Rain Man
- raulgr98
- 18 jun
- 5 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Contrario a lo que el título podría indicar, la temporada de lluvias no inspiró esta publicación, que está planeada desde la semana pasada, pues él nombre nada tiene que ver el fenómeno climático. La razón por la que quise revisitarla es porque recuerdo haberla disfrutado mucho de niño, pero en años recientes el internet ha decidido hablar de ella con desprecio, considerándola ofensiva. ¿Cómo una película tan icónica ha caído en polémica y cuál de las dos visiones es las más justa? Eso es lo que me preguntaba al comenzar la investigación que derivó en la publicación de hoy.
Dirigida por Barry Levinson y escrita por Barry Morrow y Ronald Bass, la cinta de 1988 sigue a un estafador profesional quien, tras enterarse que su padre lo ha desheredado en favor de un hermano autista cuya existencia ignoraba, decide raptarlo para cambiarlo por la mitad de la herencia. Protagonizada por Tom Cruise (Charlie Babbitt), Dustin Hoffman (Raymond Babbitt), Valeria Golino (Susanna) y Jerry Molen (doctor Bruner), la película fue la más taquillera de ese año y tuvo mucho éxito en la temporada de premios, siendo nominada a ocho premios Oscar, de los cuales ganó cuatro: Película, Director, Guión Original y Actor (para Hoffman).
Pese a la severidad que aparenta la sinopsis, y aunque la avaricia de Charlie es su principal motivante, una parte fundamental para que la historia funcione es que el personaje principal es más manipulador que violento con su hermano, y la falta de compasión y empatía se extiende a todas sus relaciones, no sólo a su hermano (en ese sentido, la inclusión de un tercer personaje, Susanna, es clave para el crecimiento tanto de Charlie como de Raymond, pues sirve de espejo para ambos). Por lo tanto, el elemento dramático de la cinta triunfa al evitar caer en la explotación y concentrarse en el aspecto humano, pues el tono no es la tragedia de un personaje autista, sino la historia de dos hermanos encontrando conexión por primera vez en años. En ese sentido, la trama sigue los arquetipos básicos del género de carretera (dos personajes opuestos, generalmente hombres en algún tipo de crisis, encuentran puntos en común tras realizar un largo viaje en automóvil). Sin embargo, la cinta minimiza la violencia, hipermasculinidad y sexualidad de sus contemporáneos del género y comenzó la apertura de esta estructura narrativa para diversificar al tipo de personajes que se embarcan en el viaje.
La cinta está catalogada como un comi drama, y los elementos de comedia funcionan muy bien, pues son sutiles en lugar de apelar al mínimo común denominador, surgen de las situaciones específicas de la trama y no de la condición de Raymond (al contrario, más veces de las que no, el objeto de burla es el personaje de Charlie, quien cae en situaciones incómodas por negarse, sobre todo en el primer acto, a comprender a su hermano o querer aprovecharse de él). El personaje principal es capaz de ser cruel, pero la cinta no lo es, y jamás ridiculiza a sus personajes, por el contrario, la mayoría de las sonrisas provienen de los momentos de empatía. El diálogo es ingenioso, con algunos de los chistes convirtiéndose en icónicos, y la secuencia de Las Vegas está tan bien lograda que creo por sí sola el mito de que contar cartas en la ciudad está prohibido (es legal).
En términos técnicos, creo que la película me parece muy bien dirigida, con un buen equilibrio entre los tonos dramáticos y cómicos y un ritmo deliberado que se toma sus pausas para profundizar en la caracterización sin caer en la monotonía. La cinematografía toma inspiraciones del western, sobre todo con la llegada al desierto, pero también se beneficia de un excelente uso de los colores fríos y los cambios de encuadre para marcar el desarrollo de la relación central y construir una atmósfera entrañable. En ese mismo sentido, creo que la película está muy bien editada, pues rara vez recurre al montaje, lo que aumenta la efectividad de las secuencias; pero el elemento más loable a nivel técnico de la cinta es la preciosa banda sonora de Hans Zimmer, una de sus más infravaloradas.
El principal foco de la película es la maduración del personaje de Charlie, no sólo superar sus deseos egoístas y ver a Raymond como un hermano, algo más que una forma de obtener dinero, sino que tiene un arco secundario de reconciliarse con su padre fallecido a través de la relación con su hermano, resultando en una de las mejores escenas de la película al rebelarse un giro dramático que recontextualiza las decisiones del padre muerto con ambos vástagos. Tomando la interpretación como un todo, tanto el innegable carisma que hace que, a veces contra sus deseos, el espectador tenga simpatía hacia el estafador, como los momentos de profunda vulnerabilidad, que Tom Cruise da la mejor actuación de la película, incluso mejor que Hoffman, y uno de los mejores roles dramáticos de su carrera, pues aterriza la historia y la focaliza a su núcleo más humano.
Con esto no quiero menospreciar el trabajo de Dustin Hoffman, pues creo que se requiere mucho talento para abordar las peculiaridades del personaje sin caer en la parodia. El actor, de un profesionalismo extremo como demuestra la investigación previa a rodar, que duró más de un año, se beneficia de un guion que le da el mismo valor a los dos hermanos: Raymond no es solo una víctima de Charlie, usado como utilería para potenciar el arco de desarrollo de su hermano; sino que cumple un rol activo en la trama, tomando decisiones y experimentando su propio crecimiento. De esta manera, la película logra mantener un muy delgado equilibrio entre generar empatía hacia el personaje sin victimizarlo o infantilizarlo, pese a los prejuicios iniciales de la audiencia (replicados por los mismos personajes), revelándose como un adulto complejo y polifacético.
Quiero concluir con la que ha sido la principal fuente de controversia de la película en años recientes: ¿es la representación del autismo fidedigna o es dañina para los diagnosticados? Desde el punto de vista negativo, es cierto que estableció estereotipos al ser la única representación de autismo en la cultura popular (por ejemplo, un cliché derivado de esta película es que todos los diagnosticados como parte del espectro autista tienen lo que se conoce como “síndrome del sabio”, que en la realidad es una coincidencia muy inusual). Asimismo, en un afán de abordar el espectro de forma amplia, el personaje principal tiene demasiados síntomas, algunos llevados al extremo pese a ser llamado en diálogo “de alta funcionalidad” por lo que le falta sutileza a la caracterización. Sin embargo, se nota que el guion está muy bien investigado, no inventa ninguna característica que no hubiera sido ya explorado desde la psicología, y hace un esfuerzo por no satirizar las dificultades sociales y de comunicación del personaje, sino mostrarlas como un obstáculo real pero con matices, escribiendo un personaje redondo con virtudes y defectos que tiene más rasgos de personalidad más allá del trastorno. En ese mismo sentido, creo que tanto la escritura del personaje como la interpretación de Hoffman son muy respetuosas del espectro, y no me parece que las consecuencias negativas de la película sean intencionales, sino de la falta de interés de Hollywood por expandir las ideas y conceptos presentados en la cinta. Rain Man, al ser la primera película “mainstream” en tratar el espectro autista como algo más que un chiste fue un parteaguas innegable que fue clave para visibilizar la condición, siendo el interés que despertó tanto entre expertos como entre el público en general por saber más su legado más importante, y creo que las críticas que la han rodeado no se deben a que sea una mala representación, sino a la sobreexposición derivada de haber sido obligada, por décadas, a ser la única.
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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