Los ocho más odiados
- raulgr98
- 8 nov 2023
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Repasando la lista de directores norteamericanos consolidados en su género, me sorprende que en un año no haya comentado nunca a Quentin Tarantino, y es que siempre he tenido una relación complicada con el cineasta. Aunque la agudeza de su diálogo siempre ha brillado, normalmente la violencia explícita me desagrada en la pantalla, por lo que es raro que visite mucho su filmografía. Aunque Django sin cadenas y Bastardos sin gloria me parecen muy bien logradas, y siempre podría remitirme a un clásico como Pulp Fiction, en esta ocasión quiero recomendar una de sus películas más infravaloradas: Los ocho más odiados.
Escrita y dirigida por Tarantino, la cinta estrenada en 2015 tuvo éxito taquillero modesto, pero la recepción crítica inicial fue mixta, y aunque ganó un Oscar a mejor banda sonora (y fue nominado a otros dos), fue en su mayor parte ignorada en la temporada de premios. Como parte de la reacción mixta, Netflix decidió reeditarla como una miniserie de cuatro capítulos (agregando poco más de veinte minutos), pero aquí no la comentaré pues creo que la película es superior. El excelente elenco está integrado por Samuel L. Jackson (Marquis Warren), Kurt Russell (John Ruth), Jennifer Jason Leigh (Daisy Domergue), Walton Goggins (Chris Mannix), Demián Bichir (Señor Bob), Tim Roth (Oswaldo Mobray), Michael Madsen (Joe Gage), Bruce Dern (Sanford Smithers), James Parks (OB Jackson) y Channing Tatum (Jody Domingre).
La trama de la película es una que se presta muy bien a la tensión, y toma estructuras de las películas de terror: durante una tormenta de nieve, nueve extraños se ven atrapados en una posada, identificándose como dos cazarrecompensas (Jackson, Russell), una prisionera (Leigh), un sheriff (Goggins), un verdugo (Roth), un vaquero (Madsen), un general retirado (Dern), el posadero (Bichir) y un cochero (Parks). Pronto, los mercenarios sospechan que uno o varios de los otros huéspedes están ahí para liberar a la prisionera, lo que desencadena un juego de engaños e intrigas.
La película es, a la fecha, el único western de Tarantino, y es evidente que el director estudió el género, no sólo por el diseño de producción, sino por la cinematografía abierta en las tomas exteriores, el ritmo lento y la construcción de anticipación de los duelos de pistola. Sin embargo, el guion también recurre a otro género con mucha efectividad, que es el thriller, al jugar con las expectativas de la audiencia, que trata de descifrar quien miente al mismo tiempo que los personajes, sabiendo simultáneamente que algo trágico puede acontecer en cualquier momento. En ese sentido, el uso de una sola locación, en un set construido con mucha maestría, es fundamental para el éxito de la historia, pues las tomas exteriores enfatizan la sensación carcelaria de la posada, detalles como una puerta que necesita clavarse para permanecer cerrada contribuyen a volver el mundo más vivido y el que los personajes estén obligados a compartir un espacio reducido (no hay cuartos individuales, sólo catres en el área común) fuerza conversaciones y dinámicas interesantes entre enemigos naturales.
En efecto, el diseño de producción está muy bien logrado, incluyendo el vestuario que comunica el carácter de los personajes desde su primera aparición, cuya caracterización refleja una dureza que aumenta el misterio (el miembro más joven del elenco rebasa los cuarenta años, por lo que se trata de personajes experimentados, con secretos). El espacio es ocupado en su totalidad por Tarantino, con una utilería en la que ningún elemento sobra, si bien su propósito y colocación no es evidente al principio (una manta sobre un sillón, o las recurrentes tomas a un pozo de café, por ejemplo). La atmósfera de la película, en una palabra, es paranoia, pues el guion proporciona al espectador motivos para sospechar de todos los personajes (incluso de aquellos interpretados por Jackson y Russell, los aparentes protagonistas) y cada nueva revelación altera las dinámicas, siendo la relación entre Warren y Mannix la más compleja de todas. Esta paranoia es realzada por la banda sonora a cargo de Ennio Morricone, que sabe como construir una atmósfera de engañoso letargo, interrumpida por golpes musicales más efectivos incluso que el elemento visual.
Uno de los recursos clásicos del cine de Tarantino es la estructura no lineal, y aunque este caso no es tan drástico como en Pulp Fiction, es un recurso efectivo para adelantar las muertes de algunos de los personajes y explicar algunos de los principales misterios, una vez revelada la sorpresa. Otros elementos de montaje que me parecen muy interesantes son la existencia de un intermedio y una efectiva utilización de narración (que triunfa por su mesura), que remiten al cine clásico y ayuda a que los elementos más modernos de la dirección se mezclen de forma orgánica con la estética western. La estructura capitular (en este caso seis) ayuda para proporcionarle a la audiencia respiros e indicarles un cambio de ritmo, lo que le da una identidad casi literaria a la narrativa.
Aunque Tarantino es un buen director, su mayor fortaleza es como escritor, siendo el diálogo (con mucha chispa, llena de lenguaje altisonante), su característica más distintiva. En el caso de esta película, todos los personajes son dotados de un sentido del humor un tanto negro con parlamentos que denotan la inteligencia de los personajes, pero el carisma no es estandarizado ya que, aunque claramente Tarantino, es acorde a la caracterización presentada. Una regla común en cine es "mostrar, no contar" pero creo que esta película es una muestra de como la exposición puede mostrarse de manera efectiva: si no cuentas la analepsis como parte de la estructura no lineal, hay un sólo flashback en la película, y se pone en duda si lo que estamos viendo es real o falso. Por lo tanto, todo el trasfondo de los personajes, y sus deducciones son construidas exclusivamente a través del diálogo, lo que refuerza la desconfianza (es imposible determinar si las historias que cuentan son verdaderas).
Algunas de las críticas a las películas giran alrededor de acusaciones de racismo y sobre todo de misoginia, y aunque en efecto, el guion es en extremo violento, no creo que las acciones y expresiones de los personajes sean respaldadas por el equipo creativo, por el contrario, el propósito es mostrar un mundo corrupto en el que la idea de justicia por propia mano (uno de los principales temas de la cinta) es cuestionada. En ese sentido, creo que esa es la razón por la que la violencia gráfica funciona mejor que en otras películas de Tarantino puesto que todos los personajes son de una moralidad ambigua, lo que permite que el espectador acepte mejor al desenlace, pues no hay víctimas en la trama, todos sufren las consecuencias de sus propias acciones.
Todo el elenco es excelente, pues logran comunicar el peligro potencial de los personajes, pero a la vez tienen un negro carisma en el que no puedes evitar sentirte intrigado por ellos pese a ser seres desagradables. Por lo tanto, más incluso que las escenas de acción, las mejores secuencias de las películas son cuando la cámara se detiene para que los actores reciten extensos monólogos, que resultaron cautivantes, sobre todo cuando la película se ve por segunda vez. La dirección, además de contar con una precisa atención al detalle, cuenta con ángulos cerrados para concentrarse en los rostros de los actores, aumentando la claustrofobia de la trama.
Finalmente, quiero comentar sobre la periodización de la película, pues creo que ubicarla después de la guerra de secesión hace mucho por aportarle complejidad al guion. El pasado de muchos de los personajes está anclado en acciones durante la guerra, cuestionables en ambos bandos, y la manera en la que norteños y sureños interactúan en la época de la reconstrucción aporta a la tensión, y permite construir las relaciones más interesantes.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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