Sequía en septiembre
- raulgr98
- 8 jul
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Escribiendo las reseñas de ayer me quedé pensando en el concepto de “sentimientos encontrados”, pero que hoy quiero abordar desde otro ángulo. Si en las reseñas me refería a historias que podrían haber sido más, ahora giro el microscopio en mi dirección, pensando en algo que debería gustarme más de lo que en verdad disfruto. Iniciando con la literatura, quizá una de mis opiniones más controversiales es que, salvo un puñado de textos, nunca he disfrutado a Faulkner. Sé que es un pilar de la literatura, y que estiró como pocos los límites de la lengua inglesa, pero su estilo siempre me ha abrumado. Consideré intentar darle otra oportunidad a una de sus novelas (Luz de agosto siempre me pareció la más interesante), pero en estos momentos no tengo ni el tiempo ni la paciencia para tal desafío, por lo que decidí rescatar un poco de su no tan conocida ficción corta.
Como casi toda la bibliografía de Faulkner, la narrativa se ubica en el sur de Estados Unidos, en este caso entre las dos guerras mundiales, y aborda de forma crítica las condiciones tanto raciales como sociales de la región, colocando especial énfasis en una idiosincrasia cultural sureña que ve al racismo prácticamente como una manifestación de la identidad, secuelas culturales de la guerra de secesión y la esclavitud como institución, que permanecen décadas después de la redacción del cuento. En el caso de este relato, el tema central es el origen social de la violencia y cómo los chismes de una comunidad pueden llevar a la agresión.
De tan solo dieciséis páginas, es de los textos más accesibles de Faulkner, pero que aún así permite tener un vistazo a su estilo, de descripciones extensas, caracterización psicológica sutil y sobre todo el desdoblamiento de la voz narrativa pues pese a su brevedad, el texto está dividido en cinco segmentos. Aunque el narrador en los cinco casos es en tercera persona, cambia sustancialmente tanto el estilo como el lenguaje utilizado dependiendo de a quien personaje se le realiza la focalización: el barbero Henry Hawkshaw, la mujer Minnie Cooper y el veterano John McLendon.
El detonante de la trama es una presunta agresión por parte de un hombre negro a una mujer blanca, lo que lleva a la formación de una turba. La agresión en cuestión es ambigua (probablemente una violación, pero no se confirma), mas lo que es en todo momento evidente es la inocencia de Will Mayers, el acusado. Dado el tema, que critica la criminalización de personas de color por prejuicios raciales, Faulkner encuentra oportunidades perfectas para crear imágenes poderosas, que permanecen en la mente del lector, pero sin ser mórbido en la violencia (el linchamiento no se ve, aunque el desenlace sea evidente).
Al inicio del relato hay un intento por defender la inocencia de Mayers, pero la turba es incontenible, pues defender “el honor de la mujer blanca frente a un agresor negro” se considera una cuestión de honor comunitaria. Que el debate surja en una barbería no me parece casual, pues esta es un símbolo de masculinidad, pero el autor evita caer en generalizaciones al marcar una brecha generacional: los personajes más jóvenes son mucho más violentos y susceptibles a la manipulación que los mayores. La histeria colectiva y la presión social para sumarse a los “justicieros” son ejes rectores del relato, en el que los defensores de Mayers son acusados de “poco hombres” y “traidores de raza”. En realidad, el texto es claro en que muchos de los que integran la turba no creen de verdad en la culpabilidad del acusado, a cuando menos no les importa, pues no hay un verdadero sentido de justicia, sino un deseo de intimidación (“una lección para todos los negros” es usado de forma explícita como argumento) y de la violencia por la violencia misma.
En cuanto a los personajes, me parecen muy bien delineados pese a la brevedad del relato: el barbero, pese a ganarse la simpatía del lector por su racionalidad, es una crítica a la inacción de las “personas de bien” ante la violencia, pues en su miedo se conforma con no ser testigo del linchamiento una vez que sus primeros intentos de evitarlo fallan; y pese a despreciar la agresión, se trata de un individuo sexista (que responsabiliza a Minnnie de lo sucedido) y un tanto racista (pues uno de sus argumentos para defender a Will es que en la comunidad “tenemos a negros de los buenos”). Como contraste tenemos al líder de la turba, McLendon, admirado por su condición de héroe de guerra, pero que en su propio pasaje se revela como extremadamente violento, una denuncia clara de la hipocresía de las sociedades basadas en las apariencias.
Las víctimas, por otra parte, tanto la acusadora como el acusado, son personajes pasivos, a los que el autor en ningún momento les da voz. Will es el único de los personajes centrales que nunca es el foco de un segmento, por lo que se encuentra indefenso tanto literariamente como dentro de la ficción. Minnie por otra parte, si recibe dos pasajes, pero en los que ella permanece muda, pues el énfasis está en cómo los que la rodean reaccionan a la agresión. Un personaje trágico, también es víctima del ostracismo social, en una sociedad en la que los prejuicios de género son tan poderosos como los raciales, y cuyo eje temático como personaje es la soledad. Puesto que Faulkner no le da el derecho a defenderse ni hablarle directamente al lector, sus reacciones permanecen ambiguas, pueden responder tanto al trauma como a la culpa, y aunque no es definitivo, recuperar la atención perdida puede ser un móvil de sus acciones, señal de profunda marginación y desesperación.
La descripción también me parece muy bien lograda, sobre todo con el uso del sudor como elemento recurrente. En ese mismo sentido, la importancia del clima no puede menospreciarse, pues provee de una atmósfera perfecta que refleja y modifica las acciones de los personajes: tras muchos días sin lluvia, el calor es descrito como tan opresivo y violento como la marginación de las víctimas, que por el contrario están asociadas al hielo, única fuente de escapatoria.
El final es un tanto abrupto, y ambiguo en cuanto al estado mental del personaje a quien se sigue (he visto muchos análisis contradictorios sobre el significado de sus acciones), pero es en extremo poético, otra de las marcas distintivas del autor. Sin embargo, con lo que yo quiero concluir es con un breve pasaje, pero que me pareció el más aterrador de todo el relato: Butch y McLendon, dos de los antagonistas, tienen un desprecio activo y explícito por la palabra “hechos”, y tal caracterización me pareció tan vigente, en la que el mundo está presa de líderes que niegan verdades evidentes y manipulan para preservar un discurso que es bien recibido por una sociedad cada vez menos crítica. La desinformación es el signo de nuestros tiempos, y la proliferación desinformación la violencia es uno de sus síntomas más peligrosos.
Título original: Dry September
Autor: William Faulkner
Año de publicación: 1931
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
Comentarios