Un día perfecto para el pez plátano
- raulgr98
- 23 sept
- 3 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Cuando tomé un diplomado en escritura creativa, la primera obra que leí en mi clase de novela fue El guardián entre el centeno; y hasta después de analizarla descubrí que es uno de los pilares de la educación literarias norteamericana. En recuerdo a su experiencia, durante mucho tiempo he querido cubrir a Salinger en este espacio, pero por algo más que no fuera su célebre obra. El día de hoy, una casualidad del destino me llevó a encontrar uno de sus primeros cuentos, pilar de su carrera temprana.
Normalmente me gustaría comenzar con una sinopsis del cuento, pero creo que en esta ocasión lo más recomendable es que el lector vaya con la mente lo más en blanco posible, pues la experiencia puede resultar incluso un poco frustrante al inicio, pero satisfactoria, pues el autor logra construir una gran intriga a partir de conversaciones mundanas.
De hecho, más que acción, el cuento se basa casi exclusivamente en conversaciones; una telefónica entre una mujer y su madre, otra presencial entre un bañista y una niña son las que reciben más foco. Inspirado en el estilo de Hemmingway, el cuento halla una forma astuta de dar exposición, en la que no es evidente: los personajes se interrumpen constantemente y hacen referencias sin contexto, muchas veces iniciando un nuevo tema a media oración, en una muy buena recreación de la oralidad, lo que obliga al lector a llenar por sí mismo los huecos de información y extraer conclusiones propias.
A grosso modo, se podría decir que la narración tiene cuatro personajes principales (uno de los cuales sería expandido en textos posteriores), y con todos el trabajo de caracterización es excelente, incluso cuando uno (la madre) nunca aparece físicamente, y del que ni siquiera se sabe el nombre. Iniciamos con una narración de una rutina que encapsula perfectamente la personalidad y valores de una de las protagonistas, mientras que a los otros tres el lector los conoce casi exclusivamente a través del diálogo, y aún así se revelan como vividos y tridimensionales, permitiéndose el autor incluso un pequeño giro sobre uno de ellos.
La narración es directa y sencilla en su lenguaje, con muy pocas metáforas, pero sobre todo en una relectura sencilla revela como más cargada de simbolismo de lo que parece al inicio, pues la construcción de imágenes es precisa. Por ejemplo, el nombre de la niña no es accidental, y para los versados en mitología permite anticipar el último párrafo del cuento, donde el subtexto pasa al primer plano.
Si bien me sostengo en mi posición de revelar lo menos posible de la historia, sería una irrreponsabilidad de mi parte no hacer una advertencia: al desarrollarse en la posguerra e incluir entre su grupo de personajes a un veterano, el trauma es el principal eje temático del cuento, y el autor es explícito en mostrar el efecto que tiene en la salud mental una percibida incomprensión o indiferencia de la sociedad (tanto desconocidos como familiares) ante el dolor; los cambios de humor inexplicables que una persona puede tener producto del trauma y cómo pequeñas acciones pueden desencadenar grandes acciones. Este tratamiento de la soledad, a través de la exploración de un hombre roto, en conjunto con un final fuerte, puede resultar difícil para ciertos lectores, de ahí la necesidad de esta aclaración, pues el título absurdo contrata con la madurez de la historia.
Creo que la publicación de hoy quedará un poco más corta que otras, dada la deliberada vaguedad, pero me quiero concentrar en el pez plátano del título: una metáfora usada por uno de los personajes dentro del cuento para representar tendencias autodestructivas. Sin embargo, creo que hay una dimensión adicional, que es clave para recontextualizar el mensaje al panorama político y social actual: el pez plátano no es sólo responsable de su propio final, sino que selló su destino en una persecución de la vorágine hedonista, una ambición sin límites, que parece describir los aspectos más nocivos de nuestro actual estilo de vida.
Título original: A perfect day for Bananafish
Autor: JD Salinger
Año de publicación: 1948
Hasta el próximo encuentro…
Navegante del Clío
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