La odisea de la nao Victoria
- raulgr98
- 17 nov 2022
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Costa andaluz, 06 de septiembre de 1522
En una oración silenciosa, Antonio Pigafetta prometió a las vírgenes de la Antigua y la Victoria no volver a navegar si le permitían la gracia de volver a su casa. En la proa de la destartalada Nao, que apenas y se sostenía en pie, lo único que veía a su alrededor era interminables mareas.
El cartógrafo italiano llevaba un consistente diario de viaje en el que había registrado todas sus tragedias, para asegurarse de no olvidar. La emoción que había sentido cuando se habían enlistado en agosto de 1519 era una memoria difusa, casi borrada por completo. En ese entonces creía que sería sencillo, que se haría rico con la fortuna que les esperaba en las Islas Moluscas, pero no tenía ni idea del costo. Volviendo a su camarote, releyó algunas páginas de su tragedia.
10 de agosto, 1519
239 partimos de Sevilla, remolcando el Guadalquivir. El capitán general Magallanes comanda a 62 en la Trinidad, Juan de Cartagena a otros 57 en la San Antonio. La Concepción, bajo el mando de Gaspar de Quesada transporta a 44 y la Victoria de Luis de Mendoza a otros 45. He sido asignado a la Santiago, la más pequeña de la flota, donde Juan Serrano manda sobre 31 de nosotros.
03 de octubre
Al principio todo había sido felicidad, pero después de Canarias la suerte se nos ha terminado. Llevamos un mes en medio de una tormenta y el horizonte escapa a nuestra mirada, esta mañana, durante dos horas, una columna de fuego envolvió la flota. Es el espectáculo más terrorífico que he visto y mi creo que m corazón nunca se recuperara de la emoción, tendré pesadillas el resto de mis días. Los rumores dicen que Cartagena y muchos otros han empezado a dudar del capitán general, quizá por eso lo han reemplazado al mando por Álvaro de Mezquita, como si eso fuera a silenciar las habladurías.
13 de diciembre
Por fin hemos logrado vislumbrar el Nuevo Mundo, y hoy hemos atracado en Brasil. El capitán general cree que la saliente que hemos encontrado es el estrecho que nos permitirá llegar al Pacífico, así que lo hemos empezando a remontar.
31 de diciembre
Recibimos el año nuevo con una decepción. Tras dos semanas los navegantes se han dado cuenta que no estamos cruzando el estrecho, sino el Río de la Plata. Magallanes ha dado la orden de volver al punto de partida, pero los víveres son cada vez menos.
12 de febrero de 1520
Por fin hemos abandonado Tehuelche, pero los alaridos de los lugareños no me permiten dormir. Les habíamos ofrecido amistad y comercio, pero junto antes de salir el capitán general nos ordenó secuestrar a varios para obsequiárselos al rey. Conseguimos capturar a dos hombres y seis mujeres, pero perdimos a uno de los nuestros, un piloto de la San Antonio fue alcanzado por un dardo envenenado. ¿Y para qué? Uno de los hombres se tiró al mar y dos de las mujeres ya murieron, pues se niegan a comer.
31 de marzo
Nos hemos refugiado en el puerto de San Julián, hace demasiado frío. Los oficiales acaban de tener una reunión, y le han avisado a la tripulación que el racionamiento de comida será reducido a la mitad. En la oscuridad de los camarotes, los susurros de motín vuelven a sonar.
01 de abril
Me considero un hombre valiente que nunca había temido por su vida, o al menos no hasta el día de hoy. Los oficiales se han hartado del frío y el hambre. Quesada y Mendoza se han amotinado con todos sus hombres de la Concepción y la Victoria. En la San Antonio, Cartagena y Antonio de Coca han arrestado a Mezquita y puesto en su lugar a un navegante, Sebastián Alcano. En estos momentos La Santiago y la Trinidad nos encontramos persiguiendo a las tres naves en huida.
02 de abril
Hemos ganado, pero el triunfo no me reconforta. Magallanes logró retomar el control de la Victoria, y ya con tres barcos logramos encerrar a los otros dos navíos. Hace un par de horas Mendoza y Quesada han sido decapitados, y en estos momentos dejamos atrás la Patagonia, donde hemos abandonado a Juan de Cartagena y Fray Pedro Sánchez. Del resto de los amotinados, quedan poco más de cuarenta y los hemos tenido que perdonar para que la flota pueda seguir operando.
