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Hécuba

¡Bienvenidos pasajeros! Para muchos de los que leen por primera vez la Ilíada, resulta una sorpresa ver que los cantos no terminan con la caída de la ciudad, o el mítico caballo, sino con los funerales de Héctor. Esto se debe a que la historia del llamado ciclo troyano fue contado por múltiples narradores, a través de varias generaciones. Hoy comentamos una de las piezas de ese rompecabezas, una de las pocas que he tenido la oportunidad de ver en escena: la tragedia Hécuba.


Desarrollándose en la costa tracia, poco después de la destrucción de Troya, esta tragedia es una de las obras más desoladoras de la antigua Grecia: no hay sacrificio heroico ni visos de esperanza, carece por completo de momentos de levedad y la visión de la justicia es una retorcida, que no trae ningún consuelo a las víctimas. La protagonista, Hécuba, la antigua reina de Troya, no muere al final (como sería típico en las tragedias post medievales), sino que tiene que vivir con la muerte de sus hijos.


En cuestiones de estilo, esta obra es una de las más accesibles del periodo clásico, pues no hay tanto énfasis en metáforas y figuras retóricas como en el comunicar la emoción de los discursos en lenguaje relativamente sencillo, pues los temas centrales (duelo, venganza, justicia, esclavitud) no son tan complejos de explicar. En cuanto a la estructura, al menos en la traducción de la que yo dispongo, es de un sólo acto, sin cambios de escena, pero sí hay cierta dualidad en la obra: aparecen dos fantasmas (Polidoro y Aquiles), hay dos hijos de Hécuba asesinados (Polidoro y Polixena) y la cautiva suplica ante dos caudillos aqueos (Odiseo y Agamenón). Otra de las razones por las que seleccioné esta obra para su comentario es que, aunque no es la última cronológicamente, como epílogo aporta cierta circularidad a la guerra de Troya: la invasión inicia con el sacrificio de una princesa griega (Ifigenia) y termina con el de una troyana, ambos asesinatos con la participación de Aquiles.


Otra particularidad de esta obra es que, aunque tiene elementos fantásticos (aunque los dioses no son personajes, abre con una aparición espectral, y cierra con una profecía), el coro no es un ente etéreo, sino que se le identifica dentro de la trama: son las otras cautivas troyanas, condenadas a la esclavitud, y sus cantos sobre la añoranza del hogar y la crueldad del destino que les espera son algunos de los pasajes más memorables de toda la obra. Volver al coro seres humanos, también víctimas de la guerra, hace que lo mitológico se aterrice y le dé a la tragedia una especie de realismo, con la intención de sacudir emocionalmente a la audiencia, explorando temas como la fragilidad del estatus (Hécuba a pasado de reina a esclava) y la maldad de la guerra.


Se cree que algunos de los elementos de la dramaturgia (como el lugar de la muerte de Polidoro y el destino final de Hécuba) fueron inventos del autor, sin precedente en la tradición oral. Sin embargo, estas imágenes quedaron tan arraigadas en la cultura que se han convertido en las versiones definitivas del mito. Otra forma en la que Hécuba se aparta de la tradición de la tragedia, en la que el acto inmoral cometido por la protagonista tiene una justificación muy clara, y la fuerza antagónica no es el destino o el defecto del héroe, sino un hombre de carne y hueso. En ese sentido, aunque se pueda debatir si la venganza de la reina fue apropiada o desmedida, lo que es innegable es que Polimestor es uno de los personajes de la literatura clásica más despreciables que se conservan: codicioso, mentiroso y convenenciero, que comete uno de los máximos delitos posibles: asesinar al huésped.


En cuanto al resto de personajes, me da mucha curiosidad saber cual fue la recepción original de la historia, pues Eurípides tiene mucha compasión por el sufrir de los troyanos, mientras que la caracterización de los aqueos (salvo el heraldo Taltibio, único que muestra empatía por la reina). En ese mismo sentido, algo que me llamó mucho la atención son estas versiones de Agamenón y Odiseo, pues el primero recibe una caracterización mucho más positiva que en la mayoría de las otras piezas literarias (sigue siendo violento y abusivo, pero tiene cierto sentido de la justicia), mientras que del segundo sólo se representa la indiferencia, la crueldad y lo malagradecido, rasgos que son mucho más parecidos al retrato romano del héroe que al griego.


Cierro con los personajes femeninos, pues creo que en ellos está la mayor virtud de la tragedia: dada la estructura de la historia, lo más sencillo sería que la obra se regodeara de la explotación y el sufrimiento, y que la estructura fuera un descenso a la locura por parte de la protagonista. Sin embargo, la violencia física aparece casi siempre fuera de escena, y la sexual es sólo algo mencionado de manera implícita. Asimismo, contrario a lo que se supondría al inicio, el momento de mayor indefensión y desesperación de Hécuba y las mujeres se encuentra al inicio: Polixena encuentra consuelo en la muerte y la afronta con dignidad, mientras que en la protagonista, cada pérdida y agresión aumenta su resolución de venganza, concluyendo en la mejor escena de la película, una especie de juicio donde, con gran elocuencia, la reina defiende su acto de violencia y desbarata los argumentos de su rival. Desconozco cual era la intención inicial de Eurípides con esta caracterización pero, bajo una mirada contemporánea, mostrar la fortaleza de la mujer, y su capacidad de resistir y no dejarse dominar por las circunstancias más oscuras, es un mensaje que resonará con muchas espectadoras.



  • Título original: Hekabe

  • Autor: Eurípides

  • Año de publicación: Alrededor del 424 a.c.




Hasta el próximo encuentro...


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