La tumba de las luciérnagas
- raulgr98
- 31 may 2023
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Para conmemorar el estreno de la que la crítica llama la mejor película animada de la historia (lo veremos mañana y ustedes tendrán la reseña el lunes); pensé en por tercera ocasión reseñar una cinta de animación en este espacio. Tratando de escapar de los grandes estudios norteamericanos, traté de buscar una película extranjera que me haya impactado especialmente.
La respuesta la encontré en una de las primeras producciones de Studio Ghibli, La tumba de las luciérnagas, escrita y dirigida por Isao Takahata. Aunque se estrenó en 1988, antes que la animación en general y especialmente la extranjera fuera aceptada por la crítica (lo que explica la ausencia de premios occidentales) ha sido revalorizada en tiempos recientes como una de las mejores expresiones del cine japonés.
La historia transcurre en 1945 en la ciudad de Kobe y sigue los esfuerzos de sobrevivir de dos huérfanos: Seita (Tsutom Tatsumi) y Setsuko (Ayano Shiraishi), después del bombardeo a la ciudad por parte de los aliados en las etapas finales de la Segunda Guerra Mundial. Completan el elenco vocal Yoshiko Shinohara (Mamá), Akemi Yamaguchi (Tía) y Hiroshi Kawaguchi (Doctor), así como un grupo de intérpretes que dan vida al elenco incidental y secundario.
En términos generales, he batallado para conectar con el estilo de animación japonés, pero en la Tumba de las luciérnagas encuentro una de sus manifestaciones más bellas y complejas. Pese a la evidente oscuridad de la historia, el juego que el director hace con la paleta de colores logra combinar de manera extraña los elementos espirituales y semi fantásticos (el inicio y el final particularmente) con el crudo realismo de la trama. Los dos personajes centrales logran generar compasión y simpatía en el espectador de manera casi inmediata, y los esfuerzos del hermano mayor por conservar la inocencia de su hermana (incluso aunque eso implique mentirle) le da un cariz más maduro a la relación que en otras producciones, lo que vuelve el desenlace incluso más desgarrador.
La expresividad en la animación y el poder de las actuaciones vocales son tales que se puede comprender el impacto de la historia incluso desconociendo el idioma, aunque creo que los subtítulos son necesarios para aprehender muchas de las sutilezas del guion, sobre todo en cuanto al diálogo de los personajes secundarios.
Desde la perspectiva histórica, no sólo es agradable ver una pieza artística que se enfoca en los "enemigos" de un conflicto, sino que el punto de vista de la película es exclusivamente civil, lo cual sumado al hecho que los protagonistas sean niños (quienes, sobre todo la menor, no terminan de comprender conceptos como guerra y muerte) permite explorar la verdadera dimensión de la guerra: cruel, inhumana, inútil, que no trae nada más que devastación y tragedia para los inocentes, que existen en ambos bandos. Incluso alejándose del tema bélico, muchas de las situaciones retratadas en la cinta (orfandad, inanición, indigencia) son lamentablemente comunes incluso en tiempos de paz, y ver obras como estas es importante para generar una empatía de la que muchos miembros de la sociedad reprochablemente carecen.
Mis lectores más asiduos sabrán ya que yo no tengo problemas en ver películas difíciles más de una vez, considero la experiencia importante. En estos momentos, se encuentran leyendo la excepción a este principio: La tumba de las luciérnagas es una producción que escapa de los confines de la animación y es tan buena, y tan real, que puedo afirmar sin lugar a dudas que no la quiero volver a ver en mi vida. Es un desafío, no lo niego, pero si se quiere comprender lo absurdo, lo cruel pero también lo inocente y leal que puede llegar a ser la humanidad, hay pocos ejemplos mejores disponibles.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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