Harry Potter y el misterio del príncipe
- raulgr98
- 14 oct
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Este último par de semanas, quizá porque necesito el confort de lo familiar, me dediqué a releer y volver a conectar con las historias que significaron algo para mí en mi infancia, y no puedo negar que, aunque la autora y yo tenemos opiniones opuestas en casi todos los aspectos, y le he perdido casi cualquier atisbo de respeto, no puedo negar que los libros de Harry Potter me marcaron en su momento, y las controversias recientes son una excelente oportunidad para poner a prueba la idea de la separación entre obra y autor. Así como en tres años sólo he reseñado una película, la que considero la mejor; también me pareció adecuado comentar hoy sólo un libro, y puesto que ya hice un ranking en su momento, no será sorpresa para nadie cuál escogí.
El sexto libro de la franquicia, y el último en el que los personajes acuden al colegio, la novela tiene muchas de las características que hicieron exitosos los libros: un lenguaje sencillo y accesible a lectores de todas las edades, una construcción de mundo que es atrapante pese a sus problemas y mucho ingenio para la construcción de misterios, que es el género con el que mejor encaja el estilo de la narración. Con unas seiscientas páginas, el libro pertenece a la mitad más extensa de la serie, pero pese al tono maduro y oscuro, tiene muchas más similitudes con las primeras entregas. De hecho, creo que esa es la razón por la que es el libro que más disfruto, y es que es el único de la segunda mitad de la serie que no tiene problemas de ritmo, y donde ninguna subtrama me parece innecesaria.
La novela tiene una estructura en treinta capítulos, y el diseño me parece un híbrido muy bien logrado entre las historias familiares de los primeros libros y la madurez que la distinguió eventualmente. Un claro ejemplo son los dos primeros capítulos, única vez además del primero en el que hay dos perspectivas que no sean la del protagonista, y que sirven como un contraste interesante para mostrar la evolución de la saga: al igual que en la primera entrega, se sigue primero a un muggle y después a una persona mágica, pero si La piedra filosofal muestra algarabía y esperanza, el sexto libro es uno de tragedia y oscuridad. De ahí, los cinco capítulos siguientes son antes de regresar a la escuela, y son capítulos clave para construir no sólo los misterios, sino el estado del mundo mágico en general, que rara vez se ve dado el énfasis en el colegio. Asimismo los últimos seis capítulos, que combinan tensión, romance, giros, acción y tragedia, conforman lo que en mi opinión es el segundo mejor clímax de la franquicia. De los capítulos intermedios, en mi última relectura me sorprendió que fueran tan “pocos” relativamente hablando, y es que la redacción logra hilar a veces dos o tres hechos significativos en un sólo segmento de forma orgánica.
Ya sea que estén familiarizados con el libro, o sólo con la adaptación cinematográfica, que creo que dejó mucho que desear, me parece que la mayoría de ustedes conocen a grandes rasgos la historia. Por eso no me explayaré en detalles, sino que mencionaré de forma breve los elementos que me hacen disfrutar la novela más que otras de la saga. Es difícil evaluar el desarrollo temático del libro, pues muchas de sus conclusiones son subvertidas en la siguiente entrega, pero creo que sus reflexiones sobre el libre albedrío (presente en los protagonistas, ausente en los antagonistas) y la irresponsabilidad ante el conocimiento son interesantes, e importantes.
La primera de sus virtudes es la dinámica entre Dumbledore y Harry, y me parece trágico que el libro en el que finalmente tienen una relación bien construida es en la que ésta llega a su fin. Las interacciones entre ambos tienen posiblemente el mejor uso de diálogo de la serie, y es vital para el desarrollo de personaje de ambos, pero lo más acertado es que pese a que el anciano director es una figura paterna sabia y atenta, el arquetipo del mentor, también reprende al protagonista y esos momentos de seriedad lo humanizan y vuelven cercano al lector, sobre todo considerando que Harry atraviesa por una de sus etapas más prejuiciosas y obsesivas.
El segundo elemento, que es el que más lamento hayan sido ignorado por la película, es el dedicar tiempo a profundizar en el personaje de Voldemort, a través de varios flashbacks incorporados de forma diegética a la narrativa. Hasta este punto de la saga, el villano principal era por mucho el personaje más flaco de la serie, poco más que una fuerza de la naturaleza, y aunque su motivación sigue siendo elemental y maniquea, con el trasfondo expandido recibe una muy necesaria tridimensionalidad, y su personalidad sale a relucir.
Que sea el último libro donde los personajes toman clases también convierte a la novela en la última oportunidad que tiene la serie de apelar al público adolescente, y el resultado es el único libro de la franquicia que dedica tiempo significativo a los romances, pero de una forma que no distrae de la trama principal ni de los momentos más serios, además de permitir a todos los personajes conservar su dignidad, tomando decisiones tanto inmaduras como egoístas, pero congruentes con sus personalidades. Aunque la tensión entre Ron y Hermione es quizá la más memorable de las relaciones juveniles, recuerdo haberme sentido muy identificado de más joven con el monólogo interno de Harry, plagado de dudas y celos; y esta es la historia donde Ginny Weasley se consolida como el mejor personaje femenino de la serie, infinitamente más autónoma y carismática que su contraparte fílmica.
Quizá el mayor imperfecto de este libro es que los personajes juveniles secundarios, incluso algunos importantes como Draco o Neville, tienen menos tiempo para brillar que en otros volúmenes, aunque cumplen equilibrando con momentos de ligereza una trama trágica (en su parte media, el libro es sorprendentemente gracioso, quizá el libro de Harry Potter con el sentido del humor que más conecta conmigo). Como contraparte, creo que es la novela que mejor incorpora a los personajes adultos, no sólo los maestros como Dumbledore o Snape, sino miembros de la Orden como Lupin, Bill y Fleur.
Cierro con una realización relativamente reciente, y es que en la última relectura de la serie hice el esfuerzo consciente de ignorar las pistas falsas para abordar el texto tomando en consideración no sólo las repuestas del mismo libro, sino de la historia a un nivel más amplio. El resultado es que muchas veces encontré incoherencias, producto probablemente de que se hicieron modificaciones a la narrativa sobre la marcha, pero descubrí que la sexta novela se disfruta incluso más conociendo todas las respuestas, y creo por lo tanto que es la más pulida en cuanto a su lugar dentro de la macro trama.
Título original: Harry Potter and the Half Blood Prince
Autora: JK Rowling
Año de publicación: 2005
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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