La máscara de la muerte roja
- raulgr98
- 31 oct 2023
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! En todos los cuentos de Edgar Allan Poe que hemos revisado en este espacio, el elemento sobrenatural es inexistente o ambiguo. Sin embargo, en esta ocasión terminamos el especial del mes con el que es probablemente el más fantasmagórico de sus cuentos que hemos revisado: la máscara de la muerte roja.
En el que creo que es su relato más breve de los que he reseñado, el único personaje nombrado en el cuento es el príncipe Próspero, quien organiza una mascarada para sus invitados, quienes han pasado meses refugiados de la muerte roja, pero el caos inicia cuando un invitado inesperado hace su aparición.
He dicho que Próspero es el único personaje con nombre, pero no es el protagonista. Aunque es el único que recibe intentos de caracterización, en realidad el principal foco de Poe en el cuento es un espacio, y en el que despliega uno de sus mejores trabajos de descripción, que ocupan casi todas las páginas. Próspero (además de la evidente ironía en el nombre, conociéndose el desenlace) es una alusión al personaje de La Tempestad, de William Shakespeare (en el que un baile de máscaras también es un punto importante en la trama), con el que Poe establece dos conexiones sutiles: los elementos mágicos son clave para la trama, y el "rey" es prisionero en su propia isla (en este caso, hay cierta claustrofobia al interior de la mascarada, pues los invitados están encerrados). Sin embargo, la mayor influencia del cuento es la literatura gótica en dos sentidos: el énfasis que se le da al espacio físico (que puede ser una casa o un castillo), elementos eróticos o románticos (la descripción lenta contrastada con la lascivia de los invitados en este caso) y el arrebato pasional, que en este caso es la furia de Próspero. En el caso de la Máscara de la Muerte Roja, me llama la atención que el refugio de la corte no sea un castillo, sino una abadía. Esta, al estar tan llena de lujos como un palacio, funge como un símbolo de opulencia, pero a la vez puede simbolizar un refugio en la fe en los momentos de crisis, así como la hipocresía de los practicantes (usan un espacio religioso para celebrar una orgía y cegarse al dolor del exterior).
Mucho se ha debatido sobre el significado de los colores de las siete salas, pero a mí me parecen demasiado vagos para establecer una alegoría definitiva. Más interesante me parece la organización laberíntica de los salones (lo que nuevamente, aumenta la claustrofobia y sensación carcelaria del espacio) y su condición monocromática. La combinación de rojo y negro en la última sala es sin duda tétrica, remitiendo a la sangre y la muerte, pero no creo que sea ésta la única razón por la que los invitados la rehuyen, para mí, es la combinación de dos colores lo que produce incomodidad: así como los nobles y poderosos quieren encerrarse en una fantasía de seguridad, la monocromía de las otras salas no representa ningún desafío a su visión del mundo, mientras que la complejidad visual de la última sala encarna una confrontación con la complejidad de la realidad. Más allá de los colores, el elemento más importante en la narrativa, que veo poco explorado en los análisis, es la función del reloj en la última sala, que obliga a los participantes de la mascarada a detener su baile cada hora, hasta que deje de sonar. Un recurso simple a nivel metafórico, pero que me parece representa de una manera muy efectiva esos momentos en los que el temor a la muerte interrumpe de forma abrupta el día a día de muchas personas, antes de esfumarse de nuevo.
Muchos estudiosos han intentado encontrar en las someras descripciones de los síntomas y en el trasfondo biográfico de Poe alguna símil histórico con la muerte roja, pero, aunque entretenidos, considero que no tienen la mayor importancia para interpretar el texto: es más, no poder identificar la muerte roja con un padecimiento real aumenta el temor, pues no hay manera de prevenir un mal que no se conoce. En realidad, la muerte roja es el sufrimiento de los comunes (lo mismo puede ser guerra, que peste, o hambre), y el tema es la frivolidad de los privilegiados, y como la muerte es inmune al poder y la riqueza, así como la inutilidad de evitarla.
A nivel personal, La máscara de la muerte roja siempre me ha dado miedo, quizá porque fui introducida a ella a través de una narración acompañada de banda sonora; quizá por su popularidad en adaptaciones a otras manifestaciones culturales (El fantasma de la ópera es el primero que viene a mi mente) y es la primera vez en años que lo releo. De hecho, fue un ejercicio muy interesante revisitarlo después de la pandemia, algo que no había hecho, pues creo que el haberme confinado con una infinidad de tecnologías y sistemas de entretenimiento, y aún así sentirme temeroso y prisionero, me ayudó a comprender mejor la atmósfera retratada por Poe, que pese a las innovaciones y descubrimientos médicos que nos separan de él, mantiene su vigencia primitiva.
Título original: The masque of the Red Death
Autor: Edgar Allan Poe
Año de publicación: 1842
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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