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Medida por medida

Si obviamos la existencia de los dramas históricos, es común que tendamos a clasificar la dramaturgia shakespereana en tragedias y comedias, pero los estudiosos del autor han formulado la existencia de un tercer bloque: algunos lo llaman romances, otros "obras problema". En la primera obra teatral del 2024 en este espacio (y la segunda del Bardo de Avon, si no me falla la memoria) escogí la primera obra de Shakespeare que tuve la oportunidad de ver en escena: Medida por medida.


Desarrollándose en Viena, aunque el libreto reconoce a veinte personajes, el grueso de la trama sigue a siete personajes: el duque Vicentio, el juez Ángelo y los caballeros Claudio y Lucio, así como Isabella, hermana de Claudio; Julieta, su amada y Mariana, prometida de Ángelo. Cuando Lucio es condenado a muerte por fornicación, basado en un tecnicismo jurídico, el juez Ángelo ofrece a la novicia Isabella, hermano del preso, una oportunidad para salvarlo si se acuesta con él.


Uno de los temas de la obra, que está muy bien logrado a través del montaje, es la relación entre hedonismo y virtud; siendo las principales locaciones un burdel por un lado, y un monasterio por el otro; y la escenificación altera entre el ruido y jolgorio de la muchedumbre (que incluso llega a bajar del escenario), con la contemplación de los momentos más serenos. Otra comparación más sutil, en la que los soldados y las prostitutas son equiparados como "criaturas de la fortuna" me parece interesante aunque poco explorado, pues la violencia y el placer afectan los roles de género.


Como la mayor parte de las obras del teatro isabelino, Medida por medida está estructurada en cinco actos, pero la conformación de escenas es desigual: el primer acto, de cuatro escenas tiene el único propósito de presentar a los personajes y las dos subtramas principales, pero el conflicto principal (la oferta de Ángelo a Isabella) no llega hasta el final del segundo acto (de cuatro escenas), que explora los aspectos judicial y morales. El tercer acto sólo tiene una escena, pero contiene los soliloquios más largos, y la exploración moral más profunda, El cuarto acto es el que más se inclina por la comedia, pues es la realización del plan de los protagonistas, en seis escenas; mientras que el último acto contiene sólo una: la revelación de la intriga y resolución de la trama.


Medida por Medida ofrece un balance impecable entre tragedia y comedia, por lo que resulta difícil su clasificación: en la segunda categoría, al tener una fuerte carga sexual, la obra contiene algunos de los versos más ingeniosos de Shakespeare, provistos de dobles sentidos que van de los sutiles (que difícilmente podrían traducirse al inglés moderno) a los explícitos, que debieron haber sido escandalosos en la época. Asimismo, la argucia del duque, quien se disfraza de monje para ver como gobierna la ciudad Ángelo en su nombre, desde el punto de vista del pueblo, es típico de las comedias de enredo de la época. En ese mismo sentido, Lucio, el pillo arquetípico, roba cada una de sus escenas con su astucia y fanfarronería, siendo una hilarante subtrama como habla al del duque frente al monje, y mal del monje frente al duque, ignorante de que son la misma persona. Esta complicidad entre la audiencia y la historia, en la que el espectador conoce más que los personajes, junto con el final abierto pero feliz, son algunas de las claves que la acercan al género de lo cómico.


Por otra parte, no se puede negar que hay un componente muy oscuro dentro de la obra, más allá de la exploración temática: incluso algunos momentos de levidad tienen un humor bastante negro, como los intentos de convencer a un preso de ceder su cabeza para la causa de los protagonistas. Sin embargo, el elemento que más la acerca a la tragedia convencional son la presencia de extensos monólogos sobre el deseo, la justicia y la muerte, que detienen la trama para invitar a la filosofía. El despotismo de Ángelo rara vez es visto de forma cómica, y las tres mujeres protagonistas enfrentan su predicamento con absoluta seriedad, llegando a momentos dramáticos muy poderosos, como el encuentro en el que Isabella se niega a yacer con Ángelo, aun consciente de que eso implica la muerte de su hermano, a quien le insta a aceptar la condena.


Por lo tanto, el segundo tema de la obra es uno que debió haber sido muy popular entre los espectadores del siglo XVI, y versa en cuanto al verdadero significado de la justicia: Ángelo es una mofa excelente de la doble moral del mojigato conservador arquetípico, cuya defensa de las formas se revela hipócrita al descubrirse pasiones internas. Pese a que el juez tiene el rol antagónico, en un sentido legal formal lo que ha hecho Claudio ha sido un delito, pero que no parte de una mala intención (embarazó a Julieta, pero su relación es formal y tenían toda la intención de casarse en cuanto ella pudiera recibir su dote). Puesto que, aunque la lujuria es un pecado, el amor es una virtud; el caso podría interpretarse en cualquier sentido, y se abre el debate de si la justicia debe basarse en el rigor o en la piedad, una discusión interesante considerando que las dos opciones pueden justificarse tanto ética como religiosamente.


Algunos críticos han llamado a la conclusión de Medida por Medida un triunfo de la ética sobre la ley, como si fueran opuestas, pero creo que eso es dejar de lado las complejidades de la trama. La conclusión de Shakespeare es que la ley se debe cumplir, pero una interpretación favorable a las víctimas es la única manera de alcanzar la verdadera justicia, pues el crimen de Ángelo no es ni siquiera su crueldad o su deseo, sino su falta de empatía; y en cuanto a lo que triunfa, no es el amor de Claudio y Julieta, por bienintencionado que este sea, sino la pureza de Isabella, que gracias a su voluntad indomable y la inteligencia del duque logró salvar tanto su virtud como la vida de su hermano, mostrando a la audiencia que ante dos opciones nefastas, siempre existe la posibilidad de una tercera vía.


  • Título original: Measure for measure

  • Autor: Año de publicación

  • Año de publicación: 1604



Hasta el próximo encuentro...


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