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Hadestown

¡Bienvenidos pasajeros! Adaptar es tomar la historia de otro, conocerla, amarla incluso y después hacerla propia. Si es sólo una traducción literal, queda como poco más que un producto vacío. Por eso, la obra de este mes (perdonen que llegue un día tarde), y una celebración de las 250 publicaciones, revisamos aquí un musical que readapta uno de los mitos griegos más famosos: Orfeo y Eurídice, a través del musical Hadestown.


Dado lo experimental de su montaje, la historia de esta producción es larga: surgida en teatro local (algo inusitado para una gran producción), se transformó en un álbum concepto y eventualmente fue reconvertido en musical (con canciones nuevas) antes de llegar a Broadway. Esta versión fue un éxito inmediato y estuvo nominado a 14 premios Tony, de los cuales ganó ocho (Mejor orquestación, Mejor dirección. Mejor diseño de sonido, Mejor diseño de iluminación, Mejor diseño de escenografía, Mejor actor de reparto para André de Shields, Mejor banda sonora y Mejor Musical).


El musical recrea dos mitos de manera simultánea: el de Orfeo y Eurídice por un lado, y el de Hades y Perséfone por el otro. Si por alguna razón no están familiarizados con uno u otro, los invito a leerlos antes de aproximarse al musical, no querría arruinarles la experiencia. Por lo tanto, en esta ocasión no habrá sinopsis como tal, sólo cabe decir que ambas son tragedias románticas que se convirtieron en pilares de la cultura occidental, y permiten cuestionar el significado del amor y la belleza, uno a través de la música y otro explicando las estaciones.


Lamentablemente, no puedo hablar mucho de elementos técnicos como dirección e iluminación, puesto que no he visto la obra más que a través de grabaciones. Sin embargo, la historia completa está disponible en formato de audio y algunos segmentos se encuentran en internet en muy alta calidad, y eso basta para decir que es impresionante como el equipo creativo aprovechó un estilo minimalista para transformar el escenario entre el mundo de arriba y el inframundo, un destello de genialidad técnica (pues combina movimiento con iluminación) que sólo puedo imaginar lo brillante que se ve en persona. Nuevamente, es la prueba que con suficiente creatividad, no se necesita ser extravagante en el diseño de una obra para que resalte.


Normalmente dejaría el elemento de la música para los últimos párrafos, pero puesto que estos los quiero dedicar al apartado de adaptación, me parece pertinente comentarla aquí. La obra pertenece al estilo sing-through; es decir, que es cantado en su totalidad. Una desventaja que este estilo puede llegar a tener es que puede llegar a ser difícil distinguir una canción de otra (las transiciones en Hadestown son tan orgánicas que esto se da sobre todo en el primer acto), pero hay mayores facilidades para tener motivos recurrentes y potenciar el diálogo al acompañarlo en todo momento de banda sonora. En el caso de Hadestown, se trata de una de las bandas sonoras más extrañas que he escuchado, pero funciona para darle una identidad única desde la primera nota. Aunque hay temas que se asemejan a la balada clásica del teatro musical e incluso al rock, la mayor parte de la instrumentación recupera elementos de jazz y blues que encajan perfectamente con el diseño de producción y transportan al centro y sur de Estados Unidos a mitades del siglo pasado, una ambientación musical poco común pero con un ritmo muy pegajoso. Sin embargo, la banda sonora en ningún momento se siente monótona, pues cada uno de los personajes tiene un estilo musical propio (Eurídice es balada, Hermes es Jazz puro, Orfeo oscila entre clásica y rock, Hades roza el punk, etc.) que permite identificar a todos antes incluso de que empiecen a cantar. De entre las canciones más clásicas, todas aquellas en las que Eurídice participa son una belleza absoluta, y entre las tonadas más modernas Road to Hell, When the chips are down y Chant son especialmente memorables. En medio están las tres canciones más eclécticas, que concentran los temas de la historia y para mí son algunas de las mejores canciones del álbum: Wait for Me, If it's true y Epic III.


Mencioné brevemente el diseño de producción, y es que Hadestown no es una traducción de la mitología griega en el sentido estético. Aunque no quiere comprometerse con un lugar o año específico, el vestuario y la escenografía son claramente correspondientes con un entorno industrial del siglo XX, en el que el inframundo es convertido en una mina de carbón y Hades en un rico empresario. Sin traicionar la estructura de la historia original, esta ambientación permite que un mito sobre amor y tragedia adquiera también temas de crítica al capitalismo (especialmente en Why we build the wall), cambio climático (aprovechando el rol de Perséfone en las estaciones) y las dificultades de la pobreza. Por lo tanto, el producto final resulta ser más complejo que la historia original, pero sigue siendo claramente reconocible.


Para cerrar con el proceso de adaptación, quiero comentar las otras adecuaciones a la historia. creo que la idea más brillante que tuvo Mitchell como creadora fue contar los dos mitos que sirven de inspiración en forma paralela, en lugar de que Hades fuera únicamente el antagonista. De esta manera, Orfeo y Hades tienen una dinámica muy interesante como personajes paralelos (ambos están tan ocupados en construir algo para sus intereses amorosos que las ignoran accidentalmente) y las dos relaciones son complementarias (una es el amor joven, la otra una relación en decadencia). Asimismo, que el inframundo sea un concepto más abstracto, representado como una mina, permite que los elementos más sobrenaturales tengan cierta base realista y los personajes tengan más control de sus decisiones, algo que favorece especialmente a Eurídice y Perséfone, que se vuelven mucho más tridimensionales que en el mito.


Sin embargo, el musical no ignora sus orígenes, y creo que la presencia de Hermes como narrador y las Moiras logran, en un estilo moderno, cumplir el rol que el coro griego tenía antaño, y el tema de los dioses mantiene esta esencia antigua musicalmente hablando. De esta manera, pasado y presente están entrelazados, envolviendo al espectador en un aura que se siente simultáneamente vigente y atemporal (algo extremadamente difícil de lograr). En ambas versiones, el amor es el tema central, pero el equipo creativo entendió que los temas deben mutar junto con el público, resultando en una obra de arte que honra a su principal aspiración, pero se sostiene por sí misma como una pieza con valor propio, meta a la que todas las adaptaciones deben aspirar.



  • Año de estreno: 2006 (Barre), 2019 (Broadway)

  • Música: Anais Mitchell

  • Letra: Anais Mitchell

  • Libreto: Anais Mitchell

  • Dirección: Rachel Chavkin

  • Elenco original

    • Reeve Carney (Orfeo)

    • Eva Noblezada (Eurídice)

    • André de Shields (Hermes)

    • Patrick Page (Hades)

    • Amber Gray (Perséfone)

    • Jewelle Blackman, Kay Trinidad, Yvette Gonzalez-Nacer (Moiras)




Hasta el próximo encuentro...


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