Psicosis
- raulgr98
- 2 oct 2024
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! ¿Qué puedo decir yo que no se haya dicho ya de Psicosis? Es una de las películas más famosas de todos tiempos, pero no podía iniciar octubre sin recomendar a aquellos que no la han visto la obra más famosa del maestro del suspenso. Por lo tanto, esta publicación quedará un poco corta en comparación de otras anteriores, pero creo que es importante mantener vigente a los clásicos.
Escrita por Joseph Stefano, la cinta de 1960 dirigida por Alfred Hitchcock fue controversial entre la crítica al momento de su estreno, en parte por ser un regreso al blanco y negro con un presupuesto limitado, pero su apabullante éxito en taquilla, sumado a cuatro nominaciones a los premios Oscar la consolidaron como uno de los pilares del género del terror, consolidando como iconos a gran parte del elenco, incluyendo a Vera Miles (Lila Crane), Janet Leigh (Marion Crane), John Gavin (Sam Loomis), Martin Balsam (Milton Arbogast) y Anthony Perkins (Norman Bates). La historia, de la que no daré muchos detalles en atención a aquellos que no la conozca sigue a un grupo de personajes que, por una trama que involucra un dinero robado, acaban llegando al Motel Bates, dirigido por un extraño joven.
Debo reconocer que no llegué a esta película por primera vez totalmente en blanco, mi primer acercamiento a la historia fue a través de una de las muchas parodias de la icónica escena de la ducha. Sin embargo, tuve la fortuna que ni el contexto de la secuencia ni las otras revelaciones en la trama me eran familiares, por lo que tuve una sensación de shock similar a aquella experimentada por quienes la vieron por primera vez. De la estructura inusual de la película es de donde proviene gran parte de su reputación, pues súbitamente cambiar de protagonista al final del primer acto es algo que no debería funcionar, pero que el dominio de Hitchcock de la cámara logra: ese primer giro de trama es inesperado pues sabemos lo suficiente de la aparente heroína, pero la conexión con el resto de la cinta es fuerte pues el propio Motel sirve como un cuasi protagonista y el principal hilo conductor de la historia, capturando con magnetismo la atención del espectador gracias a un espectacular manejo de las sombras y espejos por parte de la cinematografía, acentuada por los golpes sonoros de la banda sonora de Bernard Herrmann, sobre todo en los homicidios.
Todo el elenco es excelente, incluso los personajes secundarios, de los que se puede desprender mucha caracterización por el diálogo que se les da. Por supuesto que la participación de Janet Leigh es icónica, y Anthony Perkins encuentra en Norman Bates el papel que definió su carrera, pero las interpretaciones más sutiles de Vera Miles y John Gavin son clave para que la historia se sienta anclada a la realidad, mientras que Martin Balsam logra causar un gran impacto con su participación como el detective privado. Del resto del elenco, incluyendo al no acreditado, tres intérpretes dieron voz a Norma Bates (Paul Jasmin, Jeannette Nolan y Virginia Gregg, quien tiene a su cargo el monólogo final de la cinta); y creo que la decisión de Hitchcock de alternar y mezclar las tres voces de forma casi aleatoria es una herramienta muy útil para rodear al personaje (que en muchos sentidos es una encarnación de la locación) de un aura sobrenatural.
Mucho se ha hablado de los diferentes trucos técnicos que hicieron famosa a la cinta (el uso de jarabe de chocolate como sustituto de sangre, por ejemplo), pero creo que la efectividad de la cinta está en su relativa simpleza: puesto que el énfasis de Hitchcock se encuentra en un muy efectivo misterio central, así como en el subtexto de las conversaciones (parte de estas improvisadas), los momentos de violencia son tan súbitos como efectivos, con cortes rápidos y angulaciones inusuales. Sin embargo, esta mesura no significa que la película estuviera ausente de controversia, desde elementos como una sexualidad explícita para la época, hasta detalles que ahora nos parecerían irrisorios, como ser la primera película que muestra una escena de jalarle a un inodoro viendo el contenido. Tomando todo eso en cuenta, que escapara a los censores es una prueba más de la reputación que el director ya había construido dentro de la industria.
Aunque tenebrosa, la película puede llegar a ser divertida, en un sentido irónico, pues la crítica a las aspiraciones domésticas de la época no es nada sutil. No soy experto en psicoanálisis, así que poco puedo aportar sobre esa interpretación fílmica, pero si puedo decir que la cinta fue clave para una interpretación del thriller desde la psicología, con muchas interpretaciones sobre el trastorno de la fuerza antagónica, y ensayos sobre los paralelos del Motel con los tres niveles de Freud de la mente son cautivadores.
Concluyo con una de las preguntas más comúnmente realizadas sobre la cinta ¿Es horror? Pese a no regodearse en la violencia, algunos fanáticos del miedo la consideran el primer slasher, mientras que otros, los más estrictos en cuanto a los límites del terror, se niegan a considerar al thriller psicológico como parte del género. La única respuesta que puedo dar es que, si se trata de perturbar y causar una impresión en el espectador, la secuencia de la escalera es de una calidad técnica tan efectiva como la de la lucha, y la escena en la que se gira una silla es, desde mi punto de vista, la mejor escena de miedo de la historia del cine, a más de sesenta años de su estreno.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
Comentarios