Tema del traidor y del héroe
- raulgr98
- 2 abr 2024
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! El dia de hoy regresamos a Borges, para comentar un cuento que desde su título tiene paralelismos con una disyuntiva que, desde la Historia, he estudiado por años: cómo la evaluación de una figura histórica depende exclusivamente de la perspectiva, pues en una misma figura coexisten múltiples contradicciones. En lo que resta de este texto, es mi intención desarrollar algunas de las principales ideas del relato, que aunque ficticio, me resulta en extremo sugerente.
En primer lugar, quiero abordar la decisión del autor de no especificar el tiempo y espacio de la historia. Aunque para propósitos narrativos acaba usando la Irlanda del siglo XIX, los primeros párrafos mencionan como ejemplos otros países de Europa, o incluso la posibilidad de Centroamérica. No hay una razón dicha para esto (el narrador afirma que es un ejercicio de imaginación que cambia cada día), pero considero que hay algo muy pertinente en la ambigüedad, no sólo por el tema del relato (la relatividad de la verdad), sino porque es cierto que la manipulación política del discurso histórico es común en todas las regiones y naciones.
Penetrando en la narrativa, tenemos a un prototipo o experimento del prócer arquetípico: conquistó la inmortalidad mediante la violencia (incluso su estatua se colocó sobre ciénagas rojas, en una alusión al derramamiento de sangre), con un alto componente de mesianismo: Kilpatrick no sólo es comparado con Moisés en un punto del cuento, sino que todo el propósito de la conspiración es sacrificarlo, pues sirve más al movimiento como un mártir simbólico, cuasi profético.
El referente más recurrente del protagonista es con Julio César, y Borges no escatima las referencias, aunque también es posible encontrar comparaciones con Abraham Lincoln. Esto en un nivel funciona como ejemplo de la visión circular de la historia, propuesta entre otros por Hesíodo y por Hegel; pero proporciona un nivel de análisis adicional: en este caso, la circularidad no es un fenómeno que se dé de forma orgánica, sino que es armada por los personajes como una herramienta de legitimación, para sustentar un discurso paralelo que toma elementos tanto de la sucesión dinástica como de la reencarnación, con una combinación de montajes y rumores, retomando y dando múltiples significados al teatro, elemento recurrente del relato.
Sin embargo, el descubrimiento más interesante que la historia revela es que la inspiración del complot no partió de un referente histórico, sino de la adaptación que hizo Shakespeare de los mismos. De esta manera, la cultura, y la literatura en específico, tiene un poder sin igual para modificar el presente. Sin embargo, la relación con la literatura no sólo está presente en la inspiración del asesinato, sino en el legado de la figura misma, pues el narrador menciona que Kilpatrick es mencionado en los versos de Browning y Hugo. Estas dos breves menciones ejemplifican la relación simbiótica que tienen ambas disciplinas: los acontecimientos y personajes históricos inspiran obras de arte, pero éstas a su vez modifican el devenir histórico.
El relato tiene menos de mil palabras, y creo que el dejar misterios abiertos es una de las claves para la permanencia del texto en la discusión: ¿por qué se violó el sepulcro? ¿En qué consistió con exactitud la traición de Kilpatrick? He leído ya varias posibles interpretaciones, pero el dejar puntos abiertos que el lector pueda retomar es una buena estrategia de una literatura que no es un misterio convencional (aunque si cuenta con un efectivo punto de trama), pues lo hace partícipe de la intriga, que tiene un componente perturbador muy claro, al hacer al lector cuestionarse el carácter de un hombre capaz de planear dichoso su propia muerte.
Aunque Ryan, su bisnieto y biógrafo, es un personaje menor en el relato, pero quiero concluir con él, pues empaticé mucho con sus tribulaciones. Deconstruir una gran figura, sobre todo si se toma en cuenta el conflicto de interés, es una tarea titánica, y encontré gran identificación en su frustración ante la casi imposibilidad de encontrar una interpretación veraz del pasado ante una información no sólo incompleta, sino propensa a motivar teorías de la conspiración (que han atraído la imaginación de artistas y políticos por años). ¿Por qué Ryan, incluso sabiendo la “verdad” decide no revelarla? ¿Es posible que Kilpatrick fuera un héroe y un traidor a la vez? ¿Cómo el silencio del biógrafo pudo formar parte del plan de los conjurados? ¿Revelar una mentira vale el precio de derrumbar un mito fundacional? ¿Qué harían ustedes en el lugar de Ryan? Esas son algunas de las preguntas con las que me quedo tras la lectura, y que extiendo al lector.
Título original: Tema del traidor y del héroe
Autor: Jorge Luis Borges
Año de publicación: 1944
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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