La Casa de Bernarda Alba
- raulgr98
- 18 abr 2023
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! En esta ocasión regresamos al teatro para comentar una de las obras más famosas de Federico García Lorca: La casa de Bernarda Alba.
Escrita en 1936, dos meses antes del homicidio del autor (aunque no puedo estrenarse hasta nueve años después), la obra en sólo tres actos sigue las rivalidades entre las cinco hijas de Bernarda Alba, encerradas en la casa donde transcurre la historia tras ser obligadas a guardar un luto de ocho años por la muerte de su marido.
El primer elemento que llama la atención de la obra es la total ausencia de personajes masculinos, pues además de Bernarda y sus hijas los otros personajes importantes son la madre de la propia Bernarda y Poncia, su ama de llaves, con el resto de los personajes incidentales siendo también mujeres. Sin embargo, la presencia del hombre es constante en la trama, siendo a través del padre fallecido o de Pepe el romano, pretendiente de la hija mayor, que se explora uno de los temas principales de la obra: como el patriarcado determina y afecta la vida de las mujeres incluso cuando no están presentes.
Esta situación injusta, que Lorca ubica en la España de la Guerra Civil, causa desconcierto y conflicto entre las mujeres de la obra: Bernarda es la antagonista principal, represiva y tiránica, reprimiendo la libertad física, económica, intelectual y sexual de sus hijas, pero estas en lugar de aliarse en búsqueda de la liberación, se dedican a competir entre ellas y sabotearse mutuamente, un triste diagnóstico de la relación que muchas mujeres adoptan en situaciones adversas.
Aparte de la represión, la feminidad y la tentación del deseo, otro de los temas que la obra señala es el de las apariencias: Bernarda está más preocupada por la imagen ´pública de su familia que por el bienestar de sus hijas, y estas a su vez juegan con las expectativas para sus pequeñas intrigas. La descripción de colores de Lorca contribuye a este desarrollo temático, pues los muros de la casa son "blanquísimos" en el exterior, "blancos" en el interior y "ligeramente azulados" en el patio central. Para mantener este férreo control de las apariencias, Bernarda recurre a una tiránica jerarquía de poder determinada por la primogenitura y el capital económico, lo cual también es un reflejo de la conformación de familias tradicionales.
La Casa es el elemento más importante de la obra, no sólo por ser el único escenario sino porque en ella se concentran todos los temas hilados en la trama. Blanca, sin ventanas al exterior, con muros altos y un patio central, es claro que Lorca quiere establecer un paralelismo visual con una cárcel, con lo que quiere decir que las estructuras familiares, morales y religiosas tradicionales privan de la libertad (como homosexual y republicano, es muy posible que en ese sentido el dramaturgo se identifique con sus personajes).
Finalmente, la carga simbólica de la obra también se encuentra en los objetos utilizados y mencionados, así como los nombres de los personajes. Por mencionar algunos ejemplos, Bernarda tiene un nombre tradicionalmente masculino, que remite a un oso (su papel de celador y guardián de la casa), mientras que sus hijas mayores Angustias, Martirio y Magdalena tienen nombres que remiten a su condición o estado de ánimo. Finalmente, también es relevante el nombre de Poncia, la sirvienta, quien durante toda la obra es fuente de alivio cómico, un tanto jocoso, pero no hace nada para evitar la tragedia que se avecina pese a saber que está cerca (se lava las manos, como Pilatos).
En conclusión, nunca he tenido el gusto de ver esta obra en escena, pero la carga simbólica del texto es tal que creo que es una pieza perfecta para entender la importancia de las acotaciones, pues gran parte del significado se pierde si el director únicamente se preocupa por el diálogo y no hace una adaptación total.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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