Moana
- raulgr98
- 19 jun 2024
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! ¿Están listos para una opinión controversial? De todas las películas de princesas que Walt Disney Animación sacó en los 2010, Frozen, en particular la primera, me parece la más pobre; y aunque todas las demás tienen sus fanáticos y defensores, creo que el éxito desmedido de esta franquicia en particular ha provocado que algunas sean infravaloradas. El día de hoy comentaré mi favorita de la década.
Aunque fue un éxito modesto comercial y crítico, la cinta de 2016 perdió los dos premios Oscar a los que fue nominada y fue eclipsada por otras cintas animadas del año. Dirigida por John Musker y Ron Clements, escrita por Jared Bush, contó con un elenco integrado por Auli’i Cravalho (Moana), Dwayne Johnson (Maui), Rachel House (Tala), Temuera Morrison y Christopher Jackson (Tui), Nicole Scherzinger (Sina), Jemaine Clement (Tamatoa) y Alan Tudyk (Heihei). No me detendré en una sinopsis de la historia, pues creo que es de las cintas más populares y recientes que he cubierto en este espacio, sino que me limitaré a decir porque la considero superior al resto de las películas animadas de Disney de la época, mucho más similar en su estructura a las del Renacimiento.
Me parece que la historia de Moana es una de las mejor diseñadas por parte del estudio en tiempos recientes, en gran medida gracias al balance de tonos: comparte con los clásicos de princesas un énfasis en el auto descubrimiento de la protagonista, y el probarse a sí misma, pero también es, en esencia, una película de aventuras, que incorpora varias secuencias de acción que ayudan mucho el ritmo, usando el viaje como elemento no sólo narrativo sino temático. En ese sentido, aunque repite y comenta ciertos arquetipos de la animación Disney (como el acompañante animal), no los satiriza, lo que le da a la película una atmósfera más moderna pero sin ser cínica, siendo un buen ejemplo de esto el clímax, que logra a la vez emular una confrontación tradicional con el villano y deconstruir la fuerza antagónica.
Aunque me parece que la cinta desaprovecha el potencial que tiene la mitología de la Polinesia para construir un mundo aún más fantástico, creo que hay suficientes elementos culturales para darle a la cinta una identidad propia. La animación me parece fantástica, con un notable uso de iluminación, un render del agua precioso y algunas innovaciones complejas (los tatuajes de Maui en su momento llamaron mucho la atención de especialistas, por ejemplo). Sin embargo, algo que es poco comentado es que ninguno de los personajes sigue los cánones de belleza tradicionales del estudio, Animación y diseño de personajes; y ésta hibridación entre fenotipos étnicos y el modelo tradicional del estudio (sobre todo los ojos grandes) ayuda a que los modelos, aunque atractivos y carismáticos, se perciban como más reales. Las particularidades del diseño son realzadas por la interpretación vocal, y aunque la película tiene un elenco muy reducido, éste brilla (de hecho, es de las pocas ocasiones en las que la marca de Dwayne Johnson no distrae de la trama, sino que encaja con el personaje, que recibe su propia subtrama sorprendentemente emocional considerando la caracterización inicial).
Mencionaba en la introducción que considero a Moana superior a Frozen en todos los sentidos, y aunque la cinta de 2016 carece de la relación de hermanas (en mi opinión, el único punto fuerte de su antecesora), tienen otros elementos muy similares: en ambos casos las protagonistas carecen de interés amoroso, y terminan la cinta en una posición de liderazgo, pero creo que Moana es mucho más interesante que Elsa pues tiene un rol más activo en su propia trama, y aunque tiene fuertes debilidades de carácter, es más fácil empatizar con ella por su actitud ante la trama. Una secuencia a la que no se le pone mucha atención, pero que es clave para su desarrollo de personaje, es que su solo musical termine en un intento fallido de navegar, pues marca con mucha puntualidad el aprendizaje de la protagonista, desvirtuando el arquetipo del elegido para concentrarse en la importancia de la elección, más que del destino. En ese mismo sentido, creo que el antagonista está mejor logrado que en Frozen, puesto que aunque en ambas películas se involucra un giro de trama, en Moana hay suficientes elementos para que el espectador atento los pueda deducir, y es consecuente con el tema de identidad que la cinta ha planteado a través de sus dos protagónicos.
Cierro esta reseña como no podía ser de otra manera, con la música, pues es el elemento más sólido de la cinta, que sigue al pie de la letra la estructura clásica (una introductoria del mundo, una canción "yo quiero", un número coral, una de villano, una para el personaje secundario, dos reprise y una melodía dulce, casi romántica), pero adecuándolo a la modernización que hizo el guion. Aunque el crédito normalmente es atribuido a Lin-Manuel Miranda, quien aportó su estilo a las letras, quiero aprovechar esta oportunidad para extenderle un reconocimiento a Mark Mancina, el compositor y Opetaia Foa'i, encargado de los elementos autóctonos de la banda sonora, pues ambas son piezas claves en el éxito de las canciones. No me detendré en todas, pero quiero hacer el reconocimiento de las tres mejor logradas: You're welcome, por el mero hecho de lograr hacer soportable la voz cantante de "La roca" (señal de la dirección musical, otro elemento infravalorado en las películas), How far I'll go, que defenderé hasta la tumba como un mejor balada de empoderamiento que Let it Go y We know the way, posiblemente la canción de Disney más infravalorada de la década pasada.
Concluyo esta tardía publicación con una reflexión: Moana es por mucho la película más vista en Disney Plus, y ocupa consistentemente los primeros lugares en el ranking de los servicios de streaming: tal vez sólo haya sido un éxito modesto, pero su permanencia entre el público muestra que nunca es tarde para granjearse una reputación,
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
Comentarios