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La columna de hierro

¡Bienvenidos pasajeros! Algo que he pensado mucho tiempo es en el uso que se le da a este espacio. Hasta el momento he comentado libros que considero entre mis favoritos, pero creo eso eventualmente podrá llevar a una perspectiva parcial de la literatura. Todas las piezas artísticas, aunque uno personalmente no conecte con ellas tanto como quisiera, tienen el potencial de convertirse en la favorita de alguien, y creo que Navegante del Clío debe también dar voz y reconocimiento a ese fenómeno. Hoy es uno de esos días, porque comentamos una novela que no se encuentra entre mis favoritas, pero creo importante discutir: La columna de hierro.


Primero que nada, debo dejar muy en claro la siguiente afirmación, para que no se preste a confusión: La columna de hierro es un buen libro. Desde una perspectiva literaria me parece tiene mucho valor gracias a un estilo ecléctico (combina narrativa tradicional con retórica y segmentos epistolares) y logra construir relaciones tanto de amistad como románticas entrañables, así como una prosa que logra entremezclar una muy clara filosofía religiosa sin que esto interrumpa el ritmo o vuelva tediosa la novela.


Englobado en la categoría que yo denominaría ficción histórica, la novela de Caldwell (quien experimentó en este género con personajes como Pericles, Richelieu, Genghis Khan, Judas Iscariote, San Pablo y San Lucas, entre otros) toma a grandes rasgos la vida del orador y senador romano Marco Tulio Cicerón desde su infancia hasta su ejecución, pero gran parte de los acontecimientos narrados (como una estrecha amistad con Julio César y el romance con Livia) son en su mayor parte ficticios. Esta es la principal razón por la que a nivel personal me cuesta conectar con la narrativa, pues saber las inexactitudes históricas me impide quedar totalmente inmerso en la historia.


Sin embargo, algo debo reconocerle a la autora desde la perspectiva histórica. Aunque sus libertades creativas son evidentes (algo que debo insistir, está totalmente en su derecho, pues está componiendo una novela y no un texto académico), también es muy clara la profunda investigación que se esconde detrás de la obra. Escribir ficción histórica es una tarea sumamente compleja, pues para alterar acontecimientos, la información debe ser investigada minuciosamente, y el trabajo previo de Caldwell se nota sobre todo en la atención al detalle, pues la recreación de la atmósfera de los últimos años de la república romana ayuda a impregnar una historia ficticia de una dosis bastante alta de realismo, que logra ser muy efectiva incluso para quienes pueden identificar las inexactitudes. Sin duda, mi aspecto favorito de la historia fue la transcripción literal de los discursos del protagonista, y no le puedo hacer mayor elogio a la novelista que reconocerle esto: lograr que documentos reales sean congruentes con una historia imaginada requiere una cantidad de talento e investigación impresionante.


Además de lo entrañable de las relaciones y la frescura del estilo, creo que un mérito narrativo de la novela es como logra trasladar al contexto romano dos de los temas que han estado presentes en la bibliografía de la autora. El primero es lo inquebrantable del espíritu humano y la manera de imponerse a la adversidad, y esto es notable particularmente en su protagonista, pues la visión que Caldwell construye de Cicerón es la de prácticamente un semidiós virtuoso, que quizá será demasiado parcial para muchos historiadores, pero que no puedo negar, sirve para presentar un héroe carismático (pero trágico a la vez) con el que es prácticamente imposible no empatizar y admirar. El segundo eje temático es la religión, pues el Cicerón ficticio se ve, inspirado por decirlo así, por pensamientos de tendencia cristiana. No lo desglosaré aquí porque creo que es una conversación compleja que debe descubrirse a través del texto, pero debo decir que no lo encontré intrusivo, sino que por el contrario, tiene cierto optimismo que recupera los elementos más positivos del pensamiento religioso.


Como conclusión, debo decir que La Columna de Hierro, entendida como ficción, es un romance y thriller político muy efectivo, pero que como literatura histórica, pese a los cambios que realiza, ha logrado que los lectores se interesen por aprender más del periodo, y sirve como una introducción a lecturas posteriores, y por eso, no puedo más que agradecer su existencia pese a nuestras diferencias.


  • Título original: A Pillar of Iron

  • Autora: Taylor Caldwell

  • Año de publicación: 1965

  • Editorial: Open Road Media



Hasta el próximo encuentro...


Navegante del Clío


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