X-Men: Días del futuro pasado
- raulgr98
- 24 may 2023
- 4 Min. de lectura
¡Bienvenidos pasajeros! Desde que inicié este espacio, me he resistido a recomendar una película de superhéroes en la sección del miércoles, pese a disfrutar muchas de ellas, y no estoy muy seguro por qué. Sin embargo, creo que hoy es un día para relajarse y conversar sobre una de mis favoritas, que no forma parte de las franquicias actuales.
Estrenada en 2014 (año en el que fue la sexta película más taquillera), la cinta es escrita por Bryan Singer y escrita por Simon Kinberg, representando una continuación tanto de la trilogía original de X-men (2000-2006) como del reboot de 2011. El elenco es, si no me equivoco, el más grande de la franquicia, por lo que me limitaré a mencionar las participaciones más significativas: Hugh Jackman (Logan/Wolverine), Jennifer Lawrence (Raven Darkholme/Mystique), Nicholas Hoult (Hank McCoy/Beast), Elliot Page (Kitty Pryde/Shadowcat) y Peter Dinklage (Bolivar Trask), además de dos pares de actores compartiendo el mismo papel, Patrick Stewart y James McAvoy como Charles Xavier/Profesor X e Ian McKellen y Michael Fassbender como Erik Lensherr/Magneto.
La historia, inspirada en la novela gráfica que reseñé previamente, inicia en un distópico 2023 (juro no es intencional la coincidencia, pero me acabo de percatar que ayer fue el aniversario del estreno) en el que mutantes (humanos nacidos con superpoderes gracias a una condición genética) son exterminados sistemáticamente por robots conocidos como centinelas. Los últimos sobrevivientes, en una medida desesperada, deciden enviar a 1973 a uno de ellos (Jackman) para aliarse con sus versiones jóvenes y evitar el homicidio que da inicio a la persecución.
Creo que como adaptación del cómic, la película funciona muy bien en replicar los temas de la historia original sobre discriminación, explotación política del miedo y persecución, en parte porque trasladar la secuencia del pasado a 1973 (la guerra de Vietnam y el mundo bipolar) le permite al subtexto establecer paralelismos históricos. Además, creo que la subtrama del joven Xavier, original a esta película, permite explorar ejes temáticos adicionales como la depresión, las segundas oportunidades y la recuperación de la fe; siendo en ese sentido la escena en la que versiones pasadas y futuras del personaje conversan una de las mejores secuencias de todo el cine de superhéroes, que trasciende el género para tocar la naturaleza humana.
En cuanto a la ejecución de la película, más allá de la actitud totalmente reprobable de miembros del equipo creativo, creo que técnicamente la cinta tiene un muy buen nivel de calidad. Sin contar las películas de Deadpool, esta película tiene el mejor sentido del humor de toda la franquicia, pero este en ningún momento estorba los momentos dramáticos, pues el elemento de ir contra el tiempo permite que la trama esté siempre cargada de tensión, y la división en dos líneas temporales le da la oportunidad a la dirección de mostrar una brutalidad en las secuencias del futuro que no sería bien vista en una historia común. Siguiendo con eso, las secuencias de acción son algunas de las mejores en el cine de superhéroes, particularmente por la combinación de superpoderes en las secuencias del futuro, y las innovaciones en cinematografía relucen en una excepcionalmente dirigida secuencia protagonizada por Quicksilver (Evan Peters).
La actuación en todo el elenco es buena considerando el poco tiempo que los personajes tienen en pantalla, y el guion logra la tarea titánica de combinar dos grupos de actores de manera que sea respetuosa para los fanáticos de las dos series. Aunque la mayoría de los intérpretes tienen poco tiempo para dejar una marca, debo decir que a todos se les da una secuencia memorable. Jackman desborda la confianza que le otorga una naturalidad para entonces de catorce años con su personaje más famoso, mientras que Hoult y Lawrence son sorprendentemente eficientes con sus papeles (de hecho, es la única película en la que ambos me parecen destacables) y Peter Dinklage es un villano muy efectivo; pero definitivamente es el cuarteto de McAvoy, Stewart, Fassbender y McKellen los que tienen las mayores demostraciones dramáticas, y logran crear una dinámica en la que la audiencia percibe a sus versiones de los personajes como la misma persona en distintos puntos del tiempo: el melancólico arrepentimiento de McKellen es un buen complemento al furioso extremismo de Fassbender, y a sabiduría que emana el Xavier de Stewart es la base sobre la que se construye la interpretación de McAvoy, el mejor histrión de la cinta.
Antes de despedirme, quiero comentar sobre la versión extendida que se lanzó un par de años después, pues tiene elementos tanto a favor como en contra. Por un lado, el ritmo se ralentiza demasiado en la segunda mitad del segundo acto; pero agrega secuencias muy rescatables que le dan algo más que hacer a los personajes en el futuro, cuya ausencia en comparación al pasado es mi principal queja con el corte original. Cada quien decidirá cual es el mejor, pero yo recomendaría ver ambos.
2014 fue un año en muchos sentidos revolucionarios para el cine de superhéroes, en el que probaron que podían ser algo más de lo que las críticas suponían, y me parece que esta película es uno de los mejores ejemplos de un potencial que sigue sin ser explotado del todo.
Hasta el próximo encuentro...
Navegante del Clío
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