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Los Cretinos

¡Bienvenidos pasajeros! Hoy amanecí con ganas de cubrir a Roald Dahl, que me parece, en cuanto a literatura universal se refiere, uno de los escritores de literatura infantil más efectivos de todos los tiempos. Sin embargo, me resistía a hablar de una de sus obras más populares, aquellas que han sido adaptadas (en ocasiones más de una vez) a la pantalla grande. Sin embargo, recordé que el primer libro del autor que leí es uno no tan famoso, que hasta donde yo sé no ha sido llevado aún a otros medios, pero que, como lectura escolar, fue una de las que me formaron como lector temprano.


Los Cretinos sigue a un matrimonio del mismo nombre, una pareja malvada, sucia y grosera, cuya crueldad se extiende a todos sus conocidos, e incluso a ellos mismos. De veintinueve capítulos muy breves (de una a cinco páginas, extendiéndose el total a poco más de cien páginas), el libro tiene una estructura semi episódica, en el que la primera mitad cuenta anécdotas aparentemente inconexas y la segunda se centra en el conflicto entre los personajes titulares y la familia de monos que tienen prisionera. Sin embargo, la primera mitad es una mucho más cohesionada de lo que aparenta al inicio, pues es la que introduce distintos elementos de trama que serán relevantes para el clímax.


Dividida la estructura por su función en la trama, los cuatro primeros capítulos introducen a los personajes protagónicos, y es donde Dahl hace en mi opinión, uno de sus mejores trabajos de descripción, pues por un lado logra presentar tanto al señor como a la señora Cretino de una manera vívidamente asquerosa, pero por la otra es muy claro en señalar que lo que vuelve a una persona "fea" es su carácter y acciones, que se reflejan en su aspecto físico (y que este libro no haya podido escapar a la censura reciente, pese a lo evidente de esta afirmación, es una prueba de la falta de capacidad de análisis en quienes iniciaron ese movimiento). Dahl dijo en una entrevista que el desagrado que le producían las barbas fue lo que lo inspiró a este cuento, y eso se nota en la lectura, pero es con la señora Cretino con quien yo creo que realiza su mejor trabajo.


Los siguientes nueve capítulos eran mi sección favorita del libro, pues narran las bromas que el matrimonio se juega uno al otro; que cumplen dos propósitos importantes: el primero es profundizar en la caracterización, al mostrar a los personajes como a la vez ingeniosos (logran idear planes meticulosos y complejos) como ingenuos (son engañados con mucha facilidad por su cónyuge) lo que logra un balance difícil entre volverlos oponentes peligrosos en la trama, y justificar que puedan ser eventualmente superados por animales. Además, las bromas que idean, sobre todo la última, son muy divertidas, y el humor negro funciona ya que la víctima es tan malvada como el victimario.


Sin embargo, Dahl no pretende confundir al lector, y aunque hay cierto placer en ver las maldades que se hacen unos a otros, los siguientes cuatro capítulos salen del entorno doméstico, y tras describir con efectividad el lugar donde transcurre la historia, relata la crueldad que cometen contra los inocentes. El maltrato animal es el más evidente a nivel temático, pues monos y aves son sus principales víctimas, pero que lleguen a considerar de una manera explícita el infanticidio y canibalismo es la primera muestra verdadera de lo monstruoso de estos personajes. El autor no es uno alegórico, por lo que no hay un paralelismo obvio de los animales en un nivel social, pero es clara la condena de la explotación y la violencia psicológica, y creo que introducir la barrera lingüística como recurso de trama fue no sólo ingenioso sino interesante, pues es una idea poco explorada en la literatura infantil. El último segmento, marcado por la carismática introducción del "Pájaro Gordinflón", aunque un poco repetitivo, recupera elementos de los capítulos anteriores para construir una resolución en extremo satisfactoria gracias a un experto uso del concepto de justicia poética, aplicado en varios niveles.


Además de sus dotes para la descripción, y su facilidad para imaginar situaciones bizarras, creo que la mayor virtud de Dahl como narrador es su estilo interactivo, en el que interpela al lector anticipando sus reacciones, y en "Los Cretinos", gracias a la brevedad de cada párrafo, es especialmente didáctico, llevando a los jóvenes lectores por cada punto de trama pero sin subestimar su inteligencia, permitiéndoles anticiparse a los hechos. Sin embargo, el escritor no está solo en esta tarea, pues debo también dar crédito a las ilustraciones de Quentin Blake, expresivas y dinámicas, que complementan de manera excelente lo narrado. De hecho, en más de una ocasión el discurso escrito remite a las ilustraciones, lo que indica colaboración de ambos elementos desde la concepción, y esa simbiosis entre imagen y texto es lo que eleva a gran parte de la literatura infantil, y la categoriza como un medio de expresión tan válido como el resto de la literatura, pero con sus propios canales de interpretación.


  • Título original: The Twits

  • Autor: Roald Dahl

  • Año de publicación: 1980





Hasta el próximo encuentro...


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