03 de mayo
Hoy lloro la pérdida del que fue mi hogar durante casi nueve meses, pues en la costa argentina la Santiago se ha ido a pique. Gracias a Dios más de la mitad de la tripulación fuimos rescatados del naufragio, pero perdimos a todos los nativos que habíamos secuestrado excepto a una. A mi capitán Serrano lo han recompensado con el mando de la Concepción, a donde me han traslado, pero a casi todos los han mandado a la Victoria, que han puesto bajo el mando de un tal Duarte Barbosa.
21 de octubre
Rodear el continente nos tomó más de lo que esperábamos, pero por fin hoy hemos divisado el estrecho. Por primera vez con esperanzas desde que inició el año, creo que la Fortuna nos está sonriendo de nuevo.
01 de noviembre
Ahora entiendo que fui muy ingenuo al soñar con que el resto de la travesía fuera amena. Cada vez tenemos más tormentas, el estrecho es un laberinto donde no hay manera de ubicarse y para colmo del infortunio, la flota se ha reducido nuevamente, pues en estos momentos la San Antonio (salvo Elcano, que decidió quedarse) navega rumbo a España tras un nuevo motín ¿Será acaso que ellos son mas sabios que nosotros?
27 de noviembre
Es noche cerrada y solo la pálida luz de las estrellas nos ilumina, pues hemos dejado atrás las antorchas que encienden los salvajes en la que hemos nombrado por esto Tierra del Fuego; pero por fin logramos abandonar el estrecho y conectar con el Mar del Sur, que por su serenidad Magallanes ha decidido rebautizar como Pacífico.
01 de marzo de 1521
No creo que aguantemos más de una semana. La comida decente se nos ha terminado, y casi no hay agua. La mitad de la tripulación tiene escorbuto y muchos se han arrojado al mar o el hambre se los ha llevado. A estas alturas, hemos debido sostenernos masticando cuero y aserrín y me avergüenza confesar que la rata que atrapé esta mañana es lo más delicioso que he probado en semanas.
06 de marzo
Hemos llegado a una isla pequeña (Guam) donde gracias a Dios hemos podido abastecernos de agua y unos pocos peces. No nos hemos atrevido a contar, pero si juntáramos a los famélicos de los tres navíos, temo que hayamos sido diezmados.
16 de marzo
Somos sin duda los primeros europeos en pisar la tierra de las islas que acabamos de descubrir, a las que hemos llamado San Lázaro (Filipinas) porque prácticamente nos han devuelto de entre los muertos. Esta mañana colocamos una cruz, y el Gran Capitán se ha aferrado a evangelizar a los nativos.
01 de abril
Tras un par de semanas mi cuerpo ha recuperado su fuerza. Todos esperábamos que Magallanes se decidiera a continuar con la expedición, pero, para sorpresa de todos, hoy ha hecho un acuerdo con el rey local: se convertirá al cristianismo si vencemos por él a su rival, Lapulalu, en la isla que llaman Mactán.
26 de abril
Atacaremos a Lapulalu en la madrugada. Magallanes me ha seleccionado como parte de otros 50 hombres para la batalla. Cree que es cosa fácil y le ha prohibido al resto de la tripulación abandonar los barcos para participar.
27 de abril
Será un milagro que no me mate la flecha que me clavaron en el hombro, que gracias a Dios no estaba envenenada. La batalla fue un desastre, porque los nativos eran más de mil. Solo siete pudimos volver al barco, pero el Gran Capitán no estaba entre nosotros, no tuvimos más remedio que abandonar su cadáver en la playa. Barbosa es nuestro nuevo capitán, y nos ha ordenado regresar a la isla que llaman Cebú para cambiar de estrategia.
01 de mayo
El rey de Cebú nos ha traicionado. Los nativos invitaron a Barbosa y otros 31 oficiales a un banquete, pero antes de terminar la cena los atacaron por la espalda. Solo Juan Serrano logró salir vivo de la masacre, y nos ordenó que zarpáramos lo más rápido posible, sin percatarse que los barcos están maltrechos y apenas pueden navegar.
05 de mayo
Nos hemos visto obligados a parar en Bohol, Tras nombrar a Juan López de Carvalho nuestro nuevo líder, este nos ha contado. Quedamos 105. Ya sabía yo que no éramos suficientes para operar tres barcos, pero eso no significa que la verdad me haya dolido menos, pues hoy me he despedido de mi segundo hogar en esta travesía, como si yo le trajera mala ventura a los navíos: la Concepción era la que estaba en peor estado y tras repartir a los hombres y provisiones en las otras dos, esta noche le hemos prendido fuego y zarpamos incluso antes de que se apagara.
