastaría.
Aunque yo fragmenté el poema para que su lectura fuera más fácil, en su presentación original se trata de una sola estrofa de nueve versos, lo que algunos expertos llaman “estanza”. La rima está muy bien cuidada, ABA-ABC-BCB, diseñada para asemejarse a la “terza rima” de Dante Aligieri (ABA-BCB-CDC), pero alterada para que, en conjunto con una métrica irregular, sin patrón claro, refleje el caos del tema del poema. Mas pese a su aparente naturaleza subversiva, se trata de una de las estructuras mejor pulidas de la poesía norteamericana de principios del siglo XX, pues su redacción amorfa no es aleatoria, y hay analistas que sugieren que al ser nueve versos, con los últimos más cortos para simular una estrechez visual, refleja el descenso a los infiernos.
¿Cómo terminará el mundo? Es una pregunta que muchos nos hemos hecho, más de una vez, y creo que el poema lo aborda desde dos perspectivas: la primera es la material, pues el uso del fuego y el hielo, el quemarse y el congelarse, dos arquetipos de muerte y destrucción crean referentes visuales inmediatos muy poderosos; pero también lo aborda desde un punto de vista humano, pues equipara a cada una de esta fuerzas con una emoción. En ese sentido, la respuesta de Frost es clara: es el hombre quien provocará el final, la única interrogante es cuál va a ser su motivación, lo que vuelve este poema más interesante que otros que abordan el tema. La conexión entre fuego y deseo es evidente, casi un cliché, pero creo que este no se debe limitar al amor (o la lujuria), sino también a la ambición y la codicia, que también son otro tipo de deseo desmedido. Mucho más interesante en lo personal me parece equiparar el odio con el hielo, pues aunque ésta es descrita como una emoción muy intensa (a veces comparado también con el fuego), el principal efecto del odio es eliminar la capacidad de sentir empatía, por lo que el uso del hielo me parece un símil brillante. A un nivel íntimo, el derrumbe de nuestros mundos privados se puede atribuir ya sea al deseo desmedido o al odio incontenible, pero también a un nivel macro, todas las guerras del mundo han sido iniciadas por el deseo (de tierra, de riqueza, etc.) o de odio a otros grupos por lo que, de una forma muy poco sutil, el poema se coloca a sí mismo como una de las obras literarias anti guerra más famosas de toda la Historia, efectiva por su brevedad.
¿Qué inspiró al autor a crear estas imágenes? La verdad es que el poeta nunca lo explicó, lo que ha permitido que cada lector haga sus conjeturas. A la fecha, las dos más aceptadas son dos: la primera, que es una manera de procesar la impresión que causó en Frost la lectura del Infierno de Dante, en particular el canto 32 en el que los traidores en el infierno (fuego) son condenados al congelamiento (hielo). La segunda es que la génesis del poema está en una charla con un astrónomo, en la que éste sugirió ser consumido por un sol explotando o salir de órbita y congelarse en el espacio profundo como los dos finales más probables del planeta tierra. Los guiños a la Divina Comedia en la estructura me hacen inclinarme más por la primera hipótesis, pero quise mencionar la segunda para ejemplificar como no sólo el arte inspira nuevo arte, sino que también la ciencia puede detonar la creatividad, no son opuestas como muchos creen, y al formar la creación parte indispensable de nuestra comprensión del mundo, esta puede surgir de cualquier cosa, lugar o recuerdo.
Y el eterno ciclo de la creación continúa, pues mis lectores más leales recordarán que no es la primera vez que menciono este poema. En efecto, se trata de la principal inspiración del título de la saga de fantasía Canción de Hielo y Fuego, otra exploración muy efectiva del ciclo de violencia, y una condena activa a la guerra. Ambas podrán parecer obras llenas de desesperanza, pero detrás se su pesimismo se esconde una necesidad de encontrar un nuevo camino y quizá, si suficientes de nosotros alzamos la voz, sea posible un mañana donde ni el fuego ni el hielo sean la causa de nuestra destrucción.
Título original: Fire and Ice
Autor: Robert Frost
Año de publicación: 1920
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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