27 de septiembre
Llevamos meses navegando sin rumbo fijo, totalmente perdidos y los tripulantes ya estamos hartos. Serrano murió de una infección y Carvalho es un inútil, hoy lo hemos destituido. Ahora nuestra vida está en las manos de los navegantes que han tomado el mando: Gónzalo Gómez de Espinosa en la Trinidad y Elcano en la Victoria, por lo que este se ha convertido en mi nuevo capitán.
07 de noviembre
A estas alturas parece imposible de creer, pero por fin hemos llegado a las Islas Molucas, el destino al que Magallanes zarpó y nunca arribó. No sé que me espera en el regreso, pero al menos logré llegar al lugar para el que me enlisté después de todo. Dicen que mañana mismo nos podrían dar la autorización para comprar clavo, el tesoro por el que atravesamos medio mundo.
18 de noviembre
Nuestras bodegas estaban llenas y nos habíamos hecho a la mar, pero al cabo de un par de horas nos percatamos que la Trinidad tiene una fuga. Tras deliberar, hemos decidido que regresaremos para ver si tiene remedio rápido.
21 de noviembre
El Trinidad podrá ser salvado, pero las reparaciones van a tardar. Hoy Elcano ha decidido que Espinosa y los suyos se queden unas semanas más mientras nosotros nos adelantamos. Nunca había estado tan feliz de pertenecer a la tripulación del Victoria.
05 de febrero de 1522
La enfermedad nos ha hecho perder a diez hombres más y aprovechando un descanso en Timor, tres más (Ayamonte, Saldaña y un grumete han desertado). No sé cuantas personas de la Trinidad permanezcan con vida, pero la Victoria se siente vacía ahora que somos menos de cuarenta.
14 de marzo
Bajo el mando del Capitán Elcano hemos vencido en batalla al rey Ache de Borneo, apenas con un puñado de bajas. El día de hoy hemos cobrado su rescate y lo hemos dejado libre, pero nos ha regalado un guía: un moro llamado Pazeculán.
08 de julio
Esta mañana arrojamos al mar el cuerpo de Pazeculán, con el resto de los llevados por la enfermedad. Todos los lloramos, porque sin su ayuda no habríamos podido bordear África con los pocos que quedamos. Ahora divisamos Cabo Verde, que casi se puede considerar tierra civilizada.
10 de julio
Huimos a mitad de la noche de Cabo Verde. Tan desesperados estábamos por comida y agua que tuvimos que pagarla con el clavo que escondíamos en la bodega y los portugueses descubrieron de donde veníamos. Elcano sabía que querrían quedarse con el cargamento así que corrimos por nuestra vida, pero doce de los nuestros fueron capturados, dudo que los vuelva a ver alguna vez pero espero que no los maten.
Tras terminar de leer su diario, Pigafetta dedicó un momento de silencio a los caídos antes de salir a reunirse con sus hermanos de desventura. Quedaban apenas dieciocho: diez españoles, cuatro griegos, dos italianos, un portugués y un alemán. Todos se miraban con dolor, llevaban una gran fortuna con ellos, pero la mayoría hubiera preferido nunca iniciar el viaje.
Trabajaban en absoluto silencio, con solo las olas acompañándolos, por lo que todos escucharon el grito de júbilo del muchacho en el nido de cuervo. Los ojos del cartógrafo se llenaron de lágrimas y sabía que a su alrededor los otros marineros también sollozaban, porque el grito del grumete era lo que pensaban que nunca escucharían, pues llevaban más de tres años sin oírlo:
-España a la vista.
¡Bienvenidos pasajeros! Efectivamente, ese seis de septiembre el maltrecho barco llegó a Sanlúcar, pero estaba tan desgastado que necesitó ayuda para ser remolcado río arriba. Cuando finalmente llegaron a Sevilla, Elcano y sus 17 marineros se convirtieron en los primeros seres humanos en darle la vuelta al mundo, hazaña por la que he decidido contar su historia en esta semana de la navegación.
No fueron los únicos que vivieron para contar la historia: los doce prisioneros en Cabo Verde fueron liberados en Lisboa tres semanas después. En cuanto a la tripulación de la Trinidad, el escorbuto solo le permitió a 17 vivir, pero la nave fue capturada por corsarios portugueses. Obligados a hacer trabajos forzados, solo el capitán Espinosa y otros tres (incluyendo a Ginés de Mafra, quien junto con Pigafetta es nuestra principal fuente de la expedición) lograron llegar a Europa, liberados en 1526. La conclusión de esta historia, si hay una, es mostrar como en la vida real las aventuras son mucho más traumáticas y difíciles que en las películas, pero no por eso menos heroicas.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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